Taller Être Bien (Sentirse Bien)

Las enseñanzas dinámicas y concretas impartidas en el taller sentirTe BIEN interesarán a todos aquellos que quieran mejorar su calidad de vida. Este taller, único en su género, te proporcionará una base sólida para lograr aquello que realmente quieres.

Primer día

SENTIRTE BIEN

contigo mismo

Averiguarás cuáles son tus necesidades actuales y cómo satisfacerlas para mejorar tu calidad de vida. Explorarás diversos medios concretos, paso a paso, entre ellos el paso importante de descubrir cuánto te amas realmente.

Aprenderás sobre todo a:

Atrévete a dar el primer paso y ven a aprender
a sentirte tan bien como tú deseas.

Segundo día

SENTIRTE BIEN

con los demás

Descubrirás por qué tanto tus relaciones como las situaciones que vives no son siempre como tú desearías. Seguidamente, experimentarás, paso a paso, lo que es posible hacer para establecer unas relaciones satisfactorias y lograr el bienestar.

Aprenderás sobre todo:

¡Utiliza las relaciones difíciles como un trampolín
hacia tu bienestar interior!


Para más información sobre talleres y fechas, por favor consulta

www.ecoutetoncorps.com


Si este libro le ha interesado y desea que lo mantengamos informado de nuestras publicaciones, escríbanos indicándonos cuáles son los temas de su interés (Astrología, Autoayuda, Esoterismo, Qigong, Naturismo, Espiritualidad, Terapias Energéticas, Psicología práctica, Tradición…) y gustosamente lo complaceremos.

Puede contactar con nosotros en

Título original: Qui es-tu?

Traducido del francés por Carmen Balaga

Diseño de portada: Editorial Sirio S.A.

Composición ePub por Editorial Sirio S.A.

Dedico este libro a mis tres hijos,
Alan, Anthony y Monica,
que siguen siendo unos maravillosos guías
para mí en el plano del amor.

ONDITA

Agradecimientos

Gracias a los millares de lectores que han leído mi libro Escucha a tu cuerpo.

Los numerosos testimonios recibidos de manera espontánea durante mis viajes, así como los que me han llegado por teléfono o por correo, me han dado el empujón que necesitaba para escribir este segundo libro.

Un millón de gracias a todos los que han colaborado en su realización: Jean-Pierre Doyon, Michel Jasmin, Odette Pelletier, Sylvie Sallard, Francis Leroux, Pierre Nadeau, Ghislaine Gilbert y Johanne Jetté. Y claro está, me sería imposible no agradecer a mi Dios interior, a ¡¡¡ la Fuente!!! su preciosa complicidad.

Muchísimas gracias también a todos los que utilicen las enseñanzas contenidas en este libro para trabajar en el descubrimiento de la propia felicidad y como ayuda para expandirla a su alrededor.

ONDITA

Aviso

Este libro contiene doce capítulos; uno de ellos, el 11, titulado «Eres tus malestares y enfermedades», dio origen al libro Obedece a tu cuerpo: ¡Ámate!, publicado inicialmente en 1997.

En él, la autora describe más de quinientos malestares y enfermedades. Con ese libro Lise Bourbeau ha querido compartir sus nuevos descubrimientos en metafísica y explicar a sus lectores el método que ha desarrollado; método que permite identificar, ante un problema en el buen funcionamiento natural del cuerpo físico, la creencia que lo causa.

A todo aquel que desee descubrir bloqueos a nivel físico, emocional, mental o espiritual causantes de molestias y enfermedades, le invitamos a la lectura de ese libro de referencia, herramienta suplementaria en el camino de la realización personal.

ONDITA

Prefacio

Hace años, escribía el prefacio de mi primer libro, Escucha a tu cuerpo. Hoy, me siento muy feliz al redactar el de un segundo libro, ¿Quién eres tú?

De nuevo me permito tutearte como lo hice entonces y también te reitero mi deseo de seguir siendo tu «amiga del alma». Te aconsejo, de veras, que leas Escucha a tu cuerpo si no lo has hecho ya, así te será más fácil comprender las ideas expuestas en este libro.

A medida que vayas adentrándote en estas páginas, te darás cuenta de que está escrito en femenino –lo cual no significa que me dirija exclusivamente a mujeres–, sino que me refiero al principio femenino, uno de los elementos que constituyen el alma de todo individuo, sea cual sea su sexo. A lo largo de mis investigaciones, he comprobado que tanto hombres como mujeres hemos desarrollado demasiado el principio masculino durante esta era materialista de la que apenas estamos saliendo.

El principio femenino es la parte que lleva al ser humano a abandonarse, a hacer cosas irracionales, a seguir su intuición, a ponerle en contacto con su poder creador y a demostrar ternura o dulzura. Sin embargo, las mujeres han querido mostrarles a los hombres que eran capaces de tener fuerza y valor, características estas del principio masculino como también lo es la utilización del aspecto racional del intelecto. El principio femenino es el que crea ideas y el masculino, el que utiliza la razón para ejecutarlas. Por eso, cuando vemos a alguien, hombre o mujer, que intenta dominar a otro, podemos asegurar que, en ese momento, esa persona no está en contacto con su propio poder. El día que consigamos expresar estos dos principios de manera equilibrada, la armonía reinará en nuestro interior y a nuestro alrededor.

Cada capítulo de este libro termina con un pensamiento que te parecerá como si hubiera sido especialmente elegido para ti. Te sugiero que con ese pensamiento hagas sistemáticamente un ejercicio de concentración, ejercicio que, te aseguro, produce un efecto óptimo si se practica un mínimo de veinte minutos al día, durante los siete días que siguen a la lectura del capítulo. Debes hacerlo en una habitación en la que estés sola. Siéntate cómodamente y con la espalda lo más recta que puedas, en una silla o sillón, y sin apoyar la cabeza. Cruza los pies y las manos para que la corriente energética se establezca de izquierda a derecha en ti y reúna, así, tus principios femenino y masculino. De esta manera verás, progresivamente, aumentar tu fuerza física y tu poder de concentración.

A la vez que concentras tu espíritu en ese pensamiento, lleva tu atención a la respiración. En cada inspiración, observa cómo una luz blanca penetra en tu cuerpo y se dirige hacia tu corazón. Y en cada espiración, envía esa hermosa y brillante luz, que representa el amor incondicional, a todos los que quieres. Así, en cada respiración recibes y das amor. Este sencillo ejercicio te ayudará muchísimo a relajarte y aumentará tu concentración en el pensamiento del día.

Yo estaré a tu lado durante todo el tiempo que dure este viaje interno que emprendes hoy, al igual que tu dios interior que te va a guiar en la interpretación y la comprensión de lo que sigue. Te deseo de todo corazón que este libro te ayude a conocerte mejor y a descubrir la extraordinaria persona que hay en ti, con lo cual te será mucho más fácil amarte a ti misma y difundir a tu alrededor ese gran amor.

LISE BOURBEAU,

noviembre de 1988

Capítulo 1

ONDITA

Eres un alma en evolución

Tú eres un alma en evolución sobre la Tierra. Para evolucionar en el plano terrestre, tu alma necesita un vehículo: tu cuerpo. Ella se encuentra en el centro de dicho vehículo, es decir, en la región del corazón. Y a lo único que aspira aquí, en la Tierra, es a alcanzar la armonía, la felicidad total. El medio para conseguirlo es el amor incondicional, ¡aquel que no espera nada a cambio! Si el alma se sitúa en la región del corazón ¡es por algo!, y ese algo es que abriendo el corazón, ayudamos a nuestra alma a evolucionar. Su vehículo, la envoltura de nuestra alma, es la expresión de lo que ella vive. A medida que el alma evoluciona, su vehículo se perfecciona. Paralelamente, tú vas dominando cada vez mejor tu experiencia de vida hasta por fin conseguir el perfecto dominio de tus sentidos.

Podemos comparar la Tierra con una escuela a la que vamos a clase para aprender, donde adquirimos conocimientos sobre nosotras mismas, donde descubrimos y podemos saber exactamente lo que tenemos que transformar para llegar hasta la felicidad perfecta, que es nuestra razón de ser. Verás que lo que ocurre aquí, en este planeta que habitamos, es realmente parecido a lo que sucede en una escuela.

Imagina que decides ir a la universidad. Tienes buenas intenciones y tu deseo es aprender. Supón que quieres ser ingeniera. Te matriculas y comienzas a ir a clase. Rápidamente descubres que es mucho más difícil de lo que habías imaginado. Además, la vida universitaria no te atrae demasiado ni el resto de los estudiantes tampoco. Incluso los profesores no son como te habría gustado que fueran. En fin, todo es mucho más arduo de lo que pensabas. En ese momento puedes dejarlo todo y dedicarte a otra cosa, es decir, abandonar tu deseo. Pero también puedes decidir seguir asistiendo a clase porque quieres aprender a ser tolerante, paciente, comprensiva y descubrir posteriormente que las circunstancias no eran tan terribles como pensabas en un principio y que ahora tu visión de lo que te rodea es diferente.

Cada vez que volvemos a la Tierra es para seguir unos estudios diferentes, para aprender algo nuevo. Todo lo que aprendemos nos debe ayudar a amar más a nuestros semejantes, a la naturaleza, etc., y a tener un contacto cada vez más íntimo con dios, el Creador de este gran universo, que se encuentra en cada una de nosotras.

Incluso los mayores sabios, los mayores genios, los mayores creadores del planeta deben estudiar y poner su cerebro al servicio de la humanidad para que todo el mundo pueda conocer esta gran armonía. Pues si alguien utiliza su talento, su energía o su tiempo en algo que va en contra de las leyes del amor, inevitablemente pagará el precio, ya sea en esta vida o en otra posterior. Eso difiere para cada persona.

Toda acción, toda palabra, todo sentimiento que va en contra de la gran ley del amor y que es causa de sufrimiento debe ser revivido por la persona de la que procede. Dicho de otro modo, en cada vida vamos acumulando acciones, pensamientos y palabras que no han sido beneficiosos para nosotros o para los demás; pues bien, tendremos que volver a vivir todo ello para saber y sentir en el corazón lo que hemos hecho sufrir a los demás. A esto se lo denomina la gran ley del karma (causa y efecto). En cada una de nuestras vidas, debemos deshacernos del karma acumulado en existencias anteriores para avanzar por el camino de la felicidad perfecta.

Estamos la Era de Acuario. Hay en estos momentos energías especiales dirigidas hacia la Tierra para ayudar a los seres humanos a evolucionar mucho más rápidamente, de tal manera que ahora podemos realizar en una vida lo que antes podía costar hasta varias decenas de vidas. Constituye, pues, un inmenso privilegio poder estar, en estos momentos, vivo en la Tierra.

Todo lo que te ocurre tiene sentido: está ahí para enseñarte a amar más aún. Así que en lugar de culpar a Juan, a Luis o a Pedro por lo que te sucede y enfadarte con los demás, mírate a ti misma y sé consciente de que todo lo que experimentas en este instante forma parte de tu plan de vida. Y toda situación que se te presente durará tanto tiempo como el que tú te resistas a aceptarla. Incluso puedes resistirte toda una vida antes de admitir una situación. Pero a partir del instante en el que aceptes que lo que vives es algo que tú has sembrado, puesto que lo estás recogiendo, y te plantees: «¿Qué debo aprender de esto? ¿De qué manera puedo amar más gracias a la experiencia que estoy viviendo?», incluso la situación más desagradable desaparecerá con mayor rapidez, pues otra constante es que todo lo que ocurre en tu vida es pasajero y, como acabamos de ver, de ti depende que dure mucho tiempo o no.

Tu cuerpo es una gran fuente de información que te ayuda a ser consciente del estado de tu alma. El cuerpo es sencillamente maravilloso. A lo largo de los capítulos que siguen podrás descubrir cómo, en realidad, es la expresión de tu alma. Cuando intentamos comprender la estructura del ser humano, podemos diferenciar tres partes: el espíritu, el alma y el cuerpo. Dentro de este último, también podemos considerar siete partes si hacemos referencia a los siete centros energéticos del organismo.

Imagina tu alma como un sol pequeño en tu interior. Cada vez que realizas un acto de amor o que lo das, lo sientes o lo expresas con tus palabras, ese sol crece y se convierte en una gran fuente de luz y calor en tu interior que ilumina tus pensamientos, tus deseos y tus objetivos, haciendo que todo parezca más claro. Al mismo tiempo, cuanto más crece ese sol, más luz irradia en tu entorno. El calor de esa luz os beneficia tanto a ti como a las personas que te rodean, que al estar en contacto contigo, verán con más claridad. Gracias a esa luz desarrollarás el don de la palabra justa en el momento oportuno y la gente te lo agradecerá. Así actúa un alma que acepta su Dios interior.

Para evolucionar, es importante que aceptes que sin cambio ningún crecimiento es posible. Mira a tu alrededor: se puede aprender mucho contemplando los árboles, las flores, toda la naturaleza. Cuando observas el crecimiento de una rosa, ¿eres consciente de que la rosa cambia constantemente? Si dejara de desarrollarse, de crecer, de cambiar, moriría. Lo mismo sucede con los seres humanos.

Actualmente hay muchas personas en la Tierra que, aunque ciertamente viven en un cuerpo, cabe preguntarse si lo que hacen es realmente vivir. Como mucho podemos decir que existen. Parecen muertas. ¿Por qué? Muy sencillo, porque son personas cerradas completamente a la energía del amor. Su conciencia se despierta muy lentamente, lo que les impide conocer con rapidez la verdadera felicidad interior.

¿Tienes miedo al cambio? ¡No te preocupes! Ese es un miedo compartido por la mayoría de las personas, pues, hasta ahora, se pensaba que cambiar significaba fracasar. Durante la Era de Piscis, una época muy materialista, la gente decidió creer que hacer siempre lo mismo era signo de estabilidad y de inteligencia. Observa a los que te rodean: tus padres y tus abuelos han vivido probablemente en la misma localidad, trabajado en el mismo lugar, desempeñado el mismo oficio y creído en los mismos valores durante toda su vida. Poco sitio había en ese modo de vivir para el cambio. A los noventa años, tenían las mismas ideas sobre el bien y el mal que a los treinta. La evolución era entonces mucho más lenta.

Hoy, con la llegada de la Era de Acuario, la era de la espiritualidad, del «ser», no podemos vivir de esa manera. Cada vez es más raro encontrar a una persona que ejerza el mismo trabajo durante cuarenta años o más. ¡A cuánta gente no hemos visto dejar su profesión para ser agricultores o para dedicarse a algo completamente distinto de lo que habían hecho hasta entonces! Dichos cambios forman parte de la evolución que vivimos en la actualidad.

¿Cuántas personas tienen la sensación de fracaso al vivir un divorcio? ¿Por qué piensas que hay tantos divorcios en estos tiempos? ¿Tal vez porque la gente es peor? ¡No! Simplemente es porque hay una mayor apertura, porque se manifiesta una mayor necesidad de evolucionar. Y si una pareja encuentra mucha dificultad para evolucionar juntos, la separación será inevitable. La necesidad de evolucionar es tan fuerte que nadie en el mundo podrá impedirlo. Cuando uno de los dos cónyuges se resiste a algo que el otro ha elegido resulta imposible para ellos continuar viviendo juntos.

Para una pareja todo sería mucho más fácil si tuvieran la cordura de aceptar el cambio como algo que existe forzosamente y comprendieran que no pueden seguir juntos, en un momento determinado, debido a una gran diferencia en la elección de su modo de vida individual. De ese modo, continuarían siendo amigos y viéndose incluso después del divorcio. No existe el fracaso cuando la separación tiene lugar en esas condiciones. Sin embargo, si se da en un clima de animosidad, odio o rencor, supone una inmensa tristeza para el alma, que lo único que desea es vivir sumida en el amor. Cuando dos seres que se amaban deciden un día separarse, la separación tiene sentido si el cambio se realiza en armonía y hay acuerdo mutuo para ayudarse y para aprender lo que esa experiencia puede enseñarles. Y quién sabe si quizás, un día, esas dos personas puedan vivir juntas de nuevo.

Lo importante es que vayamos hacia un amor cada vez más grande, tanto hacia nosotras mismas como hacia los demás. La realidad es la vida de tu alma, y no los sucesos de los que seas testigo o en los que participes. Todo lo que nos rodea es una inmensa ilusión, lo cual es fácil de demostrar. Tomemos, por ejemplo, diez personas que estuvieron en una reunión social en una misma sala. Pidámosles a esas diez personas que describan el lugar en el que estaban, a aquellos que las atendieron y lo que ocurrió durante la velada. No habrá dos versiones idénticas. Cada cual habrá visto la sala, la gente y la velada de manera diferente. ¿Por qué? Porque constantemente creamos nuestra vida según nuestras percepciones. Lo hacemos para vivir experiencias, para aprender a conocernos, para descubrir lo que necesitamos transformar, y eso cada cual lo lleva a cabo de manera diferente dependiendo de lo que sea.

¿Otro ejemplo? Tomemos una familia con tres hijos y pidámosles a los hijos que describan a sus padres. Comprobaremos que el padre y la madre descritos por cada uno de ellos es diferente. Para uno la madre es demasiado severa, el otro piensa que su padre es muy cariñoso. Las opiniones, en este caso, varían según la percepción de cada niño, y esta percepción a su vez depende de lo que cada uno hay aprendido de su contexto familiar.

¿Por qué las personas que solo admiten un punto de vista materialista y no creen en la espiritualidad del ser tienen tanta dificultad para conocer la felicidad? Porque en el fondo saben que el alma necesita alimentarse, amar y vivir en el «ser», no solo en el «tener». Los materialistas, cuantas más cosas poseen, más quieren. Están siempre al acecho de algo más, de algo mejor. No se dan cuenta de que ese «más» que buscan es el contacto con su sol interior, su Dios interior que quiere simplemente manifestarse a través de su alma, por medio del amor. Cuando el ser humano utilice la materia para ponerse en contacto con su Dios interior, la abundancia reinará en toda la Tierra. En realidad, Dios desea prosperidad para todos, en todo el universo.

Pero ¿de qué sirve la riqueza si el corazón es desgraciado? Cuando el corazón está triste, dominan las preocupaciones y la salud termina por ceder. Y entonces ¿de qué sirven los bienes materiales, el dinero, esa magnífica casa, el yate y los viajes, si el corazón sufre? Lo que tu alma ansía es que utilices todo lo que te rodea para ayudarte en tu caminar, con el fin de ponerte en contacto con el Dios interior presente en cada uno de nosotros, en la naturaleza y en todo lo que existe. Lo que tu alma desea es que veas la grandeza que hay en ella, en lugar de lamentarte por los aspectos indeseables de tu experiencia de vida.

Un buen indicador para ayudarte en el descubrimiento de ti misma consiste en descubrir si tu valor viene de lo que les das a los demás o de lo que recibes de ellos. A menudo, cuando damos siempre negociamos algo a cambio, en lugar de ofrecerlo generosamente y sin esperar nada. Si te reconoces en esto, es prueba de que te valoras por lo que recibes de quienes te rodean. ¿Te han hecho un cumplido? «¡Oh, Dios mío! ¡Qué buena debo de ser para que me digan esto!». ¿Te han hecho un regalo? «¡Cuánto me tiene que querer esta persona para hacerme un regalo así!». ¿Comprendes? Eso es valorarse por lo que recibimos. Ahora bien, el alma que vive así termina enfermando. Cuando continuamente esperas algo, vives siempre inquieta. Y cuando nos sumimos en la inquietud, nuestra alma grita: «¡Auxilio! ¡Ayuda!». En lugar de amarte, aceptarte y amar a los demás, lo que haces es esperar y esperar, y eso es justo lo contrario de lo que nos dice la ley del amor. Cada día, observa lo que has dado sin esperar nada, y sabrás lo que vales. ¡No puedes dar lo que no tienes! Descubrirás de esta manera que no debes esforzarte mucho para que tu vida se arregle. Al contrario, si te concentras únicamente en tu gran valor y si realizas actos de amor gratuitos, todo encontrará su sitio.

Otra manera de dar consiste en perdonar. Desde el momento en que perdonas a alguien, sea cual fuere la ofensa que te haya hecho, te estás perdonando a ti misma ese error, esa actitud nada beneficiosa. Resulta bastante fácil perdonar cuando uno se da cuenta de que la otra persona lo ha hecho lo mejor que sabía y que si te ha ofendido, ha sido por culpa de su propio sufrimiento más que por falta de amor hacia ti. Todo lo que te sucede tiene sentido, y comprenderlo te permite eliminar en tu vida las consecuencias del karma. Aunque no te acuerdes de haber ofendido a alguien de esa manera, la ofensa que sufres es algo que recoges porque en algún momento lo sembraste. Si te hacen daño en alguna ocasión, es porque tú has hecho otro tanto, de pensamiento, palabra o acción, en esta vida o en otra.

No tienes por qué romperte la cabeza para saber dónde, cuándo y a quién le has infligido ese daño. Solo tienes que aceptar que la gran ley cósmica de causa y efecto no se equivoca nunca y no puede cometer injusticia alguna. Perdonando al otro, te perdonas a ti misma y permites que tu alma crezca y evolucione.

Actualmente, nuestro planeta está rodeado de una espesa capa de odio, egoísmo, rencor y resentimiento que proviene de las emociones de baja vibración vividas por los seres humanos. Cada vez que realizas un acto de amor, envías un poco de luz a esa aura de un marrón grisáceo que indica hasta qué punto nuestra Tierra está enferma.

Lo más irónico de la situación es ver, tantas veces, a la gente utilizar el dolor para protegerse del dolor mismo, en lugar de amarse, de vivir el amor. ¿Un ejemplo? Quienes más temen el rechazo son los primeros en evitar una relación con otra persona por precaución, para no sufrir un posible rechazo. Sin embargo, lo que hacen con ello es, por una parte, perder algo precioso y, por otra, garantizarse precisamente lo que temen. ¿Otro ejemplo? La gente juzga para protegerse del juicio de los demás o acusa para protegerse de la acusación de los demás. Es un círculo vicioso, sin fin, ya que todo lo que hacemos nos vuelve sistemáticamente por la ley de causa y efecto.

Observa tu vida con atención, especialmente aquello que no te es beneficioso. ¿Vives inquieta? ¿Te sientes desgraciada? ¿Te molestan las críticas que se te hacen? Transforma poco a poco la energía de tu entorno en energía de amor, felicidad y paz.

Al final de cada vida, cuando el alma pasa a otro plano de existencia, no puede llevarse con ella las posesiones acumuladas durante su paso por la Tierra. El alma no se lleva más que los resultados que ha obtenido, fruto de las elecciones que ha ido efectuando, a lo largo de su vida, ante las experiencias y hechos vividos y provocados. No solo se acumula lo negativo; también hay beneficios permanentes que proceden de cada una de las victorias de amor conseguidas en situaciones difíciles. El alma conserva esas victorias y no tendrá necesidad nunca más de volver a vivir esas situaciones.

Como he dicho antes, nuestra alma vive experiencias diferentes en cada una de sus etapas. Y en cada vida, determina varios factores. Por ejemplo, antes del nacimiento, el alma ha decidido qué padres necesita para su próxima reencarnación, la ciudad donde nacerá, el país donde vivirá, si su cuerpo será pequeño o grande, etc. Como ves, se han decidido muchos elementos antes de nacer. Sin embargo, lo que nadie puede predecir es de qué manera reaccionará una persona ante esos factores predeterminados. Son, pues, nuestras reacciones y las decisiones que tomamos en relación con las experiencias que habíamos decidido vivir las que permitirán a nuestra alma evolucionar más o menos rápidamente y determinarán el grado de felicidad alcanzado en cada vida.

Los siguientes capítulos te serán muy útiles, puesto que deseas evolucionar más y ser consciente del camino recorrido y del que te queda por recorrer.

Como te aconsejé en el prefacio, medita, concéntrate en el pensamiento siguiente durante los siete días que siguen a la lectura de este capítulo. No tienes que hacer nada. Simplemente deja aflorar a tu conciencia todo lo que quiera venir, sin oponer resistencia alguna.


LO QUE YO SOY ES EL REGALO

QUE DIOS ME DA.

LO QUE YO SOY CUANDO SOY CONSCIENTE

ES EL REGALO QUE

LE DOY A DIOS.