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Composición ePub por Editorial Sirio S.A.


INTRODUCCIÓN

¿LLEVAS EL MANDO CONSCIENTE DE TU VIDA?

Permíteme que arranque estas páginas con una pregunta muy directa: ¿llevas el mando consciente de tu vida?

Ya sé que es una manera poco convencional y hasta quizá inapropiada de iniciar un libro. Sin embargo, no me negarás que se trata de una cuestión trascendente e importante... ¡sobre todo para ti! Entonces, dime, ¿sí o no?:

Comprendería perfectamente que, tras leer lo precedente, te sintieras un tanto incómodo y prefirieras acudir al viejo truco de responderme con una pregunta: «¿Qué es lo que quieres decir exactamente, Emilio, cuando utilizas los términos consciente o inconsciencia?».

Obviamente, ambos giran en torno al vocablo consciencia. Y esta, a su vez, como tendrás ocasión de constatar al pasearte por este texto, se halla muy unida a la expresión estado de consciencia. Pero vayamos por partes; hablemos de la consciencia primero, y del estado de consciencia después.

CONSCIENCIA Y ESTADO DE CONSCIENCIA

La palabra consciencia deriva del latín conscientia y, acudiendo al Diccionario de la lengua española de la RAE, tiene dos significados primarios:

  1. Capacidad del ser humano de reconocer la realidad circundante y de relacionarse con ella.
  2. Conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones.

Por tanto, ser consciente o tomar consciencia conlleva dos capacidades estrechamente interconectadas: la de reconocer la realidad que hay a tu alrededor y la de conocerte a ti mismo. No está nada mal para empezar, si bien en este libro encontrarás que la consciencia tiene un alcance aún más relevante.

En cuanto al estado de consciencia, está intrínsecamente ligado a estas dos capacidades y puede ser explicado como la percepción que uno tiene de sí mismo y de los demás, de su vida y las de los otros, del mundo y lo que en él sucede, de la muerte, de la divinidad... Es, en definitiva, la visión de las cosas con la que andas por la vida. ¿De qué depende? De cómo ves la realidad que te rodea y de cómo te ves a ti mismo, es decir, de tu consciencia. Eso sí, esta visión es distinta para cada ser humano, pues cada cual tiene la suya, e incluso para una misma persona no siempre es igual, porque va evolucionando como consecuencia de las experiencias que vive y, sobre todo, de cómo las vive. Por todo esto (por estar unida a la consciencia, por ser diferente para cada uno y por ir variando de la mano de las experiencias) denomino estado de consciencia a esta visión que cada uno tiene de la realidad.

Por tanto, aunque la consciencia es algo objetivo en cuanto a su conceptualización (es la doble capacidad a la que he hecho mención), se plasma de modo íntimo en cada persona y en cada momento de su vida a través de las experiencias que vivencia. Esta plasmación constituye el estado de consciencia de la persona, que está siempre en evolución (más lenta o más rápida, según los casos).

LA EVOLUCIÓN DEL ESTADO DE CONSCIENCIA

En los términos reseñados, la evolución del estado de consciencia es individual. Ahora bien, cuando alguien abre nuevas puertas conscienciales para sí mismo, esto repercute en el estado de consciencia de la humanidad, que viene a ser algo así como la suma de los estados de consciencia de cada uno de sus integrantes. Algunos científicos lo han llamado campo mórfico o morfogenético y han explicado que la evolución del estado de consciencia global, impulsado por el de cada individuo, retroalimenta, igualmente, el de todos y cada uno de los miembros de la especie. Desde esta perspectiva, cabe afirmar que la evolución del estado de consciencia, siendo personal, también es colectiva; y que la colectiva influye en la individual.

Ahora bien, ¿en qué consiste tal evolución? Expresado coloquialmente: ¿de dónde viene y hacia dónde va?

En cuanto a lo primero, cada ser humano, en particular, y la humanidad, en general, tuvieron en su origen una consciencia prehomínida, desde la que, por las experiencias vividas a lo largo de milenios, se progresó a otra mágica, luego mítica y, finalmente, mental y racional. El resultado de este discurrir ha sido el nacimiento y la consolidación del «yo» y la percepción de uno mismo y de los demás como ­individuos, como sujetos. De este modo, se ha ido forjando y plasmando en la humanidad una consciencia asociada a ese yo, la consciencia egoica. ¿Cuáles son sus características? Retomando lo indicado por la Real Academia Española y aplicándolo a esta consciencia egoica, sus principales señas de identidad son dos:

  1. La capacidad de reconocer la realidad circundante y de relacionarse con ella se centra en el uso de los sentidos corpóreo-mentales; y se ejerce y practica a través de los medios, los datos, la información y la interpretación que esos sentidos físico-mentales facilitan.
  2. El conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones, viene dado por la identificación con su yo físico, mental y emocional y con su personalidad creada desde la experiencia de la individualidad en libre albedrío.

Sobre estos dos pilares se han construido las pautas civilizadoras de las que proceden la forma de vida de cada persona y el modelo de sociedad imperante en la humanidad, es decir, el sistema socioeconómico en sentido amplio; las instituciones y su gestión política; los paradigmas y sistemas de creencias; las normas morales y las escalas de valores; el estilo de vida y los hábitos, conductas y comportamientos colectivos e individuales; la ciencia y el enfoque y utilización de los avances tecnológicos; las ideologías, credos y religiones, etc. En todo ello se halla subyacente la citada consciencia egoica y todo ello es, a su vez, manifestación y expresión de esa consciencia.

Sin duda, el yo (autopercepción como sujeto; identificación con el yo físico, mental y emocional; asociación a una personalidad forjada desde la experiencia de individualidad, y gestación de una consciencia egoica como lógica consecuencia de lo anterior) constituye un éxito de la evolución. Pero, a su vez, llegado un punto concreto del proceso evolutivo (precisamente el punto histórico en el que la humanidad y cada ser humano se encuentran hoy), supone un obstáculo para que la evolución continúe su avance. El yo es un obstáculo hasta el extremo de que ha puesto en serio peligro la propia supervivencia del género humano y del hábitat ecológico que la hace factible. Esta es la tesitura consciencial, nunca mejor dicho, en que actualmente se halla el género humano y, por tanto, tú mismo: la consciencia que ha servido para llegar adonde se está ya no resulta útil para seguir adelante y provoca tanto la ralentización evolutiva como el riesgo de que se venga abajo todo lo edificado.

Esto responde la pregunta antes abierta con relación a la evolución y su dirección: se encamina hacia la ampliación o expansión de la consciencia más allá de las fronteras de la consciencia egoica.

LA EXPANSIÓN DE LA CONSCIENCIA

¿Qué implica y comporta esta expansión consciencial? Fundamentalmente, dos cosas:

  1. Percatarse de que el ser humano es mucho más que su yo físico, mental y emocional. Esto significa ahondar en el conocimiento de uno mismo hasta acabar con el aferramiento al «yo» que hasta ahora ha marcado la vida de la gente y la configuración del pensamiento y la sociedad en todas sus diversas facetas.
  2. Y, como consecuencia de lo precedente, darse cuenta de que el ser humano goza de potencialidades y capacidades para comprender la realidad de una manera que resulta imposible para la mente. El ser humano tiene que darse cuenta de que la mente, aun con facultades prodigiosas, es un instrumento limitado y deficiente cuando se tratar de entender, ver y vivir la vida.

Muchos piensan todavía que la identificación con el yo físico, mental y emocional y la consciencia egoica constituyen la única vía para saber y comprender. Sin embargo, esto es tan ridículo como lo era la creencia de que la Tierra era el centro del universo (no hace tanto tiempo de esto: la sentencia condenatoria contra Galileo Galilei por refutar el geocentrismo data de 1633, no han transcurrido ni cuatrocientos años; y la interdicción formulada por la Inquisición contra el sistema copernicano heliocéntrico no se levantó hasta 1812). Con esta ­concepción, la humanidad se ha instalado en un gran egocentrismo, que es la causa de los problemas, los conflictos y el sufrimiento que sientes en tu vida, en los demás y en el mundo.

Para salir de esta limitación, es el momento de dar un paso en el proceso evolutivo y adentrarse en otro estado de consciencia desde el discernimiento de que la auténtica y genuina existencia del ser humano no es la consciencia egoica del yo, sino la consciencia del Ser, que es algo que no nace y no muere. Una consciencia que, como se desarrolla en los capítulos que siguen, cuenta con dos esferas inseparables: la consciencia de lo que se es y la consciencia de lo que es. Esto abre las puertas a una nueva visión que se relaciona con lo transpersonal y que, sin rechazar a la diversidad ni renunciar a ella, sino todo lo contrario, percibe la Unicidad en la constatación de que somos uno con todo.

Esto no es algo teórico, ni mucho menos teológico, sino eminentemente práctico, y tiene rotundas e importantísimas repercusiones en la vida de cada individuo y en el devenir colectivo y social. De hecho, enlazando con lo expuesto al comienzo de la presente Introducción, solo por medio de esta expansión de la consciencia podrás tomar y llevar el mando consciente de tu vida.

SOBRE LA ESTRUCTURA DE ESTE LIBRO

Desde la tranquilidad de haberme desidentificado del yo físico, mental y emocional y estando libre, por tanto, de la falsa modestia, que es una de las manifestaciones del ego, puedo decirte que el texto que tienes en tus manos es fruto precisamente de dicha expansión consciencial. Y sin ánimo de convencer a nadie de nada, ni de sustituir unos sistemas de creencias por otros, este libro muestra en detalle (para los que en su libre albedrío estén interesados) las características del estado de consciencia que surge de la evolución descrita y sus plasmaciones prácticas. Dichas plasmaciones se hacen efectivas en la vida cotidiana de cada cual y en la configuración de la sociedad en sus distintos aspectos y vertientes.

Concretamente, la estructura básica del libro puede sintetizarse así:

  1. Los dos capítulos iniciales («Consciencia y economía» y «Consciencia y política») tienen relación con lo primero que el Diccionario de la lengua española destaca en su definición: reconocer la realidad circundante y relacionarse con ella desde los nuevos ojos que la expansión consciencial proporciona. Así, sus contenidos diluyen los velos entre los que la consciencia egoica ha mantenido oculta la realidad del sistema socioeconómico, institucional y político vigente. Dichos capítulos ponen en evidencia tanto el calado como las consecuencias de la mutación que el mencionado sistema acaba de experimentar como la red de élites y subélites que lo dirigen y controlan: no estamos ante una crisis económica, como se suele afirmar, sino ante algo de muchísima más envergadura, y las élites y subélites están perfectamente organizadas en círculos de poder para conducir este proceso. Los miembros de los dos primeros círculos de esa red de dominio son, en la actualidad, los amos del mundo. Y para sostener dicho dominio y hacerlo en el anonimato, manejan un complejo entramado de manipulación colectiva (te sorprenderá conocer su potencia) cuya finalidad es, precisamente, dificultar y ralentizar en lo posible la evolución de la consciencia a la que esta Introducción se viene refiriendo (y que constituye el hilo conductor del conjunto de estas páginas).
  2. El desarrollo de los contenidos anteriores te llevará a reconocer la auténtica realidad que afrontáis tú y la humanidad, con lo cual corresponderá, ineludiblemente, poner sobre la mesa la pregunta del qué hacer. La respuesta a esta cuestión hace de bisagra entre los dos capítulos enunciados y el resto y se basa en tomar consciencia.
    Esta toma de consciencia no atañe solamente a lo que es pertinente hacer, sino también a lo que hay que dejar de hacer para desconectar de los comportamientos, hábitos, percepciones e inercias vinculados con la consciencia egoica. El entramado de manipulación ha perseverado en exacerbar la presencia de todo ello en tu vida y en tu cabeza hasta que has llegado a ser un esclavo integral (alguien que se explota voluntariamente a sí mismo). Una vez que tengas el conocimiento, podrás asumir el mando de tu vida (para que sea realmente tuya y responda a lo que en verdad eres y sientes) y llenar de consciencia tu día a día.
    A partir de aquí, los otros nueve capítulos del texto ahondan en los distintos aspectos de esta toma de consciencia, para que inunde tu vida cotidiana y se afiance en ella.
  3. Llegados a este punto, toca ocuparse del segundo componente de la definición de consciencia dada por el Diccionario de la lengua española: el conocimiento de uno mismo. Los capítulos 3, 4 y 5 («Consciencia y vida cotidiana», «Consciencia y mente» y «Consciencia y aquí-ahora») se dedican especialmente a ello con el fin de que percibas y comprendas lo siguiente:
    • Que eres mucho más que tu yo físico, mental y emocional; y que una cosa es, metafóricamente hablando, el coche (ese yo) y otra bien distinta el Conductor que realmente eres y que ha encarnado en él para experienciar la vivencia humana.
    • Lo que es el ego y lo distinto que resulta vivir desde el mando consciente del Conductor o bajo las directrices del ego.
    • El funcionamiento de la mente, y sus capacidades y limitaciones, para que esté realmente a tu servicio en lugar de estar tú abducido por ella.
    • El significado del aquí-ahora, el momento presente, como espacio sagrado de libertad. Desde este espacio puedes modular la frecuencia vibratoria de las actitudes y acciones con las que vives las experiencias del día a día para que sean efectivamente tuyas (en lugar de ser meras reacciones inconscientes o respuestas automáticas derivadas de los sistemas de creencias que te han imbuido).
  4. El conocimiento de uno mismo requiere, igualmente, descubrir, poner en práctica y compartir los dones y talentos (cualidades, capacidades y facultades creativas innatas) de cada cual. Esto se halla muy unido a la educación, pues la esencia de esta es contribuir a sacar del otro lo mejor de sí (es decir, sus dones y talentos). Por esto, la educación tiene dos ejes claves: colaborar, para que el niño, el adolescente o el joven se conozca a sí mismo y, segundo, para que, al hacerlo, ponga en valor esos dones. De todo ello se ocupan los capítulos 6 y 7 («Consciencia y educación» y «Consciencia y dones»).
  5. El conocimiento de uno mismo y la expansión de la consciencia conllevan, igualmente, un giro radical en la percepción de la enfermedad y la muerte, en las que se centran los capítulos 8 y 9 («Consciencia y enfermedad» y «Consciencia y muerte»). Por raro que pueda parecer bajo la perspectiva de la consciencia egoica, la lectura de ambos te llevará a un nuevo discernimiento que te permitirá lo siguiente:
    • Aunque el médico te indique que tienes una enfermedad, serás consciente de que esto es rotundamente falso, porque es imposible que tú, lo que auténticamente eres (Conductor), enfermes: solamente es el coche (el yo físico, mental y emocional) el que se ha averiado. Y, aún más, es el Conductor el que genera la enfermedad en el coche en pro del desarrollo consciencial y evolutivo y el recuerdo de lo que eres y es: ninguna enfermedad es fruto del azar y todas tienen su origen y razón de ser en dinámicas interiores (procesos conscienciales); no exteriores (los síntomas que obtusamente absorben la atención de la medicina convencional).
    • Y si te dicen que alguien ha muerto, aunque se trate de un ser querido, serás consciente de que eso también es mentira, porque dicho ser sigue muy vivo. La muerte forma parte de la vida y no tiene el sentido que un gran sector de la humanidad todavía le otorga, sino que constituye un renacimiento, una puerta que se abre para pasar de una habitación (el «plano físico») a otra habitación (el «plano de luz») de la vida.
  6. El listado de capítulos se completa con otros dos, los capítulos 10 y 11 («Consciencia y ciencia» y «Consciencia y Dios»), que sirven tanto para el reconocimiento de la realidad como para el conocimiento de uno mismo. Parten del hecho cierto de que la ciencia contemporánea, a causa de sus indagaciones y descubrimientos, se ha convertido en un poderosísimo instrumento a favor de la evolución de la consciencia. Esto se desarrolla por medio de una síntesis de lo que puede denominarse física de la Deidad, cuyos fundamentos esenciales ofrecen tres posibilidades:
    • Acercarse a los nuevos y más innovadores postulados científicos.
    • Observar los impactos de estos en la apertura de una nueva visión de la vida, el mundo y el universo.
    • Ver la luz que aportan a la hora de profundizar en el discernimiento de lo que la divinidad supone y significa y de la plena integración en ella de la existencia humana.
  7. Para finalizar, el libro se cierra con un Epílogo, que sirve de colofón al texto. En él se te recuerda que estar en este planeta y en el plano humano es solo un estado de ser entre los infinitos posibles en que lo que eres vive instantánea y multidimensionalmente: podrá variar dónde estás, pero nunca lo que eres; podrá evolucionar la realidad, pero lo que eres, tu existencia misma, se mantiene por siempre inmutable. Finalmente, se te alienta y anima a expandir tu consciencia hasta el punto de transformarte en lo que siempre has sido y nunca dejarás de ser, es decir, Dios.
PORTADILLA

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CONSCIENCIA Y ECONOMÍA

NO ESTAMOS ANTE UNA CRISIS, SINO ANTE
UNA MUTACIÓN DEL SISTEMA SOCIOECONÓMICO

EL SISTEMA SOCIOECONÓMICO VIGENTE: SUS SIETE SEÑAS DE IDENTIDAD

El sistema socioeconómico vigente, comúnmente llamado capitalismo, cuenta, desde su aparición en el siglo xvi, con siete señas de identidad fundamentales:

Sobre estos siete pilares, el sistema ha crecido y se ha desarrollado en tres grandes fases, la última de las cuales corresponde a su mutación actual, mal llamada crisis.

EVOLUCIÓN DEL SISTEMA SOCIOECONÓMICO HASTA LLEGAR A SU MUTACIÓN ACTUAL

Fase 1

Origen y primera evolución: siglos XVI a XVIII

1

Característica básica

Mercantilismo: creación y ampliación de mercados (regionales, nacionales)

2

Eje sectorial

Comercio

3

Agente hegemónico

Comerciante (mercader)

4

Geoestrategia expansiva

Conformación de mercados regionales y nacionales

5

Perfil institucional

Instituciones predemocráticas

6

Referente territorial

Europa

7

Arquetipo simbólico

Roedor: ardilla, ratón...

Fase 2

Durante y tras la Revolución Industrial: siglos XIX y XX

1

Característica básica

Productivismo: maximización de la producción y la productividad

2

Eje sectorial

Industria

3

Agente hegemónico

Empresa

4

Geoestrategia expansiva

Colonialismo y configuración de mercados internacionales

5

Perfil institucional

Instituciones democráticas

6

Referente territorial

Europa y Estados Unidos

7

Arquetipo simbólico

Gran felino: león, tigre...

Fase 3

Mutación actual, durante y tras
la revolución tecnológica: siglo XXI

1

Característica básica

Especulación global y cortoplacista: mayor beneficio posible a toda costa y en el menor tiempo posible

2

Eje sectorial

Financiero

3

Agente hegemónico

Banca

4

Geoestrategia expansiva

Conformación de mercados planetarios

5

Perfil institucional

Instituciones posdemocráticas

6

Referente territorial

Estados Unidos y Extremo Oriente

7

Arquetipo simbólico

Reptil: cocodrilo, lagarto...


La configuración y plasmación de la tercera y última fase de las descritas es lo que explica el contenido y alcance de la llamada crisis de la economía actual: en realidad no se trata de una crisis, sino de una profunda mutación del sistema socioeconómico. Vamos a explicarlo.

NO ESTAMOS ANTE UNA CRISIS, SINO ANTE UNA MUTACIÓN DEL SISTEMA SOCIOECONÓMICO

Se habla sin parar de crisis. Los análisis al respecto se suceden y multiplican, en un intento de explicar y valorar lo que está aconteciendo. Mientras, una nueva y cruda realidad se va imponiendo con celeridad por la vía de los hechos. Ante ella, mucha gente se muestra desconcertada, con miedo ante el presente y el futuro y sumida en un pesimismo y escepticismo crecientes. La economía real se doblega ante la monetaria: se precariza el empleo, se deterioran y envilecen las condiciones laborales y los empresarios constatan con estupor cómo el devenir de sus empresas ya no depende de su trabajo o inteligencia, ni de la marcha de su sector de actividad, ni de la bondad de su producto o servicio y de su estrategia empresarial, sino que ha quedado a merced de los criterios y prioridades de los que manejan el grifo de la financiación bancaria.

En paralelo, las instituciones se muestran incapaces de reaccionar y su credibilidad se diluye con inusitada rapidez. Los gobiernos, da igual su color político, transforman en razones de Estado las razones del mercado financiero y se pliegan a este con cinismo y descaro. Y el estado del bienestar, forjado con tesón en Europa durante el siglo xx, sufre un intenso seísmo que quiebra sus cimientos... Los ciudadanos tenemos cada vez más claro que los gobiernos no mandan, sino que simulan que mandan. Se han convertido en los títeres de alguien, de algo que no sabemos muy bien qué es.

Observa lo sospechoso que es esto. El Banco Central Europeo (BCE) –institución oficial de la Unión Europea–, cuando crea euros, no se los puede prestar a los estados, a causa de su reglamento interno, que está elaborado y promovido por la banca internacional. Cuando un gobierno europeo necesita euros, el BCE se lo da a la banca privada, al 1% de interés, y esta se lo presta al gobierno al tipo que quiere (el 4, el 5, el 6%...), lo cual es un auténtico disparate. ¿De qué depende este tipo de interés? De la prima de riesgo que decide la propia banca. Es decir, ella decide si un gobierno es solvente o no. Si ese gobierno hace lo que la banca estima oportuno, la prima de riesgo disminuye, y el tipo de interés es más bajo, pero si ese gobierno quiere actuar de forma distinta, le imponen un interés mayor, con lo cual la deuda se incrementa.

Antes, las cosas no funcionaban de esta manera. Por ejemplo, en España, el Banco de España creaba las pesetas y cuando el Estado necesitaba dinero, se lo pedía a dicho banco, el cual le imponía unas condiciones de devolución al 0% de interés. Eran los denominados anticipos del Tesoro, lo cual le daba al gobierno una excelente capacidad de acción, en tanto que su deuda no se incrementaba a causa del tipo de interés. En contraste con esto, la forma de proceder actual constituye un ejemplo de los resortes que ha puesto en marcha el sistema para controlar y dominar los estados.

¿Qué está sucediendo? Que no estamos ante una crisis, sino ante una mutación: la transfiguración del sistema socioeconómico en un entramado de especulación global y cortoplacista y la conversión de ciudadanos, empresas y estados en una nueva raza de esclavos... La noción de crisis va ligada a lo fortuito de su aparición y a que, pasado un tiempo, la situación vuelva a ser como antes. Pero lo que estamos viviendo ahora no es una crisis, sino una mutación. Porque no es fortuita, sino que deriva de la evolución e imposición de la «lógica» del sistema vigente; además, en su esencia subyace precisamente el objetivo de que la situación nunca vuelva a ser como antes...

Sólo en la comprensión de que el sistema ha mutado puede entenderse el porqué y el calado de hechos como estos:

13 BILLONES DE EUROS DE FONDOS PÚBLICOS DESVIADOS A LA BANCA PRIVADA

Los principales directivos de los más importantes bancos centrales del planeta (los que emiten el dinero y deberían controlar los flujos y comportamientos financieros) celebraron un encuentro en Suiza el 9 de noviembre de 2009. Al finalizar la reunión, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, fue el encargado de actuar como portavoz y difundir una información que no tiene desperdicio: el dinero público que los países que conforman el G20 (las veinte naciones con mayor potencia económica del planeta) destinaron a ayudar a la banca privada en el período 2007-2009 se elevó a 10 billones de euros (el 60% de esa cifra, 6 billones de euros, correspondieron a estados de la Unión Europea), montante equivalente al 17% del PIB mundial. Dicho monto incluye subvenciones, ayudas diversas, compra de activos de mala calidad, garantía de las emisiones de la deuda privada, entrada en el capital de entidades bancarias (nacionalizándolas durante un «rato» para devolverlas después a manos privadas), etc.

Casi coincidiendo en el calendario con la indicada reunión de bancos centrales, la FAO (la agencia de la ONU para la alimentación) celebró en Roma la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria. Con los datos analizados durante esta cumbre se llega a la conclusión de que el dinero público canalizado a la banca privada multiplica por ciento ochenta y cinco los fondos anuales precisos (54.000 millones de euros) para acabar totalmente con la hambruna en el mundo, por lo que con esos 10 billones de euros se podría haber eliminado completamente el hambre en el planeta hasta el año 2194.

Cuando se escriben estas líneas ha transcurrido más de un lustro desde las informaciones precedentes. Y la indicada cifra de 10 billones de euros, siendo colosal, se ha quedado pequeña, pues las ayudas públicas a la banca privada han seguido produciéndose a escala internacional hasta alcanzar un importe no inferior a los 13 billones de euros, equivalente a más del 20% del PIB mundial y suficiente para erradicar el hambre en el planeta ¡hasta el año 2257!

El truco para que las élites financieras se enriquecieran con la «crisis» es sencillo. La banca afirmó que estaba arruinada, si bien no hay manera de comprobarlo en el sistema económico-financiero actual basado en la especulación. Porque todo se basa en los teóricos valores de unos activos que no son tangibles, sino que su valor es el que se les quiera dar en el mercado especulativo. Cuando la banca aseguró que estaba arruinada, los gobiernos del mundo tenían dos opciones. Una de ellas era responder como responden cuando se arruina cualquier otro tipo de empresa: no rescatándola en modo alguno. De hecho, la banca es un intermediario financiero; no es el sostén de la economía (el sostén de la economía es la producción de bienes y servicios). Los gobiernos habrían podido crear una banca pública con el dinero que destinaron a la privada, una banca propiedad de los ciudadanos y que estuviese a su servicio. Pero el poder político está bajo la influencia del poder económico y financiero, por lo que se plegó a la élite financiera y desvió esas enormes cantidades de dinero público hacia la banca privada. Al final, la banca que estaba en crisis y a la que los estados rescataron es aquella a la que ahora los estados deben dinero. Ello ha ocasionado que estén absolutamente endeudados. Por ejemplo, España, que tenía un déficit público de poco más de 300.000 millones de euros antes de la crisis bancaria, presenta hoy un déficit de más de 1 billón de euros. Los estados se ven obligados a acudir al sistema financiero para refinanciar la deuda, con lo que están permanentemente atrapados por dicho sistema financiero. Esto no es una crisis; es algo mucho más serio. Salta a la vista que es la culminación del dominio de los poderes financieros sobre los estados.

DEL AHORRO AL CONSUMO Y DEL CRÉDITO A UNA NUEVA ESCLAVITUD: LA RAZA DE DEUDORES Y EL ESCLAVO INTEGRAL

La actual mutación del sistema socioeconómico no ha sido fruto de la casualidad. Durante décadas se fueron creando las condiciones adecuadas para ello. Se ha producido una transición del ahorro al consumo, y a través del consumo se ha efectuado una transición al crédito; y a través del crédito la sociedad en su conjunto (ciudadanos, empresas y estados) ha acabado siendo objeto de una nueva esclavitud. Veamos a continuación el proceso que nos ha llevado hasta aquí: