portada

“Para acercarse al objetivo planteado,
es decir, la delimitación de la francofonía, conviene
propiciar esas miradas cruzadas que, transversalmente,
reflejen y enriquezcan la imagen que cada quien
tiene de sí mismo […] Estos acercamientos transversales
dentro de la red francófona abrirían un abanico
de matices en la percepción del otro,
sin abandonar el terreno común de la lengua.”
LAURA LÓPEZ MORALES

“En México, desde los años noventa,
la investigadora en letras francesas
Laura López Morales (Facultad de Filosofía y
Letras, UNAM) abrió brecha con publicaciones,
seminarios, cursos y conferencias
sobre culturas y literaturas francófonas.”
VERÓNICA MARTÍNEZ

TIERRA FIRME


AUSENCIAS Y ESPEJISMOS

Ausencias y espejismos

FRANCOFONÍA LITERARIA

Compilación, coordinación de traducción, prólogo y notas
LAURA LÓPEZ MORALES

Fondo de Cultura Económica

Primera edición, 2017
Primera edición electrónica, 2017

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.

contraportada

Índice

  1. Presentación. Veinte años después…
  2. Prólogo. Hitos de la francofonía
  3. Patrice Desbiens
    1. El hombre invisible
  4. Boris Schreiber
    1. El girasol desgarrado
  5. Marie Seurat
    1. Un Oriente tan cercano
  6. François Paré
    1. Las literaturas de la exigüidad
  7. Gary Victor
    1. Un octubre de Elyaniz
  8. Régine Robin
    1. La Québécoite
  9. René Depestre
    1. De Escribir "la palabra de la noche"
  10. Édouard Glissant
    1. Todo-mundo
  11. Layla Nabulsi
    1. ¡Arriba los muertos!
  12. Vassilis Alexakis
    1. La lengua materna
  13. Mohammed Dib
    1. De La noche salvaje
  14. Monique LaRue
    1. El agrimensor y el navegante
  15. Gisèle Pineau
    1. El exilio según Julia
  16. Patrick Chamoiseau
    1. El esclavo anciano y el moloso
  17. Abdellatif Laâbi
    1. El spleen de Casablanca
  18. Linda Lê
    1. Las tres parcas
  19. Nicole Malinconi
    1. Da solo
  20. Abla Farhoud
    1. La felicidad tiene cola resbaladiza
  21. Jérôme Meizoz
    1. El derecho a “escribir mal" Cuando los autores romandos se burlan del “francés de París"
  22. Tahar Ben Jelloun
    1. Laberinto de sentimientos
  23. Héctor Bianciotti
    1. Como la huella del pájaro en el aire
  24. Khal Torabully
    1. Carne coral. Fragmentos coolies
  25. Nancy Huston
    1. Norte perdido
  26. Ahmed Bouanani
    1. Territorios del instante
  27. Nina Bouraoui
    1. Marimacho
  28. Serge Kribus
    1. Ocupado
  29. Dany Laferrière
    1. El grito de los pájaros locos
  30. Janis Otsiemi
    1. Todos los caminos llevan al Otro
  31. Nicole Brossard
    1. Ayer
  32. Kangni Alem
    1. Cola cola jazz
  33. Ananda Devi
    1. Suspiro
  34. Antoine Tshitungu Kongolo
    1. Continuará
  35. Yoka Lye Mudaba
    1. Carta de un kinés al tío del pueblo: aleluyarios
  36. Nathacha Appanah-Mouriquand
    1. Las rocas de polvo de oro
  37. Assia Djebar
    1. La desaparición de la lengua francesa
  38. Ken Bugul
    1. La mujer del gobernador
  39. Fama Diagne Sène
    1. La hora de los adioses
  40. Albert Memmi
    1. Retrato del descolonizado árabo-musulmán y algunos otros
  41. Marco Micone
    1. Silencios
  42. Raharimanana
    1. El árbol antropófago
  43. Antonio D’Alfonso
    1. En itálicas. Para una cultura itálica
  44. Louis-Philippe Dalembert
    1. Los dioses viajan de noche
  45. Kirby Jambon
    1. La escuela Gombo
  46. Anthony Phelps
    1. La fuerza de lo inconcluso
  47. Nicole Cage-Florentiny
    1. Más allá de las palabras… el amor
  48. François Paré
    1. El fantasma de Escanaba
  49. Umar Timol
    1. Vagabundeos
  50. Manon Nolin
    1. Los sonidos del mundo
  51. Jean Portante
    1. Ballena. Instrucciones de uso
  52. Bibliografía
  53. Créditos
  54. Traductores

PRESENTACIÓN

Veinte años después…

El interés por sacar a la luz esta compilación de textos responde a la necesidad de colmar el lapso transcurrido desde las últimas publicaciones incluidas en la serie de tres volúmenes dedicados a las literaturas francófonas (1995, 1996, 1997) por esta casa editorial. Por el carácter heterogéneo, desde el punto de vista histórico, geográfico y cultural, de los textos recopilados en aquellos volúmenes, el orden elegido en esas ocasiones fue articular de acuerdo con la región continental (Europa, América y África) lo más significativo de la producción literaria en francés. La trayectoria descrita en esas regiones de entonces a la fecha obligó a reconsiderar el ordenamiento. Así, los cambios sustanciales en los criterios tanto de selección como de presentación del nuevo corpus se centraron en prestar mayor atención a las líneas temáticas más recurrentes detectables en el conjunto.

Aunque los textos traducidos en la actual antología corresponden a la última década del siglo XX y primera del XXI, toda vez que los volúmenes de la serie anterior abarcaron parte de la producción publicada hasta finales de los años ochenta, el corpus aquí presentado arranca con un extracto del largo poema narrativo de Patrice Desbiens (1981), con la idea de subrayar la vigencia de las preocupaciones compartidas por la mayoría de los autores aquí incluidos en lo referente a ciertos ejes temáticos inherentes a la identidad, la inestabilidad lingüística y la subversión de los cánones genéricos. El resto de los fragmentos proviene de obras publicadas después de la década de 1990.

En la medida en que se descartó la adopción del criterio geográfico para presentar a los autores seleccionados, nos vimos ante la posibilidad de organizarlos por simple orden alfabético, o cronológico (por fecha de nacimiento), o también genérico (novela, poesía, teatro…), o, más aún, de acuerdo con la predominancia de tal o cual línea temática. Empero, ninguno de estos criterios satisfacía la necesidad de poner de manifiesto la existencia de preocupaciones compartidas o las profundas diferencias inherentes a la especificidad de los recursos discursivos empleados por cada quien. Además, en muchos casos un fragmento podía coincidir o discrepar radicalmente de los demás. Así que —si bien quizá no sea el mejor argumento— consideramos que la perspectiva más neutra podría desprenderse de la articulación por fecha de publicación, en virtud de que esto permitía captar mejor resonancias simultáneas en el amplio espectro del fenómeno literario del universo francófono. En tales condiciones, el orden adoptado se atiene a esa cronología, en la inteligencia de que pueden tejerse redes subterráneas que permiten a los textos dialogar entre sí.

Resulta importante aclarar, en principio, que aunque muchos de los escritos podrían remitir al enfoque del llamado poscolonialismo, lejos de ser una pauta privilegiada en la selección del corpus los criterios predominantes fueron más bien de índole temática relativa a la identidad, al exilio, a la migración y al tratamiento de la lengua, independientemente del origen del escritor.

Por último, este libro es producto del trabajo colectivo emprendido a finales de 2012 con la participación de un grupo de estudiantes de los seminarios de literaturas francófonas y de traducción, impartidos en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Conviene añadir que, en tal sentido, esta institución ha sido pionera en el estudio y la investigación sobre la materia con la creación en 1986 del Centro de Documentación de Literaturas Francófonas, que ha servido de marco para la impartición de cursos y la realización de investigaciones en las que siguen involucradas varias generaciones de estudiantes cuyo trabajo de titulación se centra en algún tema afín. Si bien la responsabilidad de la coordinación y revisión de las traducciones estuvo a mi cargo, ésta es la primera ocasión en la que la participación colectiva de los estudiantes en la investigación, selección y traducción del material fue decisiva; algunos de ellos colaboraron con entusiasmo desde el arranque del proyecto. Vaya aquí mi profundo agradecimiento al esfuerzo, la seriedad y disponibilidad que demostraron.

En el mismo orden de ideas, si bien la Facultad abrió brecha en el acercamiento a estos temas, hacía falta un respaldo que le hiciera eco para la difusión, más allá del espacio institucional, entre un vasto público. Por ello, el apoyo del Fondo de Cultura Económica (FCE) resultó oportuno y decisivo, pues a partir de entonces la divulgación de lo que se realiza en México rebasó las fronteras nacionales. Acorde con este proceso de acercamiento a otros pueblos y otras culturas, en este caso en lengua francesa, la elaboración del presente volumen coincidió con la adhesión de México, en noviembre de 2014, a la Organisation Internationale de la Francophonie (OIF), en calidad de observador.

Conviene destacar, además, que el trabajo de traducción requirió mucho esfuerzo y rigor, ya que captar y desentrañar los efectos de creatividad de los textos originales y trasladarlos luego a otra lengua tal vez sea el mayor reto al que se enfrenta la traducción; consideramos que dicho desafío fue solventado con acierto.

Por último, ante la imposibilidad de agradecer a todos y cada uno de los autores que aceptaron apoyar con entusiasmo y generosidad el proyecto, deseamos expresar nuestra gratitud a quienes lo hicieron con la cesión de los derechos sobre sus textos, a quienes tuvieron la disponibilidad de ayudarnos, en ocasiones, a disipar dudas sobre los escritos y a quienes, pese a haber dado su consentimiento para la inclusión de textos suyos en el volumen, hubo que descartarlos por problemas con las editoriales —que anteponen sus intereses económicos a la posibilidad de difundir sus acervos en otras lenguas—. Resulta lamentable constatar el menosprecio manifiesto ante iniciativas como ésta. Hubo casos en los que se acudió directamente al autor para establecer el puente con la editorial ante el silencio de ésta a la primera solicitud formulada por nosotros. En otras ocasiones no hubo respuestas ni de unos ni de otros. Pero lo más deplorable de esta situación es que la circulación de la cultura, en este caso la creación literaria, se vea obstaculizada y regida por las leyes de mercado en un mundo supuestamente globalizado. Dicho lo anterior, esperamos que esta versión definitiva conserve el espíritu del proyecto original, pese a la mutilación de los testimonios de autores clave, como el marfileño Ahmadou Kourouma, la guadalupeña Maryse Condé, el congoleño Alain Mabanckou, la canadiense de origen chino Ying Chen, la suiza de origen húngaro Agota Kristof y el libanés Amin Maalouf.

De cualquier manera, conscientes de las virtudes y carencias inherentes a toda antología, esperamos que este conjunto de textos permita al lector formarse una idea de la riqueza y diversidad, en temas y expresiones, de la reciente producción literaria en francés.

LAURA LÓPEZ MORALES

Ciudad de México, febrero de 2017

1 Onésime Reclus, France, Algérie et colonies, Hachette, París, 1886, p. 422.

2 André Reboullet y Michel Tétu (dirs.), Guide culturel. Civilisations et littératures d’expression française, Hachette, París, 1977.

3 Nueva categoría de hablantes del francés.

4 “Le Français, langue de culture”, Esprit. Le Français, Langue Vivante, núm. 11, noviembre de 1962, pp. 837-844.

5 La bibliografía consultada y referida en esta sección aparece al final del volumen.

6 Raymond Queneau (dir.), Histoire des littératures, III. Littératures françaises, connexes et marginales, Gallimard, París, 1978 (La Pléiade). Detalle curioso: para lo que en otros textos aquí revisados se designa como francófono o francófona (escritor francófono, literatura francófona), en esta prestigiosa publicación se recurre a la fórmula: “de expresión francesa”.

7 J. A. Luthi, J. Viatte, G. Zananiri (dirs.), Dictionnaire général de la francophonie, Éditions Letouzey et Ané, París, 1986.

8 J. P. de Beaumarchais, Daniel Couty y Alain Rey (dirs.), Dictionnaire général de la francophonie, Borda, París, 1987.

9 Jean-Marc Moura, Littérature francophones et théorie postcoloniale, PUF, París, 1999.

10 Alfonso Reyes, “Teoría de la antología”, en Obras completas, t. XIV. La experiencia literaria. Tres puntos de exegética literaria, FCE, México, 1962, p. 138.

11 Lise Gauvin, L’écrivain francophone à la croisée des langues. Entretiens, Karthala, París, 1997.

12 Lise Gauvin (dir.), Les Littératures de langue française à l’heure de la mondialisation, Hurtubise, Montreal, 2010, p. 173.

13 Nueve de las cuales forman parte de nuestro corpus.

14 Marc Quaghebeur, hace cerca de treinta años, y François Provenzano, en fechas más recientes, han insistido en ello.

15 Lise Gauvin (dir.), Les Littératures…, op. cit.

16 Idem.

17 Claudio Guillén, Entre lo uno y lo diverso. Introducción a la literatura comparada (ayer y hoy), Tusquets, Barcelona, 2005, p. 378.

1 La traducción de toda la obra se realizó durante una residencia en The Banff International Literary Translation Centre, en 2009. En la edición de Prise de Parole, de 1997, la traducción del francés está seguida de la del inglés; la presente traducción al español se hizo a partir de dicha edición. Entre corchetes se señalan las páginas seleccionadas y traducidas. [E.]

EL HOMBRE INVISIBLE

1 –

El hombre invisible nació en Timmins, Ontario.

Es francoontariano.

4 –

El niño Jesús nació en un granero no muy lejos de Timmins.

Jesús va a las mismas escuelas que el hombre invisible.

Pero Jesús siempre es mejor en todo, sobre todo en los deportes. Tiene ambiciones, sus padres lo alientan.

6 –

El hombre invisible juega indios y vaqueros en las calles de Timmins, Ontario.

Todo el mundo sabe que los vaqueros no hablan francés. Audie Murphy no habla francés. El hombre invisible es Audie Murphy. Él sabe morirse.

“Hey, you sure know how to die!…”, le dice uno de sus amigos.

El hombre invisible, inmediatamente halagado, hace que le disparen y muere a menudo.

No es más que el comienzo.

EL HOMBRE INVISIBLE

1 –

El hombre invisible nació en Timmins, Ontario.

Es francocanadiense.

[pp.. 10-11]

4 –

Jesús nació en un granero cerca de Timmins.

Jesús va a las mismas escuelas que el hombre invisible.

Pero Jesús es siempre mejor en todo, especialmente en los deportes. Tiene ambición, quiere ser una estrella, sus padres lo animan.

[pp.. 16-17]

6 –

El hombre invisible juega indios y vaqueros en las calles de Timmins, Ontario.

Todos saben que los vaqueros no hablan francés. Audie Murphy no habla francés. El hombre invisible es Audie Murphy. Él realmente sabe cómo morir.

“Oye, ¡tú sí que sabes morirte!...”, dice uno de sus amigos.

El hombre invisible, inmediatamente halagado, hace que le disparen y muere tantas veces como le es posible.

Tan sólo es el principio...

[pp.. 20-21]

12 –

La madre del hombre invisible se ha vuelto casi luz pura.

Los guardias y los doctores del hospital se ven obligados a ponerse lentes de sol casi todo el tiempo.

En todo caso, a final de cuentas y otras expresiones absolutamente inútiles más tarde, la madre del hombre invisible muere.

“Me-voy-a-ver-al niño Jesús…”, son las últimas palabras que suspira en la oreja de su hijo.

Durante un minuto, el hombre invisible temió que le pidiera que la acompañara, pero no, se muere y ya.

13 –

La madre del hombre invisible está muerta.

Rimbaud y Baudelaire vienen a los funerales para ofrecer sus condolencias.

El niño Jesús no está ahí, obviamente. Fue a presentar sus exámenes de admisión a la universidad.

La madre del hombre invisible está muerta. Es otro tipo de invisibilidad.

No llora. Ni siquiera la muerte de su madre lo vuelve visible.

La tristeza renta un cuarto sin ventanas en su corazón.

El día corta su silueta sobre las líneas punteadas.

12 –

La madre del hombre invisible se ha vuelto casi luz pura.

Las enfermeras y los doctores del hospital tienen que usar lentes de sol todo el tiempo.

Bueno, en resumidas cuentas, la madre del hombre invisible finalmente muere.

“Voy a ver a Jesús…”, son las últimas palabras que exhala en la oreja de su hijo.

Cuando finalmente la cubrieron, en verdad brillaba.

Era como un destello que no podía apagarse.

[pp.. 32-33]

13 –

La madre del hombre invisible está muerta.

El día desciende como una cortina rota.

Rimbaud y Baudelaire, sus dos nuevos amigos, vienen al funeral para presentar sus respetos.

Jesús no está ahí. Abandonó el pueblo hace algunos días en circunstancias misteriosas.

“Quién lo hubiera pensado…”

“Un muchacho tan agradable…”

La tristeza renta un cuarto sin ventanas en el corazón del hombre invisible.

[pp.. 34-35]

18 –

Un buen día de junio, el hombre invisible decide irse.

Levanta el culo y deja atrás Timmins como lo hubiera hecho Audie Murphy porque ya no queda ningún villano que matar.

21 –

Cuando el hombre invisible finalmente sale a la superficie, lo hace cerca de las vías del tren, en alguna parte del campo, en Quebec.

Mientras se va quitando los terrones negros que se pegan a su ropa, camina hacia las vías del tren.

Hay una chica amarrada a las vías.

A juzgar por su tez bronceada, el hombre invisible intuye que hace rato que está ahí.

“¿Cómo te llamas?”, le pregunta.

“Pauline”, responde ella.

“¿Por qué estás atada a estas vías del tren?”

“¿No es así para todos?”, pregunta ella.

“Para mí no”, responde el hombre invisible.

Al darse cuenta de su situación, ambos se enamoran locamente.

18 –

Un día durante un mes de junio, el hombre invisible escribe un poema sobre su madre y lo llama Abuela Hierbabuena.

Pone una pluma en su sombrero y lo llama poesía.

Alarga su pulgar vendado y abandona Timmins como el sheriff que abandona el pueblo porque ya no hay bandidos.

[pp.. 44-45]

21 –

Cuando el hombre invisible finalmente sale a la superficie, lo hace cerca de las vías de tren, en algún lado del campo, en Quebec.

Camina hacia las vías mientras se sacude la suciedad de la ropa.

Hay una chica atada a las vías.

Se da cuenta, por su bronceado, de que lleva ahí un rato.

“¿Cómo te llamas?”, pregunta el hombre invisible.

“Pauline”, responde ella.

“¿Por qué estás atada a estas vías?”

“¿No lo están todos?”, le contesta.

“Yo no…”, dice el hombre invisible.

Al darse cuenta de su situación, se enamoran de inmediato.

[pp.. 50-51]

23 –

“¿Cuándo vas a volver a ver a Pauline?”, pregunta un amigo.

“¿Cómo sabes que Pauline...?”, pregunta el hombre invisible.

“¡Vamos! Todo el mundo sabe que Pauline...”, responde el amigo.

“Dive! Dive! Dive!”, grita el hombre invisible a la tripulación de su submarino.

23 –

“¿Cuándo vas a ver a Pauline de nuevo?”, pregunta un amigo del hombre invisible.

“¿Cómo supiste que Pauline...?”, responde el hombre invisible.

“Todo el mundo sabe que Pauline...”, responde el amigo, sonriendo como un pedazo de queso.

“¡Sumerjan! ¡Sumerjan! ¡Sumerjan!”, le grita el hombre invisible a la tripulación de su submarino.

[pp.. 54-55]

28 –

Y, de repente, vemos al hombre invisible trabajando en una tienda de discos. La tienda de discos está llena de música buena, sellada y congelada como carne molida en un supermercado. Ñam ñam, come mis manzanas, bebé...

Es el primer job del hombre invisible. Recordemos que, en la Biblia, Job es el nombre del tipo en el que Dios se caga. Dios no es sólo una paloma.

En todo caso, trabaja, recibe sus cheques, los gasta, y se toma un trago después de las cinco con los chicos.

Se vuelve casi normal.

Hasta que, un día.

*

Un ángel baja del cielo y va a visitarlo a la tienda. El ángel se llama Katerine. Katerine es tan bella como la primavera en traje de baño y acaba de cortar con su marido. Acaba de pasar dos o tres inviernos en el campo y necesita un buen tronco en su chimenea.

Va a verlo a la tienda y le dice: “Tenemos que hablarnos...” Y el ángel le dice a María, o a su marido: “¡Sorpresa!”

Katerine y el hombre invisible van a tomar juntos un café. Hace mucho tiempo que al hombre invisible se le para por Katerine. Dos seres humanos calientes en un restaurante y el café se enfría. El hombre invisible regresa al trabajo, rojo como un tomate que esperó el momento adecuado para ser comido...

[p. 64]

31 –

El amor de Katerine y del hombre invisible arde como una fogata en el viento. Pero, como cualquier buena fogata, necesita viento para sobrevivir. Le hace falta oxígeno.

Después de un tiempo, se vuelve evidente que Katerine, como lo haría cualquier ángel, sólo está descansando sus alas entre dos nubes.

Se fue por la gloria.

Cuando un coro de hombres bastante visibles van a cantar aleluyas bajo la ventana de su cuarto, el hombre invisible siente que se apaga el fuego.

Y poco a poco, su amor se vuelve un encendedor que se prende cada vez menos.

Un beso tan efímero como un queso aterriza en los labios del hombre invisible.

*

Al hombre invisible le hace tanta falta el calor de Katerine. Ha esperado este momento durante tanto tiempo. Tiene trabajo, gana dinero, bebe con los chicos, está tan cerca de ser visible. Y, con Katerine, está aún más cerca.

Pero una nueva era glacial desciende sobre él. Se funde en sus manos como un helado de fresas. Se ve obligado a levantar su culo como una maleta y a mudarse. Necesita una mujer. Necesita un país. Ambos se olvidan de él.

33 –

La memoria de tampax del hombre invisible absorbe la sangre de los recuerdos y la sangre de las imágenes a una velocidad punzante.

El hombre invisible ya no osa decir nada, ya no osa hacer nada.

Se vuelve un barco en una botella.

Desarrolla poderes camaleónicos. Los utiliza cada vez más.

Se desliza de una persona a otra, de una mujer a otra, de un país a otro como una lagartija de una piedra a otra.

Por un momento, piensa en algo, en alguien.

Pero, al instante siguiente, agita la cabeza y pide otra cerveza sacando su lengua bífida…

31 –

Después de un rato, el hombre invisible empieza a darse cuenta de que su amor ya no tiene la chispa que alguna vez tuvo.

Como un encendedor que ya no funciona.

Como un encendedor Bic.

Catherine está ligada a la gloria.

El hombre invisible está atrapado en la tierra de nadie de su guerra santa.

Las balas atraviesan su cuerpo por ambos lados.

Todo sucede tan rápido que no hay tiempo para negociaciones de paz.

[pp.. 70-71]

33 –

El hombre invisible desarrolla poderes camaleónicos.

Cuando ha bebido de más, le gusta presumir sus poderes camaleónicos.

Pero no siempre.

Sólo a veces.

La mayor parte del tiempo, le gusta mirar fijamente a las chicas del bar, mientras desea tener una para él.

Pero por ahora, lo único que puede hacer es serpentearle su lengua de lagartija al mesero y pedirle uno de muchos otros tragos.

La noche se arruga a su alrededor como una bolsa de papel café.

[pp.. 74-75]

40 –

-10 grados Celsius afuera y el hombre invisible espera una solución para todo esto.

Espera una solución y su cheque del desempleo.

Su cheque del desempleo llega con un ruido de accidente a su buzón de correos.

Solución temporal.

Esta noche, el hombre invisible podrá festejar. Podrá comer y beber. Sobre todo, beber. Podrá escoger entre vagar por las calles y vagar en los bares. Toparse con las Cleopatra y los César. Con los Baudelaire y los Johnny Cash. Evitar a los amigos. Besar al enemigo. Beber hasta mutar. Jactarse de sus poderes de camaleón. Dejar que la jungla de las carnes se vuelva su hábitat natural. Dejar que los balbuceos babilónicos de la bebida quemen su lengua.

Solución temporal.

Como una televisión prestada.

El hombre invisible sale de su agujero como la lagartija moteada que es, buscando saciar su hambre entre la podredumbre…

Su lengua bífida hurga furtivamente las vitrinas de la calle Saint-Jean…

40 –

La lengua del hombre invisible está hecha nudos.

El diálogo en francés está subtitulado en inglés y el diálogo en inglés está subtitulado en francés.

Pero sigue siendo una mala película.

La película acaba cuando todos los actores mueren.

*

“¿Qué no habías dicho que iba a ser una comedia?”, le dice el hombre invisible al director de la mala película.

“Pues ahora es una comedia-drama”, dice el director, “sal, sufre, y haz que se vea chistoso...”

[pp.. 88-89]

[Traducción de Diego Guzmán.]

[Patrice Desbiens, L’Homme invisible / The invisible man, Prise de Parole / Sudbury, Ontario, 1981, pp. 10-11, 16-17, 20-21, 32-35, 44-45, 50-51, 54-55, 64, 70-71, 74-75, 88-89.]

Boris Schreiber

(1924-2008)

Novelista de origen judío, Schreiber nació en Berlín, donde sus padres se refugiaron tras la revolución rusa. Se instaló junto con su familia en París en 1930, luego de haber residido en Bélgica y Letonia. Desde joven manifestó un claro interés por algunos novelistas judíos emigrados en Francia, especialmente por Irène Némirovsky y Jean Malaquais, con quienes trató de establecer un diálogo literario a través de la redacción de un diario iniciado en 1937. Al año siguiente fue recibido por André Gide, quien leyó con gran entusiasmo sus manuscritos. Durante la ocupación alemana su familia se trasladó a Marsella, desde donde Schreiber realizó varias visitas a Gide en Cabris. Las autoridades de Vichy le otorgaron una carta en la que se le declaró practicante de fe ortodoxa, lo que le permitió escapar a la persecución de judíos emprendida por toda Francia; sin embargo, tuvo que trabajar para la organización alemana Todt hasta 1944, cuando pudo integrarse a las Fuerzas Francesas del Interior en Marsella, donde colaboró en la gaceta Rouge Midi. Se reunió con sus padres en París y estudió letras en la Sorbona. En 1957 publicó su primera novela Le Droit d’asile [El derecho de asilo]. En 1963 recibió el Prix Combat por su novela La Rencontre des absents [El encuentro de los ausentes], y en 1987 el Prix Saint-Beuve por La Traversée du dimanche [La travesía dominical]. Después de su tercer matrimonio se instaló parcialmente en Long Island, Nueva York. La publicación de Un silence d’environ une demi heure [Un silencio de casi media hora] lo hizo merecedor del Prix Renaudot en 1996. Su libro de cuentos Faux titre [Falso título] se publicó unas semanas antes de su muerte, en 2008. En Schreiber, la relación dialéctica vida-obra es fundamental, de ahí que su poética se centre en la problemática del egotismo escritural; es decir, del yo instalado en el centro de todo relato como eje organizador de los acontecimientos. Sus novelas, por ello, tienden a desestabilizar los límites de la autobiografía y la autoficción mediante una prosa que parece desbordarse de los márgenes de la página, a veces en extremo violenta y a veces, por el contrario, de una ternura casi infantil.

Le tournesol déchiré (1999) [El girasol desgarrado] es una novela en la que Schreiber relata, desde la autoficción, los episodios de su vida que compartió con su madre. Un hecho llama la atención desde las primeras páginas del libro: el narrador no es un yo autoficcional sino un ellos, es decir, un pronombre que, como el título de la novela lo indica, está desgarrado. Al ir en busca de estos fragmentos de sí mismo, Schreiber habrá de reflexionar sobre la relación con su madre, su vida en París en los primeros años de infancia y la manera en la que, de una u otra forma, todas las mujeres de su vida fueron “coherentes” gracias —o bien, a pesar de— la intervención de su madre. En la selección que presentamos a continuación, la madre (ficcionalizada) de Schreiber comparte con él un cuaderno en el que recuerda la liberación de su padre, Volodia, de la prisión soviética, y el tren que los llevara a Berlín. El problema de la lengua extranjera, la lengua otra, la lengua del otro, se hace patente en estas páginas en las que el autor se esfuerza por reproducir los tropiezos de alguien que se expresa en una lengua que le es ajena: infracciones involuntarias a la gramática, a la fonética, a la semántica, en las que está presente la huella de la lengua materna, el ruso.