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Jorge Padua nació en Argentina en 1938; estudió psicología en la Universidad Nacional de Tucumán (Argentina); obtuvo el grado de maestro en la Escuela Latinoamericana de Sociología (ELAS), en Chile, y el de doctor en la Universidad de Alberta, en Canadá. Desde 1973 fue profesor e investigador en El Colegio de México y luego de su jubilación fue recontratado por la misma institución para el Programa de Estudios Interdisciplinarios del Centro de Estudios Sociológicos.

Ingvar Ahman fungió como experto de la UNESCO en la Escuela Latinoamericana de Sociología (ELAS), de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), en Chile. Jubilado de la Organización Mundial de la Salud, reside actualmente en Suiza.

Héctor Apezechea fue un sociólogo uruguayo egresado de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), en Chile. Se desempeñó como consultor de la Organización Panamericana de la Salud y como investigador del Centro de Informaciones y Estudios del Uruguay (CIESU).

Carlos Borsotti es maestro en sociología por la Escuela Latinoamericana de Sociología (ELAS) y doctor en ciencias jurídicas y sociales por la Universidad Nacional del Litoral, de la que también es profesor de posgrado en ciencias sociales. Asimismo, es profesor titular ordinario en la Universidad Nacional de Luján.

SECCIÓN DE OBRAS DE sOCIOLOGÍA


TÉCNICAS DE INVESTIGACIÓN APLICADAS
A LAS CIENCIAS SOCIALES

TÉCNICAS DE INVESTIGACIÓN APLICADAS A LAS CIENCIAS SOCIALES

JORGE PADUA

INGVAR AHMAN
HÍCTOR APEZECHEA
CARLOS BORSOTTI

Fondo de Cultura Económica

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
EL COLEGIO DE MÉXICO

Primera edición, 1979
Primera edición electrónica, 2018

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contraportada

PRÓLOGO

El texto que presentamos al lector no es un manual de metodología, sino de técnicas de investigación y, dentro de esta área, centra el interés en los métodos de survey o investigaciones por cuestionarios (preferimos la expresión survey en la medida en que la palabra evoca el proceso de investigación antes que el instrumento). El manual está escrito con el supuesto general de que las ciencias sociales son ciencias empíricas y nomotéticas, cuyo objetivo general es describir, predecir y explicar.

En el texto no nos interesa tanto la investigación normativa como la investigación descriptiva: exponemos al lector una serie de técnicas e instrumentos, señalando su modo de construcción, sin profundizar en la racionalidad de los mismos. En la medida en que el texto es de carácter introductorio, constantemente invitamos al lector a profundizar en los temas, vía literatura especializada en el área y para la cual se proporcionan algunas referencias bibliográficas.

La peculiaridad o característica esencial del tipo de investigación que trata el manual está definida por el hecho de que la recolección sistemática de datos se establece a través de contactos directos o indirectos con individuos o grupos de individuos, es decir, con algún tipo de informante. La encuesta y las pautas de investigación sobre las que trata el manual son procedimientos comúnmente utilizados en la investigación social. Existen por supuesto numerosas y distintas técnicas y procedimientos, ni menos ni más relevantes a la investigación. Los métodos y las técnicas no se definen como apropiadas o no apropiadas a priori, sino que dependen del problema que la investigación pretende resolver, del estado de avance de la teoría sustantiva y del tipo de pregunta que el investigador tratará de responder.

La problemática teórica define tanto el objeto como los métodos con que se apropia el objeto. Las técnicas de recolección de datos, así como la estadística, son instrumentos de los cuales se puede servir el investigador, dados sus propósitos teóricos. De ahí que deba tomar frente a ellos una actitud a la vez flexible y vigilante. Flexible en el sentido de no juzgarlos a priori; crítica y vigilante en el sentido de no utilizarlos automáticamente.

Pero el manual que sometemos al lector, repetimos, no es un manual de metodología y menos de epistemología, sino un manual técnico, si se quiere una especie de “recetario” en el que se tratan de señalar y especificar en su mayor amplitud los aspectos relativos a la parte operacional de la investigación por encuestas. Partimos de la base de que el investigador ha resuelto parcialmente sus problemas teóricos y tiene clara conciencia de que, por ejemplo, no tiene sentido aplicar un muestreo aleatorio simple en investigaciones que tienen como objeto determinar relaciones estructurales o procesos de interacción, ya que por las características mismas del muestreo aleatorio simple se destruyen las redes de relaciones que se pretende estudiar.

El texto comenzó a escribirse en Santiago de Chile, en la Escuela Latinoamericana de Sociología, en los años 1966 y 1967, con Ingvar Ahman, entonces experto de la UNESCO en la ELAS. Posteriormente Ahman viajó a Suecia y nosotros a Canadá. En nuestro reencuentro en México, nos encargamos de replantear la estrategia del manual, quedando Padua como principal responsable. Algunos de los capítulos fueron totalmente reconstruidos y otros parcialmente modificados. Decidimos conservar de la versión original íntegramente los capítulos de Héctor Apezechea sobre “Codificación” y de Carlos Borsotti sobre “Análisis de datos: el concepto de propiedad-espacio y la utilización de razones, tasas, proporciones y porcentajes”.

El capítulo I, escrito por Ingvar Ahman y Jorge Padua, es de carácter general, y sintetiza el manual a través de un diagrama sobre la organización de un survey que contiene seis pasos: 1) Orientación en el campo de investigación; 2) Construcción, evaluación y manejo del instrumento de recolección de datos; 3) La recolección de datos; 4) El procesamiento; 5) El análisis y la interpretación, y 6) La presentación.

Los capítulos subsiguientes toman algunos de los casilleros que aparecen en el diagrama de la página 10 y los desarrollan con detalle.

El capítulo II trata del proceso de investigación, concentrando mayormente su interés en la operacionalización de variables y la construcción de índices simples. Fue escrito por Jorge Padua.

El capítulo III trata del muestreo, delineándose algunas indicaciones sobre la construcción de muestras probabilísticas y muestras no probabilísticas. Se contempla además la idea de Galtung, en su libro Teoría y métodos de la investigación social (Eudeba, Buenos Aires, 1966), de la construcción de muestras para la prueba de hipótesis sustantivas. El capítulo fue escrito por Jorge Padua.

El capítulo IV, de Jorge Padua e Ingvar Ahman, trata sobre el cuestionario, especialmente en lo referente a los aspectos técnicos en la construcción de los mismos, ejemplificando alternativas para la formulación de preguntas y en su ordenamiento.

El capítulo V, escrito por Héctor Apezechea, está referido a los procedimientos de codificación, confección de código y procedimientos de revisión y control.

El capítulo VI, escrito por Jorge Padua e Ingvar Ahman, presenta una serie de escalas para la medición de actitudes, señalando para la mayoría de ellas las técnicas para su construcción y comparándolas en términos de su eficiencia como instrumentos de medición.

El capítulo VII, escrito por Ingvar Ahman sobre trabajo de campo en investigaciones por cuestionarios, particularmente cuando éstas son realizadas a gran escala, propone criterios administrativos importantes para la organización y el buen éxito de la recolección del material.

El capítulo VIII, escrito por Carlos Borsotti, cubre la primera parte del análisis de datos y abarca dos áreas importantes: el concepto de propiedad-espacio y algunas estadísticas de nivel nominal como razones, proporciones, tasas y porcentajes. El capítulo abunda en ejemplos y es una contribución importante a la idea original de A. Barton (“The Concept of Property Space in Social Research”, en Lazarsfeld, P., y Rosenberg, M.: The Language of Social Research; The Free Press of Glencoe, Illinois, 1955).

El capítulo IX, escrito por Jorge Padua, cubre otra parte de la sección dedicada al análisis estadístico de los datos. Dada la abundancia en el mercado de textos de estadística, hemos preferido integrar el uso de computadoras y la inclusión de paquetes estadísticos en ellas, para señalar la oferta y las condiciones para el uso e interpretación de un programa: el SPSS (paquete estadístico para las ciencias sociales). Desarrollamos con mayor detalle en este capítulo la parte correspondiente a los métodos más refinados de análisis (análisis de la varianza, análisis factorial, análisis discriminante, análisis del escalograma Guttman), dedicando escasa atención a la estadística descriptiva e inferencial, material y temas cuyo desarrollo es relativamente más fácil de encontrar en el medio. El capítulo está basado principalmente en el texto de Nie, N., Hull, C. H., y Jenkins, J. Statistical Package for the Social Sciences; McGraw-Hill, Nueva York, 1975 (2ª ed.).

El último capítulo, escrito por Ingvar Ahman, se refiere a algunas recomendaciones generales sobre la presentación del informe de investigación, señalando algunos criterios acerca de lo que debe ser incluido en el mismo, con el fin de facilitar la comunicación con la comunidad académica y de investigadores.

Todos los capítulos han sido escritos de manera tal que puedan ser leídos en forma independiente, de ahí que algunos temas aparezcan repetidos a lo largo del libro. Sin embargo, su ordenamiento en el texto sigue la lógica del proceso de investigación.

Las enseñanzas de Ingvar Ahman en la Escuela Latinoamericana de Sociología (ELAS-FLACSO), así como su entusiasmo en la idea de publicar un texto accesible en castellano, han sido los principales “motivos” para publicar el manual. Desafortunadamente responsabilidades con UNDP le impidieron concentrar sus esfuerzos para que el manual resultara una responsabilidad editorial compartida. De todas formas, es a Ahman a quien expresamos nuestro mayor agradecimiento por su contribución teórica, su participación en varios capítulos y su insistencia en buscar un nivel que resultara lo más accesible al lector no familiarizado con las matemáticas o con la “jerga” técnica.

Agradecemos a Claudio Stern por sus útiles comentarios y observaciones críticas al borrador de este manual. Nos hemos beneficiado asimismo de los trabajos y observaciones críticas de las promociones V y VI de la Escuela Latinoamericana de Sociología, principalmente en la primera versión del manual.

El Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México y su director, Rodolfo Stavenhagen, nos brindaron todo el aliento para emprender la tarea y costearon parte del tiempo, permitiendo además que distrajéramos parcialmente nuestra atención de la tarea docente y de investigación.

Guadalupe Luna transcribió el texto a máquina y tuvo que sufrir las atrocidades de mi caligrafía y ortografía.

Todas esas personas e instituciones han desempeñado un papel importante en la gestación y carácter del manual y a ellos toda mi gratitud. Sin embargo, la propiedad de los errores sigue siendo del dominio exclusivo del autor responsable, confiando en que ellos sean tomados con benevolencia.

Esperamos que el manual tenga utilidad en el terreno para el cual está destinado: los cursos introductorios de técnica de la investigación y los investigadores que necesitan a menudo consultar sobre aspectos técnicos de la investigación, asuntos que desafortunadamente no abundan en la bibliografía especializada.

JORGE PADUA

I. LA ORGANIZACIÓN DE UN SURVEY

JORGE PADUA
INGVAR AHMAN

EL OBJETIVO de este capítulo es proporcionar una breve y esquemática introducción acerca de la idea de cómo llevar a cabo una investigación de tipo survey. Con el fin de clarificar el proceso, usaremos un diagrama en el que señalamos las distintas pautas que componen el proceso de investigación. El diagrama no pretende incluir, naturalmente, todas las variaciones y diferentes pasos que debe seguir una investigación, sino más bien nos servirá de pauta. El campo de las investigaciones tipo survey incluye varias técnicas de recolección de datos, pero aquí sólo trataremos en detalle la más utilizada: el cuestionario. Otras técnicas, como por ejemplo las observaciones participantes, las entrevistas clínicas (en lo que se refiere a datos primarios) y el análisis de contenido y otras técnicas (en lo que se refiere a datos secundarios), tienen importancia, pero serán tratadas secundariamente en otras secciones de este libro. Los pasos en el diagrama son:

Paso I: Orientación en el campo de investigación y formulación de un sistema de hipótesis.
Paso II: La construcción, evaluación y manejo del instrumento de recolección de datos (cuestionario) y muestreo.
Paso III: Recolección de datos.
Paso IV: El procesamiento de los datos.
Paso V: El análisis.
Paso VI: La presentación.

Trataremos cada uno de ellos por separado.

PASO I: ORIENTACIÓN EN EL CAMPO DE INVESTIGACIÓN Y FORMULACIÓN DE UN SISTEMA DE HIPÓTESIS

El primer paso que debe dar el investigador —no importa por quién esté patrocinada la investigación o qué motivos lo hayan impulsado a efectuar el estudio— es tener una sólida orientación en el campo que va a investigar. Esta orientación se refiere a las elaboraciones abstractas de la teoría, a los resultados de investigación y a las particulares circunstancias concretas que constituyen el objeto o situación a investigar.

Documentación descriptiva:

La literatura actual y los documentos históricos de información pueden dar luz a los problemas que investigará, sobre todo en relación a los aspectos y peculiaridades concretas. Una revisión de informaciones de prensa, radio y televisión puede resultar también de mucha utilidad, sobre todo cuando se trata de hacer un análisis de contenido en investigaciones donde el objetivo es la medición de actitudes u opiniones, por ejemplo.

La consulta de archivos públicos y de documentos oficiales es también útil. Si existe el interés o la necesidad de extraer de ellos algunos datos, el trabajo es más arduo, pues depende en buena medida de la organización interna del archivo.1

El estudio puede también recurrir a las informaciones disponibles en archivos privados, en los cuales hasta los memoranda y las notas escritas a mano pueden ser usados. Debe tenerse especial cuidado con el material estadístico disponible, el cual debe ser estudiado detenidamente, ya que la utilidad de este material depende de la manera en que fue obtenido y calculado.2

Estudio de la situación

En muchos casos, y si el área de investigación es totalmente desconocida para el investigador, es recomendable un primer contacto como observador participante. El investigador debe, por ejemplo, vivir con la gente que quiere estudiar; tomar un trabajo en una fábrica del mismo tipo que la que va a estudiar, o actuar como espectador en un determinado ambiente.3

Como complemento a los contactos como observador participante, es de gran importancia llevar a cabo algunas entrevistas no estructuradas, con algunos sujetos llamados “personas clave”. En estas entrevistas hay que buscar que el sujeto entrevistado esté en su ambiente natural, de tal modo que pueda contar sus deseos y opiniones con referencia a los problemas en los cuales el investigador está interesado, actuando de la manera más natural posible. De este modo el resultado de la entrevista es bastante más confiable. La persona “clave” puede ser alguien que ocupe una situación destacada dentro de una industria, el presidente de un sindicato, algunos periodistas especializados en la materia, un político que ha usado el problema en su campaña o labor, etc. La idea es utilizar las entrevistas no estructuradas y hacerse un cuadro amplio de la situación y de los problemas involucrados, a través de lo que diferentes personas piensan o actúan con respecto a estos problemas y de las actitudes que podrían tomar.

Diagrama del proceso de investigación para un diseño tipo survey, con cuestionario como instrumento para la recolección de datos

Estas entrevistas deben ser realizadas por el mismo investigador. El número de entrevistas varía de acuerdo con el tamaño e importancia del survey y del campo que el investigador estudiará. Habrá casos en que será suficiente con cinco entrevistados, y otros en que se necesitarán 30 o más. Es recomendable que, aunque la entrevista se haya descrito como no estandarizada, el entrevistador agregue algunos puntos; es decir, que fije algunas áreas o preguntas que desee cubrir y entonces espere la reacción del entrevistado. Si el sujeto abre nuevos campos de interés, el entrevistador debe seguir estos campos, desarrollándolos.

Con estas entrevistas, un aspecto cualitativo entra en la investigación. Queremos acentuar la importancia de esta manera de trabajar, pues luego de la exploración es posible comenzar a formalizar la hipótesis o incluso cambiar todo el carácter de la investigación. El proceso que sigue todo el primer paso de orientación de una materia y la formalización de una hipótesis se concentra en la recolección de datos a través de un cuestionario y el análisis estadístico que da a la investigación su carácter principal de ser cuantitativa.

Documentación explicativa

Aquí se trata de analizar qué han pensado y expresado sobre el problema que nos interesa otros autores, cómo han afrontado y formulado el problema, cómo lo han resuelto, a qué conclusiones han llegado, cómo han definido sus conceptos, cómo han determinado sus observaciones, etcétera.

Las entrevistas cualitativas son el primer intento para integrar la documentación descriptiva y la conceptualización más o menos generalizada a la situación concreta de la investigación particular. A este nivel el investigador comienza a definir sus preguntas más específicamente, así como la formulación de sus primeras hipótesis.

Ahora bien, el investigador debe llevar el sistema al papel. Como ayuda puede consultar los resultados de otras investigaciones efectuadas en la misma área. Habrá en ellas seguramente algo escrito sobre las variables utilizadas y cómo fueron construidas e interconectadas y a qué conclusiones llegaron. Es muy importante consultar la literatura explicativa o teórica. A través de ella el investigador puede insertar su estudio particular en un marco de referencia teórica más general.

En algunos casos puede suceder que el investigador prefiera dar a su investigación la forma de una réplica a otro estudio ya efectuado o aplicar una parte de un sistema teórico y tratar de establecer su aplicabilidad a otra área de la realidad. Este modo de utilizar ideas no tiene nada que ver con un “plagio”: por el contrario, es la manera en que la ciencia opera con mayor frecuencia con objeto de avanzar y ampliar el campo de la teoría. Por este motivo, en el último capítulo de este libro hemos hecho un llamado a los investigadores, pidiéndoles que presenten sus instrumentos (cuestionarios) y hallazgos en una forma sistematizada, con objeto de que otros investigadores puedan seguir ensayando los resultados una y otra vez.

PASO II: LA CONSTRUCCIÓN, EVALUACIÓN Y MANEJO DEL INSTRUMENTO PARA LA RECOLECCIÓN DE DATOS (CUESTIONARIO) Y MUESTREO

En este paso de la investigación se trata de construir un instrumento que sirva para medir los conceptos que hemos seleccionado. Los métodos de recolección más utilizados en el tipo de investigación que estamos desarrollando son la observación, la entrevista y el cuestionario. Luego de un breve resumen descriptivo sobre cada uno de estos métodos, concentraremos nuestra atención en el cuestionario como instrumento de recolección de datos.

Observaciones, entrevistas y cuestionarios

La observación —como método de recolección de datos— se aplica preferentemente en aquellas situaciones en las que se trata de detectar aspectos conductuales, como ocurre en situaciones externas y observables. Los cuestionarios y entrevistas se dirigen por lo general hacia la obtención de datos no observables directamente, datos que se basan por lo general en declaraciones verbales de los sujetos.

La observación participante, utilizada con gran eficacia por la antropología social, es especialmente indicada para propósitos exploratorios, y como señalábamos en los párrafos anteriores, forma parte del proceso de familiarización del investigador en el estudio de la situación. Aquí el análisis de los datos es simultáneo a la recolección de los mismos. El investigador tiene que determinar qué es lo que debe observar y cómo va a registrar esas observaciones. Lo que va a observar depende de la teoría en particular (implícita o explícitamente formulada). El registro de las observaciones debe hacerse tratando de minimizar el error en el registro, al mismo tiempo que evitar distorsionar la situación de observación. Por ejemplo, para evitar al máximo los errores de registro, productos de distorsiones en la memoria, puede ser conveniente tomar notas, utilizar grabadoras, filmaciones, etc. Al mismo tiempo, la utilización de estos mecanismos puede llevar a una perturbación en la situación, de manera que se pierda la espontaneidad de la misma. Hay que buscar —de acuerdo con cada situación— las soluciones que al incrementar la pureza del registro reduzcan la distorsión de la situación. Esto es posible mediante el uso de recursos mnemónicos o técnicas similares. Lo que interesa destacar aquí es que el investigador debe planear su estrategia anticipadamente, así como establecer listas y registros de observación de manera que la observación sea selectiva, concentrándose ésta en los detalles sustantivos.

La observación sistemática es bastante más estructurada que la observación participante; se aplica en situaciones de diagnóstico y clasificación en base a taxonomías o tipologías ya establecidas, de manera que las categorías de observación ya están codificadas, implicando la observación sistemática una tarea de registro bastante menos flexible que la de la situación en observaciones participantes. La observación en situaciones experimentales es estructurada ya a nivel de estandarización, con el fin de elevar el grado de comparabilidad de situaciones similares.

En el contexto de las investigaciones tipo survey, la entrevista es una técnica de recolección de datos que implica una pauta de interacción verbal, inmediata y personal, entre un entrevistador y un respondente. Las pautas de interacción entre entrevistador (E) y respondente (R) incluyen factores más complejos que el simple intercambio de estímulos y respuestas verbales. De esta manera la dinámica de la situación pasa de tratar la entrevista como un simple proceso mecánico de recolección de datos a una teoría psicológica de la situación de la entrevista, en la cual —como afirma Hyman—4 se postula la necesidad de tratar las respuestas individuales como síntomas, más que como realidades o hechos.

Dependiendo del tipo de investigación, las entrevistas se clasifican en estandarizadas, semiestandarizadas y no estandarizadas.

Las entrevistas no estandarizadas se utilizan en etapas exploratorias de la investigación, ya sea para detectar las dimensiones más relevantes, para determinar las peculiaridades de una situación específica o para generar hipótesis iniciales. El rasgo esencial de este tipo de entrevistas es la flexibilidad en la relación entrevistador-respondente, lo que permite un margen tanto en la reformulación de preguntas como en la profundización en algunos temas y, por lo general, la ruptura en cualquier orden en cuanto a la secuencia en que las preguntas deben ser presentadas. Las preguntas son ya muy generales o muy específicas, y el respondente es colocado en una situación en la cual se expresa con grados de libertad relativamente amplios.

Las ventajas que ofrece el abordaje más preciso en un respondente en particular contienen las desventajas de este tipo de entrevista en diseños de investigación, en los que existe la necesidad de entrevistar a una gran cantidad de respondentes. La primera desventaja estriba en la limitación de la comparabilidad entre una entrevista y otra. Hyman (op. cit.) señala que en el campo de la antropología, donde esta técnica ha sido utilizada con profusión, diferentes observadores han extraído conclusiones distintas respecto a un mismo fenómeno. Las entrevistas no estandarizadas se corresponden casi exactamente con lo que se llama observación participante, aunque por ésta entendemos el proceso total que puede incluir otras técnicas observacionales en la recolección de los datos.

Las entrevistas semiestandarizadas son algo menos flexibles que las no estandarizadas. Aquí existe margen para la reformulación y la profundización en algunas áreas, combinando algunas preguntas de alternativas abiertas con preguntas de alternativas cerradas de respuesta. Por lo general existe una pauta de guía de la entrevista, en donde se respeta el orden y fraseo de las preguntas. Preguntas como ¿qué es lo que más le agradaría que se reforme en su sindicato? que están planteadas para permitir un margen de variabilidad amplio en las respuestas de los sujetos, donde se da a éstos oportunidades para que contesten según su propio margen de referencia, su propia terminología, etc., anotando, por lo general, textualmente las respuestas, las que seguramente serán sometidas a posteriori a un análisis de contenido.

Las entrevistas estandarizadas y los cuestionarios son prácticamente la misma cosa, solamente que se habla de entrevista estandarizada en situaciones en las que el cuestionario se aplica por un entrevistador que leerá las preguntas a un respondente. Las preguntas son presentadas exactamente como figuran en el cuestionario y en su mismo orden. Las preguntas han sido determinadas por el investigador, no permitiéndose por lo general que el entrevistador refrasee o introduzca modificaciones. Las preguntas pueden ser, y por lo general están, “cerradas”; esto es, se le proporcionan al sujeto alternativas de respuesta donde debe seleccionar unas u otras, ordenarlas, expresar su grado de acuerdo o desacuerdo, etc. La entrevista estandarizada ofrece algunas ventajas sobre los otros tipos de entrevista ya que: a) permite hacer comparable la información proveniente de distintos sujetos; b) facilita la medición, que varía en función directa al grado de estandarización de la pregunta; c) aparece como más confiable en la medida en que existe una constancia en los estímulos; d) minimiza los errores que se puedan introducir en el refraseo de preguntas; e) finalmente, en términos de costos de tiempo y facilidad de procesamiento de los datos e interpretación, la entrevista estandarizada es insuperable.

A estas ventajas le corresponden también desventajas: a) existe el problema semántico; por más estandarizada que esté una pregunta, no es posible siempre estandarizar el significado que tiene cada pregunta para distintos respondentes; b) una desventaja adicional está dada por la poca flexibilidad, lo que puede llegar a comprometer la situación de comunicación.

En los párrafos subsiguientes y en un capítulo especial, nos concentraremos con mayor detalle en los cuestionarios.

Los cuestionarios son pues similares a las entrevistas estructuradas. El instrumento de recolección de datos, que es el cuestionario, será sometido a un proceso de control denominado prueba previa (o pretest). De ese proceso de control resultará un cuestionario final, que será utilizado en el paso siguiente, o sea, el de la recolección de datos. Podemos hablar entonces de un cuestionario inicial y de un cuestionario final.

Para efectuar la prueba previa se necesitará entrevistadores y una muestra extraída del universo que se trata de estudiar. Estas dos cosas serán analizadas más adelante en el texto.

Cuestionario inicial

Desarrollamos aquí principalmente los tipos de cuestionarios en los que se utilizan encuestadores para obtener los datos. Existe otro tipo de cuestionario autoadministrado en el que los propios sujetos leen y registran sus respuestas.

El cuestionario está compuesto de preguntas, espacio para registrar las respuestas y espacio para registrar la entrevista como unidad.

Denominamos espacio para registrar la entrevista como unidad aquella parte del cuestionario que contiene los datos para ubicación de los sujetos, el número que recibirá para su identificación, los datos referentes al encuestador, fecha en que ha sido realizada la entrevista, su tiempo de duración, etcétera.

Por espacio para registrar las respuestas entendemos una distribución particular en la superficie de la página. A veces es conveniente (para facilitar tanto la lectura y escritura por parte del entrevistador como la tarea de análisis de las respuestas) disponer, por ejemplo, las preguntas a la izquierda de la página y el espacio para las respuestas y comentarios del entrevistador, a la derecha. Las preguntas pueden ser de diferentes tipos. Hay preguntas abiertas y cerradas; a veces se aplican también escalas como la Guttman o la Likert. Una pregunta en el cuestionario puede corresponder a una variable, aunque puede también pertenecer a una de las dimensiones de la variable o a un indicador. Para facilitar las respuestas de los R, muchas veces es conveniente reunir las preguntas sobre una misma área de interés, en “baterías” de preguntas (se puede consultar más información sobre estas áreas en los capítulos sobre el cuestionario y sobre escalas).

Veamos ahora de dónde salen las preguntas que el investigador va a incluir en su cuestionario. Lo más inmediato, y no tan obvio, es que aquéllas deben hacer referencia a lo que el investigador quiere estudiar. Las fuentes para la obtención son, entre otras, las constituidas por el propio investigador y que se deriven de su sistema conceptual. En segundo lugar, los cuestionarios realizados por otros investigadores. En las entrevistas cualitativas encontrará también suficiente material. Lo mismo ocurre con la consulta de la bibliografía y los documentos. Por último, haciendo un análisis de contenido del material de discursos, de contenido de artículos de prensa, artículos de revistas, diarios, comentarios de radio y televisión, que estén relacionados con la temática de la investigación, es posible obtener buenas preguntas.

El problema fundamental de la construcción de preguntas es si la pregunta realmente representa la variable, es decir, si el contenido puede servir como indicador de la variable. En el caso de una escala, queremos también saber si el contenido de ella indica la variable. Además, queremos saber si dentro de la escala todos los ítems indican la misma cosa (cualquiera que sea). Se puede, en el proceso del pretest, verificar esto comparando las preguntas, estudiando las distribuciones de respuestas y haciendo un análisis de consistencia interna de los ítems en la escala (ver la escala Likert).

Muestra para el pretest

Cuando el investigador tiene el cuestionario inicial listo con todos sus detalles, procede con el pretest, es decir, a aplicar ese cuestionario en una pequeña muestra de la población que va a estudiar. Esta muestra para el pretest es diferente de la muestra que vamos a aplicar en el paso de recolección de datos, en el sentido de que ahora se trata de obtener una muestra pequeña del medio que estamos estudiando y que no coincida con la muestra “final”, en el sentido en que una persona que aparezca en el pretest no lo haga nuevamente en la muestra final.

En el caso en que nuestro campo de estudio sean todos los trabajadores de una fábrica se puede escoger la muestra para el pretest de los trabajadores de una fábrica similar en lo que se refiere a alguna variable fundamental. Lo importante en esto es que la muestra del pretest se relacione lo más posible con la muestra final y que el número que se tome incluya a unos 30 individuos. Con este número será posible hacer un análisis cuantitativo de los datos obtenidos en el pretest al lado de una inspección cualitativa —es decir que se pueden estudiar las distribuciones de las categorías de respuestas, calcular promedios y estudiar dispersiones y también hacer simples cruces bivariados y además ver si los ítems funcionan o discriminan—. Todo esto no será posible si aplicamos el pretest a unas 5 u 8 personas, por ejemplo.

Si el investigador dispone eventualmente de recursos suficientes, no perjudica en nada el análisis si el pretest es ampliado dos o tres veces; por el contrario, esto acrecienta la exactitud del procedimiento. Por supuesto, el tamaño del pretest está ligeramente ligado al tamaño del estudio final. Si el estudio final está calculado para 300 individuos el pretest es demasiado largo si es de 150 individuos, etcétera.

Entrevistadores para el pretest

Es recomendable que el investigador mismo efectúe una gran parte de las entrevistas del pretest. Si después va a emplear un gran número de entrevistadores, es recomendable también que algunos investigadores asistentes y los mejores entrevistadores participen en el trabajo de campo del pretest. Las razones para esto son las siguientes: hay todavía tiempo para aprender algo nuevo con respecto al problema en estudio, que en muchas ocasiones puede llevar a la reformulación de la hipótesis; pueden introducirse nuevos indicadores; algunas preguntas pueden tener necesidad de ser reformuladas, etc. En el pretest el cuestionario inicial no está todavía tan “cerrado” como el cuestionario final; algunas preguntas están abiertas, las que luego del análisis del pretest se presentarán como preguntas con alternativas cerradas en la etapa de recolección de datos; en general, toda la entrevista requiere mucha más sensibilidad durante el proceso que cuando se llega al cuestionario final. Por ello, sólo los entrevistadores con bastante experiencia pueden participar juntos con el equipo de investigadores.

Organización y evaluación del pretest

Si unas 5 personas efectúan de 6 a 10 entrevistas, la operación puede estar terminada en un plazo de dos días. La evaluación del pretest se hace inmediatamente después que se han efectuado las entrevistas. Algunos puntos que deben profundizarse son los siguientes:

Examen del cuestionario como un todo y en cada una de sus partes:

¿qué reacción ha tenido el entrevistado con respecto a la entrevista?

¿en qué forma puede lograrse una mayor motivación de parte del R?

¿cuál es la hora (o día) más oportuna para llevar a cabo las entrevistas, y dónde? (en el lugar de trabajo, en la casa, etc., dependiendo del tipo de entrevista).

¿cuál debe ser la longitud de la entrevista?

¿en qué orden deben colocarse los diferentes grupos de preguntas (baterías)? Por ejemplo: preguntas sobre deportes, preguntas personales, preguntas sobre aspectos económicos o políticos.

¿existe alguna posibilidad de que el orden de los grupos de preguntas dañe el resultado de la entrevista? (Por ejemplo, colocar una pregunta sobre ingreso al comienzo del cuestionario. Ver el capítulo sobre el cuestionario.)

Examen de cada una de las preguntas:

¿es necesaria la pregunta?

¿podría reformularse?

¿podría agregarse una pregunta suplementaria?

las respuestas alternativas que se han dado son: ¿suficientes? — ¿demasiadas? — ¿no se aplican?

¿hay suficiente espacio? ¿Están escritas de modo que se eviten confusiones?

Al mismo tiempo, o más tarde, hay que estudiar la frecuencia de la distribución de las respuestas (distribuciones marginales). En relación con la forma de la distribución, se deciden las respuestas alternativas finales. A través de este estudio podemos decidir cuándo es necesario presentar la pregunta en una forma dicotomizada o tricotomizada o si dejaremos más posibilidades de respuesta o la pregunta directamente en forma “abierta”. Si se presentan algunas dudas, es preferible presentar una completa escala de alternativas, ya que una dicotomización o tricotomización puede hacerse siempre después, pero lo contrario no es posible; es decir, si sólo dejamos dos alternativas en la escala, no podremos producir después cuatro, en caso de necesitarlas. En relación con esto, se hace una simple tabulación cruzada de las variables más importantes, con el objeto de obtener la primera verificación del resultado de la hipótesis. Las tabulaciones cruzadas están limitadas a cuadros bivariados, debido al número restringido de casos.

A menudo no se presentan a los R en el pretestR