Cubierta

Ben Sweetland

Hazte rico mientras duermes

Editorial Sirio

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Título original: Grow Rich While You Sleep

Traducido del inglés por Manuel Algora Corbi

Diseño de portada: Editorial Sirio, S.A.

Composición ePub: Pablo Barrio

Dedicado a Edel,
mi niña,
mi cariño y mi esposa

Este libro te va a ayudar a hacerte rico

Prepárate para una experiencia maravillosa. El libro que tienes en las manos te va a enseñar cómo atraer todo aquello que desees de la vida. Dinero, influencia, amor, respeto o admiración: cualquiera de estas cosas, o todas ellas juntas, serán tuyas.

Esta forma de hacerse rico que te propongo en las páginas que siguen es universal. Les ha proporcionado ya la riqueza a muchos hombres que trabajan en todo tipo de actividades, en distintas partes del mundo, y no depende en absoluto de la educación, del pasado ni de la buena suerte.

De lo que depende es de tu parte pensante más esencial y profunda. Echa un vistazo a tu alrededor y comprobarás qué pocos son los hombres que realmente saben lo que quieren o a dónde van. Carentes de un objetivo, no pueden ni siquiera discernir la diferencia entre lo que es bueno y lo que es malo para ellos.

Si tú vas también por ese camino, no te preocupes. Este libro va a cambiar tu vida. Empieza por recordar que eres mucho mejor de lo que conscientemente crees. De hecho, si ya sabes en qué gastarías una considerable fortuna en caso de tenerla, te encuentras ya muy por delante de la mayoría de la gente.

Antes de que acabes de leer estas páginas, sabrás ya de una vez por todas:

A medida que tu trabajo vaya progresando, verás que no solo posees aquello que el dinero puede comprar, sino también la satisfacción interior y profunda de hacer que tu vida sea lo que tú deseas que sea. ¡Convertirte en un hombre rico mientras te realizas personalmente es lo más constructivo, lo más saludable y lo más gozoso que puedes hacer por ti mismo!

El artífice de tu éxito es tu mente creativa

He escrito este libro partiendo de una frase de la Biblia: «Según un hombre piensa en su corazón, así es él». Sin cambiar el significado de esta verdad atemporal, la voy a modificar de modo que armonice con las líneas de la psicología moderna: «Una persona es lo que su mente creativa dice que es».

No eres un cuerpo que tiene una mente, sino una mente que tiene un cuerpo. Recuérdalo, y habrás dado el primer paso hacia el dominio de ti mismo.

En realidad, la mente presenta dos niveles. De ellos, el que mejor conocemos es el nivel consciente: es el que recibe impresiones del mundo a través de los sentidos de la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato, y resulta muy eficiente para tomar esas mil y una decisiones a las que nos enfrentamos a diario. Cada vez que realizas un acto consciente –coger un lápiz, hablar con un camarero o hacer una llamada telefónica–, tu mente consciente envía las órdenes necesarias a tu cuerpo. Y cuando te vas a dormir, ella también se va a dormir. Sin embargo, el otro nivel mental nunca duerme. Ese otro nivel es lo que llamaremos tu mente creativa.

Literalmente, tu mente creativa es la que te mantiene vivo. Es la responsable de las funciones vitales involuntarias, como la respiración, la circulación de la sangre o el latido del corazón. Controla las glándulas, que a su vez regulan y controlan a todo el resto del cuerpo.

Y lo que es más importante para nuestros fines: ¡tu mente creativa también gobierna tu personalidad, tu carácter, tus instintos más íntimos y tus deseos más profundos y secretos!

W. Clement Stone concibió una poderosa imagen en su mente creativa: se vio a sí mismo controlando una gran compañía de seguros. Todos sabemos que para empezar un negocio se necesita capital –de hecho, la mayoría de los fracasos en el mundo empresarial se deben a la falta de capital para superar los malos momentos–. Pues bien, mi amigo Stone comenzó con menos de cien dólares en el bolsillo, y a pesar de ello logró reunir una fortuna personal de cientos de millones de dólares con su compañía de seguros.

¿Cuántos vendedores hay que tienen un excelente producto y un buen puesto de venta y que no venden nada? La mente consciente es la que conoce la información sobre el producto y la que sabe los beneficios que este puede reportar, pero es la mente creativa la que determina si inspiramos confianza o sospechas, credibilidad o dudas, la que hace que pertenezcamos al tipo de personas que son bien recibidas tan pronto como dicen «hola» o a ese otro tipo cuyo carácter es tan negativo que resulta muy fácil no hacer negocios con ellas.

No pretendo que una imagen de éxito en tu mente creativa signifique que no puedes fallar en alguna ocasión. Pero te mostraré muchos casos de individuos que, aunque fallaron al principio, lo intentaron de nuevo y lograron superar todos los obstáculos. Simplemente consideraron que cada retroceso había sido una inmejorable oportunidad para mejorar.

Es tu mente creativa la que puede situarte entre la gente feliz, bien vestida y provista de todo –la que puede y la que lo hará–; ella atrae el amor, encuentra una solución a las dificultades y parece siempre luminosa.

Cómo hacerte rico mientras duermes

Tal como su título promete, este libro te enseñará cómo hacerte rico mientras duermes. ¡Lo hará comunicándose con tu mente creativa mientras tu mente consciente descansa con el resto de tu persona!

En el momento del sueño tu mente creativa es altamente receptiva, y tu mente consciente no puede interferir. Envíale a aquella un mensaje mientras duermes, y ese mensaje se introducirá en ella. Incluso es posible que erradique viejos mensajes indeseables. Puedes hacer esto en otros momentos también, pero el mejor de ellos sin duda es mientras duermes. Y de este modo, además, dormirás saludablemente.

Tal como te mostraré, el proceso de comunicación es muy sencillo. Algunas personas tardan varios días en dominar este inestimable secreto. No obstante, conozco a quienes lo hicieron en una sola noche. Es una maravillosa experiencia encontrar este genio mágico a nuestra disposición.

¿Qué es lo que le tienes que decir a tu mente creativa mientras duermes? En primer lugar, te sugeriría que practiques con los mensajes ya probados que hallarás en este libro. Sé por experiencia lo poderosos que son.

Muy pronto, sin embargo, crearás tus propios mensajes. En realidad, cuadros mentales: tú conduciendo el coche que deseas conducir… viviendo en esa casa que te encanta… perteneciendo al club o grupo social al que ansías unirte… Y, por encima de todo, ¡te verás provisto de cantidad de dinero, y gastándolo en lo que más te guste!

Algunos aseguran que ya han intentado este método y fracasaron. Si piensas así, te aseguro que tienes mil probabilidades contra una de no llegar nunca hasta tu mente creativa.

Muchos creen que deberían «cambiar su mentalidad» en cuanto al modo de manejar su vida, pero lo único que modifican es su mente consciente.

Ahora tú vas a cambiar. Solo que esta vez abandonarás toda negación, toda duda, todo derrotismo.

El optimismo, la confianza en ti mismo, el ánimo y un nuevo y maravilloso talento serán tuyos. El camino hacia la riqueza es recto y ancho.

Lo más saludable del mundo

Cuando te aseguré que hacerse rico puede ser lo más constructivo, saludable y gozoso que puedas haber hecho jamás, no estaba exagerando lo más mínimo.

Mi única advertencia es que te hagas rico del modo en que puedas manifestar mejor tu propia realización personal. De esa manera obtendrás algo más que dinero.

Puesto que las tres cuartas partes de nuestras enfermedades tienen una base mental, ¿no es acaso razonable pensar que tu estado mental pueda ejercer sobre ti un efecto tremendo? De hecho, el famoso investigador John A. Schindler demostró claramente que una de las ayudas más positivas para recuperar la salud es lograr un estado mental alegre, constructivo y con expectativas.

Sé que muchos llegan a ser ricos a costa de su salud, lo bastante ricos para poder luego pagar los médicos más caros. Esto no es lo más deseable y, por supuesto, no te va a suceder a ti. Los próximos años, mientras construyes tu fortuna, serán los años más felices de tu vida. Te liberarás de muchos conflictos internos y no tendrás ninguna razón psicosomática para convertirte en una de esas personas que sufren constantemente de dolores de cabeza o padecen úlceras de estómago.

Más aún, te librarás del exceso de fatiga y harás mucho más trabajo con menos esfuerzo, pues, ¿qué puede haber más fatigante que la derrota, el temible cansancio producido por estrellarse una y otra vez contra el mismo muro?

El mejor tónico contra este cansancio es llevar a cabo un trabajo tras otro con seguridad y éxito. Al final del día estarás satisfecho y deseando dedicarte a tu entretenimiento favorito.

Tu vida doméstica y tu mente creativa

Una mujer preocupada vino una vez a mí en busca de consejo. No podía seguir con su marido, no tenía suficiente dinero para vestir a la familia, sus hijos le daban muchos problemas y se consideraba a sí misma fatalmente condenada a una existencia de miseria. Solo estaba segura de una cosa: no tenía tiempo para ocuparse de mejorar su vida. Le dije que la respuesta a sus problemas se hallaba en su mente creativa. Estuve algo más de una hora con ella, explicándole lo mismo que explico en este libro.

Seis meses más tarde volvió para decirme que su vida matrimonial era ahora ideal, que tenía muchos y buenos vestidos en su armario, y que sus hijos se habían convertido en motivo de gozo en lugar de ser una preocupación.

Lo único que hizo fue construir firmes cuadros mentales de las condiciones ideales que deseaba. Estos cuadros se convirtieron literalmente en parte de su mente creativa. Pero no solo eso: también tuvo que esforzarse mucho para que sus sueños se hiciesen realidad. Sin embargo, solo cuando se convenció de que realmente podía manejar la situación, se puso manos a la obra.

A pesar del hincapié que hago en este libro a la riqueza material, como creo que un matrimonio feliz es una riqueza que está más allá de toda medida, dedico muchas páginas a mostrar cómo puedes encontrar esta felicidad a través del poder natural y maravilloso de tu mente creativa.

¿Cómo calibrar tu potencial de éxito?

Para escribir estas palabras que estás leyendo, he recurrido a una gran cantidad de experiencias, mías y de otros. Te muestro a continuación mi favorita de entre todas las experiencias verdaderas que me han contado. Se trata de un experimento llevado a cabo con un obrero que no sabía leer ni escribir.

Este hombre se había dedicado al trabajo físico toda su vida. Ahora, ya con más de sesenta años, comenzó rápidamente a envejecer. Pero a través de un cálculo artificioso, se le «demostró» que los registros estaban equivocados, y que en realidad era diez años más joven de lo que él creía.

Casi de inmediato, comenzó a parecer más joven, y actuó y se sintió como si realmente lo fuera. Mientras antes se quejaba de que no podía trabajar del modo que solía hacerlo, ahora realizaba su jornada diaria de duro trabajo, todos los días, sin fatiga excesiva. Anteriormente no le había sucedido nada negativo; simplemente había pensado en su mente creativa que a los sesenta tenía que quejarse y ralentizar su ritmo, igual que lo habían hecho todos sus amigos.

Se ha advertido también que las personas que se quedan ciegas a una edad temprana, a menudo, treinta años después, parecen mucho más jóvenes que las videntes de su misma edad. Se dice que esto sucede porque recuerdan sus propios rostros como rostros jóvenes. No andan buscando arrugas, no esperan ver cabello gris.

Del mismo modo, muchos hombres esperan algo me-diocre de sí mismos. ¡Y lo obtienen!

Estos son unos ejemplos de los modos más comunes que tiene la gente de rebajarse a sí misma:

Sin embargo, se puede persuadir a tu mente creativa para que cambie completamente sus consignas. Pronto te gustarás a ti mismo, gustarás a los demás y gozarás compartiendo tus buenos momentos.

Por consiguiente, cuando «olvidas», lo que ocurre es que no puedes llevar a tu mente consciente algo que está almacenado en tu mente creativa. La línea mental está bloqueada. Horas o días más tarde, puede ser que te des un golpe en la frente y que exclames: «¡eso es!» en el momento en que la línea mental repentinamente se abrió.

Millones de personas desperdician la mayor parte del tiempo de su mente bloqueando sus propios recuerdos. Yo te mostraré que una línea mental abierta no solo mejora tu memoria, sino que además fortalece y alerta otros poderes mentales. El hecho de ser capaz de recordar con prontitud nombres, direcciones, números de teléfono y precios puede ser algo muy valioso. Simplemente recuerda esto: tienes una memoria estupenda. ¡Vamos a emprender juntos la tarea de despertarla!

Comprobarás por qué los pensamientos tienen tanto poder… que cada acción debe empezar por un pensamiento. Vas a ver que , en tu mente creativa, decides cuánto poder darle a un pensamiento particular.

En primer lugar, enseñarás a tu mente creativa a concentrarse en los conceptos que deseas que sean los más poderosos. Ella a su vez instruirá a tu mente consciente para que mantenga esos conceptos siempre a la vista. Cuando eso ocurra, no tendrás ya más problemas para concentrarte, y será una concentración sin esfuerzo, que eliminará problemas y conservará tus energías vitales operando juntas hacia la consecución de tus metas.

¡Despierta!, ¡en cada una de las partes de tu ser!

¡Vas a mejorar en tantos aspectos que creerás haber nacido de nuevo! Tu mente creativa te dará una actitud alegre y entusiasta hacia cualquier cosa que hagas.

Cuando te enfrentes resueltamente a los problemas y a las decisiones que debas tomar, ganarás en calma y autocontrol. Todo lo que pone nerviosas a otras personas a ti no te afectará lo más mínimo.

Permíteme que te cuente otra historia. Esta es acerca de mí mismo. Hace años, cuando comenzaba a caer en la cuenta del ilimitado poder de la mente creativa, necesité acometer algunas obras de reparación en mi casa, pero encontré razones para dejarlas de lado. ¡Probablemente me inventé tales razones!

Cuando finalmente hice las obras, mi conciencia me empezó a preocupar. «¿Cómo podía instruir a mi mente creativa para que le dijese a mi mente consciente que las cosas han de hacerse en el momento en que deben ser hechas?», pensaba.

La respuesta era absurdamente simple: «Ahora, cuando tengo una tarea que ejecutar, le doy a mi mente creativa una imagen del trabajo ya hecho. Haciendo esto mientras duermo, puedo despertarme y experimentar el placer que voy a sentir cuando vea el trabajo acabado». Entonces, cuando realmente pongo manos a la obra, los obstáculos parecen disolverse, o en todo caso se convierten en meros detalles. Cuando el trabajo está ya finalizado, siento de nuevo esa agradable satisfacción.

Este es el secreto clave para volverse rico.

Hoy, ahora mismo, decide en tu mente consciente que ya eres rico. ¡Tu principal tarea está completada!

Tan pronto como leas este libro, conocerás el modo seguro y fácil de implantar el pensamiento de un millón de dólares en tu mente creativa. Y cuando eso ocurra nada, absolutamente nada, podrá interponerse en tu camino.

1 Una interpretación de la riqueza

¿Cómo definirías la palabra «riqueza»? La respuesta que des es exactamente lo que este libro significará para ti. Cuando utilice la palabra «riqueza» de ahora en adelante, será de acuerdo con tu interpretación.

Algunos de vosotros visualizaréis las riquezas como un suministro ilimitado de dinero, una finca, un yate, un avión, etc., y si ese es tu objetivo, pues bien, constrúyelo en tu imaginación y conforme continúes leyendo, encontrarás que está dentro de tus posibilidades hacer tu sueño realidad.

Quizá interpretes las riquezas como liderazgo en la política, la industria, el comercio, etc. Si tus deseos cayeran en esta categoría, el contenido de este libro te pondrá en la pista correcta hacia su consecución.

Podrías pensar que desear tanto las riquezas materiales como las del poder personal es esperar demasiado, pero no es así. En realidad, difícilmente podrás tener unas sin las otras, pero, ¡atención!, desear ambas, o incluso una sola, no te llevará a ninguna parte. ¡Ten cuidado con la palabra «desear»! Puede hacerte más daño que bien, como pronto vas a ver.

Una vez oí una definición de la riqueza que podría aplicarse a algunos de vosotros. Edel, mi mujer, y yo estábamos visitando el acogedor hogar de un obrero y su familia. La casa era pequeña, pero estaba decorada con mucho gusto. Disponía de la mayoría de las comodidades modernas. En el pequeño jardín, el césped estaba bien cuidado. El marido percibía unos ingresos gracias a los cuales la familia podía vivir con comodidades, y tenía asegurada una pensión para el día de su retiro. El total de los bienes físicos de su familia no excedería los veinte mil dólares.

—Nos consideramos la familia más rica de la ciudad –dijo ella llena de orgullo–. No tenemos preocupaciones financieras y reina una armonía perfecta en toda nuestra casa.

Si no has alcanzado todavía este nivel de riqueza, puedes considerarlo tu primera etapa, y utilizarás el poder adquirido con este libro para elevarte hasta ella. Una vez alcanzado este nivel, podrás elevar tus vistas y ascender a dominios cada vez más prominentes.

Hay personas que no poseen prácticamente nada de naturaleza material, pero que se consideran a sí mismas ricas, pues sus mentes están felices y sus cuerpos sanos.

No creo que ninguno de nosotros debiera aspirar a ser un Craso, pues las riquezas materiales pueden engendrar infelicidad tan fácilmente como elevarnos a las alturas del éxtasis. En este punto voy a hacerte una pregunta muy pertinente: «¿Cuál es el bien más grande que uno pueda esperar de la riqueza?».

Tener dinero en el banco, poseer una mansión impresionante, poder divertirte lujuriosamente, viajar a cualquier parte en cualquier momento, en primera clase o tener un ropero que sería la envidia de todos son algunas de las cosas que podrías considerar consecuencias benéficas de la riqueza. Piensa en estas cosas y en cualquier otra que pudiera estar asociada con el dinero, y todavía estarás equivocado en lo que respecta a dar una respuesta inteligente a mi pregunta.

La razón real para desear riquezas es ser feliz, el resultado final de toda realización. Aunque uno piense que su meta es la riqueza, en realidad está buscando la felicidad que satisface al alma y que llega a través de la realización; las riquezas no son más que una recompensa por haber alcanzado el objetivo.

En este punto, permíteme citar un par de ejemplos: un próspero empresario de Inglaterra tenía un modo único de gastar su exceso de dinero. Era el propietario de una granja grande y bien provista. Cada verano, un gran número de niños pobres eran invitados a pasar unas semanas en su granja. A los pequeños se les daba lo mejor de cada producto: comestibles frescos, exquisitas carnes de todo tipo, deliciosas frutas y verduras, etc. Además, permanecían bajo la supervisión de ayudantes afectuosos y bien preparados.

Este filántropo posiblemente no habría podido ser más feliz utilizando el dinero de cualquier otro modo. Por las noches se retiraba a dormir con una sonrisa, pensando en la felicidad que estaba dándoles a unos niños no acostumbrados a ella.

También hay un generoso financiero en Nueva York que obtiene su felicidad de un modo bastante diferente. Conoce la importancia de tener una vivienda propia y goza viendo a gente joven poseer sus propios hogares gratis y libres de toda preocupación. Constantemente busca parejas jóvenes que lo merezcan. Cuando encuentra una, su ayudante realiza una investigación para conocer la cuantía de la hipoteca, y se hace cargo de ella. Este hombre de gran corazón se las arregla para pagar dicha hipoteca anónimamente, y luego les envía la escritura totalmente libre de cargas.

No es difícil imaginar la paz que esta persona obtiene de la vida. Permíteme que te mencione un ejemplo opuesto: la historia de una pareja cuya existencia se ha vuelto infeliz a causa de las riquezas. Tan pronto como se volvieron ricos, se hicieron construir una casa enormemente lujosa, cuyo garaje albergaba varios de los coches más caros. Ella no podía concebir otro sitio para adquirir sus vestidos que no fuera París, y él era sumamente popular en el club ranchero más ostentoso.

Pero ¿era feliz esta pareja? No demasiado. Los fines de semana daban fiestas suntuosas y, por supuesto, los lunes amanecían con resaca y un sabor amargo en sus bocas.

Debido a sus excesos, su digestión y su salud general comenzaron a deteriorarse, sus rostros empezaron a mostrar signos de envejecimiento y pronto carecieron del magnetismo que tan fácilmente se adquiere con el vivir correcto.

¿Eran felices? Su expresión misma revelaba aburrimiento. El cabeza de familia había trabajado diligentemente, a la búsqueda de la felicidad. Consiguió la riqueza, pero como no entendía lo que era la verdadera felicidad, quedó muy lejos de alcanzar su meta.

Hay otra definición de la riqueza que deberíamos considerar y que, a mi parecer, es la más importante de todas. «Vive una vida rica», se dice a menudo de ciertas personas afortunadas. ¿Qué es una vida rica? Muy sencillo: una vida bien equilibrada, con multitud de experiencias interesantes e iluminadoras. El día de una persona así está separado en unidades de trabajo creativo, descanso, recreo y diversión. Ninguna de estas actividades aisladas es capaz de producir la felicidad por sí sola.

«Tanto trabajo y ningún juego hacen de Jaime un chico soso», esto es algo que he escuchado desde mi infancia; y es verdad, aunque algunos no hayamos prestado ninguna atención a este consejo.

Del mismo modo, emplear todo tu tiempo descansando sería verdaderamente cansado. El propósito del descanso quedaría anulado. Si se tienen momentos de descanso y relajación entre los períodos de trabajo, se disfrutarán mucho más, y se gozará asimismo del trabajo cuando se vuelva a él.

La diversión es el «postre» que gozamos al final de un satisfactorio día de trabajo. Igual que «todo trabajo y nada de juego» es algo no deseable, la diversión continua tampoco conseguiría darnos la felicidad perfecta.

Durante los períodos de recreo deberíais dejar tiempo para la lectura constructiva y para ampliar vuestro círculo de amigos y conocidos, dejando tiempo para conversar con otros.

Ahora puedes ver que una vida rica es una mezcla de todos los elementos deseables de la existencia.

¿Qué harías con una gran fortuna?

Antes de empezar este capítulo, les hice esta misma pregunta a muchos hombres y mujeres de distintos niveles sociales y culturales. Las respuestas que recibí fueron tan diferentes como las personas a las que pregunté. Un mecánico, por ejemplo, dijo:

—Dejaría mi trabajo, vendería mi casa y no haría nada durante los años siguientes.

¿Crees que sería feliz? Realmente lo dudo.

Conocí a un hombre que se retiró de la presidencia de una gran empresa. Vendió su hogar y decidió pasar la mayor parte de su tiempo viajando. Sin embargo, se aburrió tanto con este tipo de vida que pronto volvió a su antigua ciudad, compró una nueva casa y estableció otro negocio.

Un oficinista respondió sin vacilar a la pregunta del siguiente modo:

—Compraría este negocio y sería mi propio jefe.

No hace falta ser psicólogo para conocer a este hombre, partiendo de su respuesta. Es probable que esté harto de su superior, lo cual le hace desear ser el propietario del negocio, de modo que él pueda ser el jefe.

Ningún hombre de negocios es nunca su propio jefe. Tiene tantos jefes como clientes, ya que debe esforzarse continuamente por darles satisfacción, o pronto empezarán a convertirse en un problema.

Quizá este oficinista esté pasando por dificultades económicas y piense que sería maravilloso estar al frente de una compañía que le reportase unos ingresos elevados. Pero lo que esta y otras personas rara vez piensan es que el salario de un ejecutivo depende tanto como el del oficinista de la cantidad de dinero que entra en la empresa.

No me malinterpretes. Es bueno ser cabeza de una empresa propia; pero has de crecer con ella.

También le pregunté a un ama de casa qué haría si lograra una gran fortuna. Me gustó su respuesta:

—Tengo muchos amigos y familiares que no disfrutan de lo mejor de la vida. Me gustaría cogerlos uno a uno y hacer algo para que fueran felices. Podría llevar a una amiga a una tienda y vestirla de arriba abajo con buenas ropas. A otra la llevaría a un viaje con todos los gastos pagados. Otro tiene talento para los negocios; me gustaría ayudarle a emprender un pequeño negocio.

Lo que haría por otros componía una larga y generosa lista. Había una expresión de gran sinceridad en su rostro cuando describía lo que haría con las riquezas. Demostró que conocía que la felicidad proviene de dar felicidad.

A un muchacho se le hizo la misma pregunta mágica: «¿Qué harías si tuvieras una gran fortuna?».

—Oh, caramba, señor, no lo sé. Supongo que lo primero de todo, conseguiría para papá la lancha motora que siempre ha deseado. Compraría para mamá todos los últimos adelantos de la cocina y limpieza, de modo que no tuviese que trabajar tanto, y yo iría a un centro de prestigio y estudiaría electrónica.

¿Acaso una respuesta como esta no os hace pensar que si pudierais le daríais a ese muchacho ahora mismo el dinero necesario, para permitirle ponerlo a trabajar de ese modo tan maravilloso?

Le pregunté a un hombre sin cultura ni educación qué haría con una gran fortuna.

—¿Qué haría? –contestó bruscamente–. ¿Afeitarme y vestirme para las comidas y mezclarme con los esnobs y los señores de sombrero alto? Eso no es para mí, estoy satisfecho de lo que soy.

A este tipo de hombres poca ayuda les puede ofrecer este libro. Lo leerían con el temor de que algunas de sus sugerencias pudiesen afectarles y hacerles cambiar su actual modo de vivir, tan relajado.

¿Por qué toda esta discusión sobre la riqueza?

Como descubrirás antes de haber acabado de leer estas páginas, puedes adquirir riquezas, y de una manera más simple de lo que hayas podido nunca imaginar. Puedes hacerte rico de cualquier modo que desees: en bienes materiales (dinero, hogar, etc.), en bendiciones mentales y espirituales, en poder personal y en liderazgo, en amistades… ¿No sería pues una buena idea decidir ahora qué tipo de riquezas crees que te darían la felicidad que buscas?

Si has estado viviendo como lo hace el ciudadano medio, ganando lo suficiente para salir adelante, cubriendo las necesidades de la vida y unos pocos de sus lujos, tu interpretación de la riqueza puede ser bastante comedida. Tener tus deudas completamente pagadas y unos miles de dólares en el banco podría estar tan lejos de tu situación actual que te parecería necio «soñar» con ir más allá.

¿Sabes que la capacidad de adquirir riquezas es un estado mental? Napoleon Hill, autor de Piense y hágase rico, dijo: «Cualquier cosa que la mente sea capaz de concebir y creer, puede alcanzarse». Para captar toda la importancia de esta afirmación, debes meditar sobre ella. Puedes concebir el deseo de ser rico: «Quisiera ser poderoso entre los hombres; desearía tener dinero, montones de dinero», pero si tu mente es capaz de proyectar una imagen de ti con poder y dinero, y si realmente crees que puedes tener poder y dinero, ¡atención, ese es el buen camino!

Cuando Clement Stone era muy joven, hace ya bastante tiempo de eso, concibió la imagen de sí mismo dirigiendo una gran compañía de seguros, y creyó profundamente que podía lograrlo. Comenzando con poco menos de cien dólares, llegó a construir un imperio en el mundo de los seguros y a multiplicar su exigua inversión inicial hasta conseguir una fortuna personal de cientos de millones de dólares. En el libro que escribió junto a Napoleon Hill, El éxito a través de una actitud mental positiva, nos cuenta cómo lo hizo. El patrón por el que Stone se guió fue simple, probando una vez más la eficacia del lema de Hill: «Cualquier cosa que la mente pueda concebir y creer, puede alcanzarse».

«¡Hazte rico mientras duermes!»

Hasta este momento no he dicho nada acerca del provocativo título de este libro. Suena a fantasía, a ciencia ficción, pero conforme aprendas más sobre el modo como opera la mente, encontrarás que nuestro futuro, sea de éxito o de fracaso, es conformado en nuestra mente subconsciente, en especial durante el sueño.

Se han publicado cientos de libros de autoayuda; sin embargo, dudo que muchos de ellos hayan sido capaces de transmitir una imagen comprensible del papel tan vital que la mente subconsciente juega en nuestras vidas.

El concepto central del «dominio de la mente sobre la materia» es que si pensamos en términos de éxito, manifestaremos éxito. Esto es verdad, pero ¿qué significa? ¿Lo entiendes realmente?

Una mujer vino a verme, principalmente para mostrar su desacuerdo con algunas de mis teorías. Ella no dudaba de mi afirmación de que «para poder tener éxito, antes debemos pensar en términos de éxito».

—Pero –me explicó– se necesita más coraje del que yo poseo, para poder mantener pensamientos de éxito y llegar a hacerlos realidad.

Su concepto sobre el desarrollo del poder mental, y el uso que hizo de él, era totalmente erróneo, y me temo coincide con el pensamiento de la mayoría de las personas que se interesan por este asunto.

Una vez escribí un folleto titulado Para desarrollar el instinto del autoperfeccionamiento. En él señalaba que la mayoría de la gente, tras dejar la escuela, se hace consciente de que su educación, en lugar de ser completa, está simplemente empezando. Comprenden que deberían seguir incrementando sus conocimientos y son muchos los que así lo hacen. Leen libros y realizan cursos presenciales o a distancia, en un meritorio intento por aumentar sus conocimientos actuales. El hecho de que obtengan o no grandes beneficios de este estudio adicional es algo cuestionable, pues la mayoría lo hacen porque creen que es su obligación. Si, por el contrario, fueran capaces de crear en sí mismos el deseo de estudiar, sentirían una agradable emoción cada vez que aprendieran algo nuevo.

Si estás tratando de establecer patrones de pensamiento a lo largo de las líneas del éxito, y tienes que disciplinarte para actuar en sentido contrario a tus tendencias naturales, te resultará un trabajo muy pesado y extremadamente aburrido. Pocos serán capaces de continuar con un régimen así; la inmensa mayoría acabarán llegando a la conclusión de que «esto no está hecho para mí».

Por otra parte, una vez que has aceptado la idea de qué es el éxito, tu mente subconsciente te guiará hacia el tipo de pensamiento y acción que producirán tal éxito. No tendrás que obligarte a seguir determinados procedimientos; actuarás en todo momento manteniéndote en el plan del éxito, porque desearás hacerlo.

¿No es todo esto emocionante? ¿Vas a dar los pasos que instintivamente sabes que te liberarán de tus tristes días de cobro?

No, no me estoy desviando de los comentarios que antes hice sobre «hacerte rico mientras duermes». Estoy incluyendo estos puntos previos para ayudarte a ver que hacerte rico mientras duermes no es algo fantástico, sino un fenómeno natural de la mente subconsciente.

Como ya he señalado con anterioridad, tenemos dos mentes: la mente consciente y la mente subconsciente. La primera se hace cargo de todo nuestro pensamiento, esquematización y planificación, mientras que la segunda se ocupa de todas las funciones involuntarias del cuerpo: respiración, circulación de la sangre, restauración de los tejidos dañados, etc. Además, tiene poderes de razonamiento independientes de los de la mente consciente. Mientras esta permanece ocupada con un pensamiento concreto, la mente subconsciente puede estar dedicándose a alguna otra cosa.

¿No has dicho a menudo: «Tengo la sensación de que debería hacer esto», o «Tengo la impresión de que no debería hacer aquello»? Sé que en más de una ocasión lo has hecho. ¿De dónde venía esa «sensación»? No vino del aire, sino de tu mente subconsciente.

Si la «sensación» fue de naturaleza negativa, es porque habitualmente alimentas tu mente subconsciente con pensamientos negativos. Y, por fortuna, también sucede lo contrario: el pensamiento positivo creará reacciones positivas en tu mente interna.

Cuando te levantas por las mañanas, ¿cuál es normalmente tu tendencia? Tal vez vuelvas a la conciencia con este pensamiento: «Otro día de trabajo. ¡Ojalá pudiera dormir una o dos horas más!».

O quizá empieces el día vibrante y con un pensamiento como: «¡Qué bien me siento! ¡Voy a salir a superar todos los récords!».

¿Por qué existe tanta diferencia entre ambos modos de comenzar el día? ¿Es que hay algo físicamente mal en quien lo hace perezosamente? Es posible que sea así en algunas ocasiones. En la gran mayoría de los casos, sin embargo, nuestro ánimo al despertar es un reflejo del patrón de pensamiento establecido en la mente subconsciente la noche anterior.

Si te vas a la cama con pensamientos tales como: «¡Qué duro fue el día de hoy! Tengo algunos problemas difíciles que resolver mañana, en los que no quiero ni pensar», o cosas así, lo más probable es que no descanses bien en toda la noche, mientras tu mente subconsciente asimila los pensamientos del «difícil día» que le suministraste. ¿Es acaso sorprendente que despiertes con miedo al nuevo día?

Supón, en cambio, que te acuestas con pensamientos tales como: «¡Mañana voy a arrasar con todo! Hoy ha sido una jornada bastante buena, pero nada en comparación con lo que será mañana. Voy a tener un sueño reparador y me despertaré temprano, deseando comenzar el gran día». ¿Acaso no es fácil de comprender que un patrón de pensamiento de este tipo te hará saltar de la cama con extremo entusiasmo?

Ahora ¿no hay ya un rayo de luz empezando a atravesar la nube de incertidumbre a la que te enfrentaste cuando viste por primera vez el título: «Hazte rico mientras duermes»?

De hecho, ¿no empiezas tal vez a considerar que el único modo que tienes de desencadenar la conciencia del éxito es mientras duermes?

Cada vez que un pensamiento poderoso se introduce en mi conciencia, siento un ligero cosquilleo en las proximidades del plexo solar. Esto, sin duda, se debe a la formación de un instinto de «¡vamos a por ello!».

Ahora mismo, conforme he vuelto a leer este capítulo antes de comenzar el siguiente, he advertido la misma reacción física, que me indica, estoy seguro, que aunque los pensamientos de este libro son míos, y pese a todo lo que estoy consiguiendo, me hallo lejos de haber alcanzado toda mi capacidad de realización.

¿Cómo te sientes?

¿Te ha atrapado ese «cosquilleo»? ¿Sabes ya intuitivamente que la expresión mágica: «¡Ábrete Sésamo!», que abre la puerta a una vida de abundancia y felicidad, es tuya?

Si no sientes dicho «cosquilleo», es que no has estado concentrado mientras leías.

Así que, por tu propio bien, haz una pausa, relájate y vuelve a leer este capítulo antes de comenzar el siguiente.

De hecho, en cualquier caso, no sería una mala idea volver a leerlo antes de proseguir. Se convertiría en un buen modo de empezar la nueva vida que te aguarda.