Alejandro Tapia Delgado

 

El humano esperado

 

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Primera edición: octubre de 2017

 

© Grupo Editorial Insólitas

© Alejandro Tapia Delgado

 

ISBN: 978-84-17005-88-7

ISBN Digital: 978-84-17005-89-4

 

Ediciones Lacre

Monte Esquinza, 37

28010 Madrid

info@edicioneslacre.com

www.edicioneslacre.com

 

IMPRESO EN ESPAÑA - UNIÓN EUROPEA

 

 

Era una agradable y soleada mañana. La familia Morton se preparaba para afrontar un nuevo día. En realidad es una familia pequeña, conformada por el matrimonio, contraído hace años, entre Howard Morton y Rachel Williams, y un único hijo del matrimonio, Adán Morton. Los padres de Howard, al igual que los padres de Rachel, ya habían fallecido. Rachel y Howard también fueron hijos únicos. Es una familia de tres miembros, por fortuna, muy sólida y unida. Howard y Rachel superan los cincuenta años de edad, mientras que su hijo Adán tiene veintitrés años.

Se han levantado todos en esta mañana, dispuestos a realizar las actividades que les competen. Howard y Rachel tuvieron una vida exitosa en todos los ámbitos y, gracias a esto, disfrutan de las comodidades que el dinero otorga.

Rachel se levantaba por las mañanas para prepararle el desayuno a su joven hijo, estudiante de Psicología de una prestigiosa universidad de Filadelfia, ciudad donde la familia reside. Howard aprovechaba el cariñoso detalle de su esposa, y de esta manera, los Morton desayunaban juntos todos los días. Adán desayunaba con la prisa que suelen hacerlo los jóvenes. Este era un día especial: Adán habrá culminado su carrera universitaria. «Gracias por el desayuno mamá, estuvo delicioso», afirmó Adán. Con mucha prisa, Adán se dirigía hacia la puerta de salida de la preciosa casa. «Oye, muchacho, toma un poco de dinero, lo vas a necesitar», ofreció Howard. Adán se acercó hasta el lugar donde estaba sentado su padre y recibió el dinero ofrecido. Muchas gracias, los amo a los dos. Ambos son fantásticos, manténganse así para siempre. Son lo mejor de este mundo, afirmó Adán y se retiró de la casa de inmediato. Antes de embarcarse en su auto para asistir a la universidad, escuchó a su padre decir: «Se lo merece, es un excelente chico». «Sin duda alguna», completó Rachel.

Los veteranos padres de Adán llevan una vida bastante sana, y aprovechan la mañana para salir a caminar por el sector. El barrio en que viven es muy tranquilo y agradable; los vecinos conviven en total armonía. Con los vecinos de en frente, los Morton han mantenido una gran amistad desde hace muchos años. Ellos son Christopher y Débora Phillips. Los Phillips han salido de casa para ir a realizar una visita, y han observado que los Morton van a disfrutar de una caminata matutina. Aprovechan la ocasión para realizar una invitación. «¡Oye Howard! El viernes siguiente por la noche vamos a hacer una reunión aquí en casa, deben venir», dijo Christopher. «Encantados, allí estaremos», afirmó Howard… «Espera un segundo. No, no podremos ir de ninguna manera. El siguiente viernes es el baile de egresados de Adán», comentó Rachel. «Es cierto», dijo Howard. «¡Oye Christopher!, no podremos asistir. El viernes siguiente es el baile de egresados de mi hijo», gritó Howard. El automóvil de los Phillips ya estaba en movimiento. «No hay problema, organizaré la reunión para el sábado; de cualquier manera, aún no le he comentado nada al resto de invitados», gritó Christopher. Howard y Rachel ríen sin parar. «Eres increíble Christopher, excelente, el siguiente sábado estaremos en tu casa sin falta. ¿Quieres que llevemos algo en especial?», preguntó Howard. «Sí. Dile a tu hijo que lleve a sus compañeras de Facultad, para que haya algo atractivo en la reunión, respondió Christopher». Los Morton no podían contener la risa, mientras Débora, golpeaba con la cartera a su esposo diciéndole «viejo cochino». «Los esperamos», gritó Christopher, y de esta manera se marchó en el automóvil junto a su esposa.

Los Morton comenzaron entonces su sana y relajante caminata. Mientras recorrían el sector, una gran caravana pasó por las calles, promocionando productos de belleza rejuvenecedores, contra el envejecimiento y ostentando otras propiedades. A Rachel le ha llamado mucho la atención los productos promocionados: decide adquirir un pequeño kit que contiene artículos variados. El incrédulo Howard considera esta compra como un gasto innecesario. «Mi querida Rachel, el destino de todos los seres humanos es envejecer», aseguró Howard. Rachel sonrió y ambos continuaron caminando.

Por su parte, Adán llegó a la universidad y se dirigió rápidamente a su aula de clases. Al llegar, saludó con sus compañeros y amigos, y con su novia Jasmine. Todos estos personajes egresarán de la Facultad de Psicología junto con Adán en este día. Únicamente se hará la revisión de un examen y su calificación respectiva. Después de esto todos se podrán retirar, seguramente a festejar.

El profesor ha llegado al aula y todos ocupan sus respectivos lugares. Se procede a la revisión y calificación de la prueba escrita y, afortunadamente, todo este talentoso grupo de jóvenes logró aprobarla. El maestro da buenos augurios a la vida profesional venidera para este grupo de estudiantes, y aprovecha para desearle éxitos a cada uno de ellos:

—Chicos, soy fiel creyente de dos cosas en la vida. La primera, es que el ser humano no tiene límites, y la segunda, es que lo único seguro en la vida, es que algún día moriremos. Lo que trato de decir es que si aprovechan la variabilidad de las cosas y desperdician la menor cantidad de tiempo, cumplirán sus objetivos y anhelos en su debido momento. Vivan su vida plenamente y sean felices. Cuídense —pidió el maestro y luego se retiró del aula.

Los estudiantes agradecieron los buenos deseos de su maestro y abandonaron su aula por última vez. Parece ser que estos jóvenes ya tenían planeado los festejos posteriores a este momento. Lo piensan hacer por separado, es decir, los hombres se divertirán en un sitio y las mujeres en otro.

Por este motivo, Adán se despide de su novia Jasmine, asegurándole que se verán luego. Las mujeres irán a almorzar y a tomar bebidas en un lujoso restaurant de la ciudad, mientras que los hombres, mas acelerados, se dirigen en sus respectivos autos hacia un cabaret ubicado en las afueras de Filadelfia.

El grupo femenino llegó al restaurant, y entre bebidas comenzaron a contarse las anécdotas vividas en la universidad. Las historias tristes fueron muy pocas, pues en balance general, ésta había sido una etapa satisfactoria en la vida de las jóvenes chicas.

Mientras tanto, los seis chicos van en la autopista rumbo al famoso cabaret; van repartidos en dos carros: tres jóvenes por carro. A excepción de Adán, todos van haciendo uso de alcohol, marihuana y otras drogas. Cometiendo estos actos indebidos van todos hacia su destino. Lo único positivo de este viaje es el hecho de que se transportan a la velocidad ideal. Los padres de Adán han regresado a casa después de cumplir con la caminata. Van a darse un baño y, luego, irán a almorzar en un restaurant. El baño ha sido refrescante, y ya vestidos Howard y Rachel salen de su residencia: en su automóvil, van a disfrutar de un delicioso almuerzo.

El grupo de chicos finalmente llegó al cabaret. Todos bajan de los autos e ingresan al sitio uno por uno. El anfitrión consiguió una mesa de excelente ubicación para que los jóvenes disfruten del espectáculo. Los jóvenes lucen contentos con el lugar que eligieron para celebrar la culminación de su carrera universitaria y acomodados en la mesa que se les otorgó, se van ambientando en el pecaminoso lugar. Howard y Rachel llegan al restaurant: es el mismo sitio en donde se encuentran Jasmine y sus amigas. Jasmine se acerca a la mesa donde se encuentran los padres de su novio para saludarlos cordialmente, mientras las demás chicas saludan desde lejos. — ¡Jasmine!, ¿Dónde están Adán y los demás muchachos?— preguntó Howard.

—Ellos fueron a celebrar por su propia cuenta, y no dijeron donde irían, respondió Jasmine.

—Ya veo. Me encantó verte nuevamente, pero será mejor que vuelvas a la mesa con tus amigas, te están llamando y tienen mucho que celebrar, sugirió Howard a Jasmine.

—Así es. Hasta luego, nos veremos, dijo Jasmine.

La novia de Adán volvió a la mesa de las demás chicas, mientras Rachel se preguntaba, «¿Dónde fueron esos chicos?, me parece que hubiese sido una mejor idea que celebraran todos juntos, después de todo, estuvieron compartiendo la misma aula durante años», se decía Rachel.

«Yo creo saber a donde fueron, pero no lo diré», afirmaba para sí mismo Howard mientras expresaba varias sonrisas. Pusieron punto final a la interrogante y ordenaron al mesero los respectivos platos que se servirán de almuerzo, acompañados de una costosa botella de vino, pues parece que festejarían el logro de su hijo por separado. Transcurrieron los minutos y los Morton disfrutaron de una comida inmejorable que tuvo como complemento perfecto un excelente vino y un gran motivo para celebrar. Sin nada más por hacer en el restaurant, los Morton se ponen de pie para retirarse del sitio. A lo lejos, se despiden del grupo de chicas recomendándoles que no abusen de las bebidas alcohólicas. Han dejado el lugar y van de vuelta al hogar, seguramente para descansar un poco.

Llegan a casa y ya en la recámara, intentan reposar.

Mientras tanto, Adán y los demás chicos están perfectamente ambientados en el lujurioso sitio, han realizado la compra de tres botellas de whisky. Esto quiere decir que tienen pensado embriagarse y en grande. Myke, Dennis, Justin, George y Bryan son los amigos y compañeros de Adán. Myke es el mejor de sus amigos aunque poseen personalidades bastante distintas. En algún momento Myke solicitó al anfitrión del local que envié unas bailarinas a la mesa de ellos para que les hagan compañía; al parecer, a Adán la idea no le ha agradado.

— ¿Para qué llamas prostitutas?, la idea es pasar entre nosotros para celebrar, de lo contrario, hubiésemos ido a festejar con las chicas — dijo Adán.

— ¡Demonios Adán!, ¿Qué sucede contigo?, hemos acabado la universidad y pareces un cadáver sentado en esa silla. Desde que llegaste a la universidad, desde el primer año, has sido novio de Jasmine, y desde ese momento has vivido encerrado en un inexistente lugar en el que solo ella puede entrar. Cuando llegaban los fines de semana, y salíamos con los demás chicos, nunca podíamos contar contigo. Vives tu vida con una lentitud extrema, y recuerda que la vida es corta, y la juventud más corta aún. ¿Cuándo piensas empezar a disfrutar de los placeres de la vida? ¿Cuando estés viejo, amargado, con enfermedades, sin pelos en la cabeza, arrugado y sin varias piezas dentales?

Este fue el duro reclamo que le hizo Myke a su amigo Adán. Aparentemente, Adán no prestó mucha atención a lo dicho por su amigo, y accedió a cambiar su responsable actitud, por lo menos, por ese día.

—De acuerdo, el día de hoy me voy a portar mal, dijo Adán.

—Así se habla, y aprovecha ahora para llamar a tus padres, pues de aquí saldremos mañana pues vamos a ingerir alcohol en grandes cantidades —le aseguró Bryan a Adán.

Adán consideró la idea de Bryan y llamó a casa para comunicarse con sus padres. Rachel contesta la llamada de inmediato y sabe que la llamada proviene del teléfono móvil de su hijo:

—Acabamos de encontrarnos con tu novia, estaba almorzando junto con tus compañeras, dijo Rachel.

—Sí, así es. Decidimos celebrar por separado. Madre llamaba para avisarte que no iré a dormir, llegaré por la mañana. En realidad iremos a una fiesta fuera de la ciudad y prefiero no conducir en la madrugada —le comentó Adán a Rachel.

—De acuerdo, cuídate mucho, recomendó Rachel y colgó el teléfono.

«Pues bien, si ya están avisados todos los padres de familia, me parece oportuno apagar los celulares», sugirió Justin a los demás. Todos acataron la sugerencia de Justin y se dispusieron a pasar una tarde, noche y madrugada de gran diversión. Llegaron a la mesa las bailarinas solicitadas, portadoras de un bello rostro y una figura exuberante. Las atractivas mujeres se sentaron junto a los chicos de manera intercalada, es decir, una mujer junto a cada chico. Esto con la finalidad de tener una conversación directa y profunda con cada uno de ellos.

Como se esperaba, al que más trabajo le cuesta convertir la plática con la bailarina en un momento agradable es a Adán. Es una situación bastante incómoda para él, y aunque pone de su parte, no logra disimularlo.

—No te aflijas, eres un chico muy guapo y saludable. He notado con claridad que no te ha agradado el lugar y no te sientes a gusto aquí —dijo la bailarina a Adán.

—La verdad no me gustan este tipo de lugares, e imagino que tú tampoco te sientes a gusto, ¿Verdad? —insinuó Adán a la bailarina.

—Realmente no es el trabajo con el que una mujer sueña, pero no tengo más opciones —contestó la mujer.

— ¿Y por qué motivo viniste a este lugar si no te agrada?— preguntó la bailarina.

—Estamos festejando la culminación de nuestros estudios universitarios, y como todos mis amigos querían venir a este lugar, tuve que aceptarlo —comentó Adán.

— ¿Cómo te llamas?

—Adán,

— ¿Y tú?

—Ángela.

— Ese nombre no va contigo —comentó Adán mientras reía.

—Es cierto —dijo Ángela mientras reía junto a Adán.

— ¿Tienes novia?.

—Sí. Estoy con ella casi cinco años —respondió Adán.

—Sabes, te envidio.

— ¿Me envidias porque tengo novia?

La cómica pregunta de Adán desató la risa de Ángela.

—Claro que no, me gustan los chicos. Sino que envidio la calidad de vida que tienes y que seguramente seguirás teniendo. Ya acabaste la universidad y de seguro te irá bien en tu vida profesional, formarás una familia y envejecerás al lado de tus hijos y tu esposa, como cualquier persona decente. Pero yo no tengo esa opción. Es probable que continúe trabajando en este sitio hasta que mis carnes estén duras, y luego, me expulsarán de este lugar sin compasión —comentó Ángela—. Con tu permiso, es mi turno para bailar en la pista, en un momento volveré y se retiró de la mesa.

En esos mismos momentos, Jasmine intentaba comunicarse con Adán llamándolo a su teléfono móvil, que como se sabe, se encuentra apagado. «¡Oye Jasmine!, ya deja en paz a tu novio, sugirió Alina», una de las amigas de Jasmine. «Lo haré, igual no tiene caso seguir llamando, el teléfono está apagado», comentó Jasmine. «Lo ves, mejor toma esto, es amaretto y esta delicioso», ofreció Alina a Jasmine. De este modo todas continuaron con su festejo.

En el cabaret donde se encuentran los muchachos, Ángela ha iniciado su baile erótico en el escenario. Los jóvenes disfrutan mucho del momento mientras el alcohol de las botellas ya se está acabando. Myke lo notó y ordenó al mesero tres botellas más del mismo whisky. «¿No crees que es suficiente?», preguntó Adán. «Cállate, que no ves que esto recién comienza», dijo Myke. El tiempo avanza mientras todos observan el gran show que está mostrando Ángela. Estos jóvenes cada vez están más ebrios, y el turno de Ángela para brindar espectáculo ha culminado.

Tal y como lo prometió, Ángela volvió a la mesa donde se encontraban los chicos , y se sentó junto a Adán.

—¿Qué te pareció?

—Excelente, lo haces muy bien. Debes ser de las mejores haciendo este tipo de shows —consideró Adán.

—Muchas gracias, que bueno que te haya gustado, así te aburres menos —dijo Ángela. Transcurrieron las horas y sin que estos jóvenes se hubieran dado cuenta, ya era la medianoche. Todos estaban completamente borrachos y como cualquier ebrio, pronunciaban incoherencias y utilizaban un vocabulario vulgar y grosero.

Con el pasar de los minutos, Adán se fue fijando profundamente en el atractivo físico de Ángela, y ya en estado de ebriedad, parece estar muy a gusto con el lugar y la compañía de la hermosa chica: sorpresivamente, Adán y Ángela empezaron a besarse. Los amigos de Adán no pueden creer lo que están viendo. Lo que están presenciando es algo inimaginable e improbable para ellos, sin embargo aprovechan el suceso para burlarse de su amigo y aplauden su acto. Como en todo lugar de estos, siempre hay un entrometido y busca pleitos. Así un cliente del lugar, que se encontraba en una mesa situada detrás de la mesa de estos jóvenes, se ha acercado con una actitud bastante agresiva hacia Adán, para decirle:

— ¡Oye estúpido! ¿Crees que esta vagabunda es tu novia? Es una prostituta, imbécil, expresó el alterado sujeto refiriéndose a Ángela.

— Ese no es tu problema, amigo. Ni siquiera te conozco. Retírate de aquí por favor

—pidió Adán—, quien al parecer, tomó los insultos con tranquilidad.

—Pues me vas a conocer —aseguró el acelerado individuo, y cogió de la mesa un vaso lleno de alcohol, arrojando el líquido al rostro de Adán.

La provocación dio inicio a una tremenda pelea. Adán se puso de pie y empezó a golpearse con el sujeto de forma salvaje. Aquel desconocido estaba acompañado por tres amigos, quienes decidieron participar de la gresca. Los amigos de Adán lo notaron y se inmiscuyeron en la lucha que ya se había tornado inmanejable. La seguridad del local intentó hacerse cargo de la situación y expulsó del sitio a todos los participantes de la pelea. Ya en las afueras, continuaron los insultos de lado y lado. Por fortuna, la situación no pasó a instancias mayores. El alcohol que aún no se había consumido le fue cedido a los jóvenes, los mismos que se embarcaron en los autos para abandonar el sitio.

Myke y Dennis subieron al auto de Adán, y cuando ya se disponían a irse, Ángela salió del local y se acercó hacia el auto: sin permiso alguno, subió al automóvil. — ¿Tu a dónde vas? —preguntó Adán a Ángela.

—Voy con ustedes, si me quedo aquí me van a reprender —contestó Ángela.

— ¡Oye Dennis!, mejor vámonos al carro de George —sugirió Myke.

Ambos amigos se bajaron del carro y fueron hacia el otro automóvil, mientras que Ángela aprovechó esto para pasarse al asiento de adelante.

—Sinceramente no quiero tener más problemas, es mejor que regreses al cabaret

—sugirió Adán a Ángela.

—Tú no debes preocuparte, solo enciende el auto y vámonos de aquí —dijo la muchacha.

— ¡Oye Adán!, síguenos. Cerca de aquí debe haber un lugar desolado donde podremos ingerir el alcohol que aún tenemos sin problemas —gritó George.

Los automóviles comenzaron a moverse hacia un nuevo lugar, en el cual, estos chicos iban a continuar con sus vicios.

Mientras avanzaban por la carretera visualizaron un sitio completamente deshabitado, y decidieron estacionar los autos en aquel lugar. La ingesta de drogas y alcohol continuó en uno de los automóviles, mientras que en el auto de Adán, él y Ángela volvieron a besarse. El cálido momento llevó a ambos, a despojarse de su ropa, y a quedarse completamente desnudos: se inició una intensa relación sexual. Los amigos de Adán notaron esta actividad. «¡Bajemos para ver!», propuso Dennis. «No, déjenlos en paz. Además hay mucha neblina, no lograremos ver nada», afirmó George mientras reía. «Saben, estoy muy feliz. Ya era hora de que Adán ponga un poco de desorden en su vida», dijo Myke. «Traiciona a su novia con una prostituta, estoy muy sorprendido», aseguró Bryan.

El tiempo fue transcurriendo y el cansancio provocó que los chicos se quedaran profundamente dormidos. Después de haber tenido una placentera relación sexual, Adán y Ángela también se durmieron desnudos. Se arroparon con una sábana que afortunadamente había en la parte posterior del automóvil.

El sol de la mañana golpeó en su rostro. George se despertó de inmediato con intenciones de retirarse lo más pronto posible del deshabitado lugar. Bajó de su auto y fue hacia el de Adán para decirle que ya era hora de marcharse. Entonces observó los cuerpos desnudos y dormidos de Adán y Ángela, y comenzó a golpear las ventanas del auto para que ellos despertaran. George logró su objetivo, Adán despertó y se asustó al notar que él y Ángela están desnudos. George retornó a su auto riendo de forma incontenible, mientras Adán y Ángela se vestían. George despertó al resto de sus amigos y de este modo, todos estaban listos para irse del lugar.

— ¿Han notado lo golpeados que estamos? —preguntó Justin a los demás.

—Es cierto —respondieron.

—Por suerte, el baile de egresados será el siguiente viernes, por lo que tendremos tiempo para recuperarnos. De lo contrario, tendríamos que ir a la fiesta disfrazados de momias —comentó Bryan, causando risa a los demás.

—¿Por qué demonios nos quedamos dormidos? —se preguntaba Dennis.

—Lo único que sé, es que hemos contado con mucha suerte, pues si la policía hubiese pasado por este sitio, ya estuviéramos detenidos —aseguró Justin.

Entonces todos se retiran del lugar y van de regreso hacia Filadelfia.

— ¿En dónde quieres que te deje? —preguntó Adán.

— ¿Hacia dónde vas?, respondió Ángela con otra pregunta.

—Vamos a Filadelfia, todos vivimos allá, contesto Adán.

—Excelente, yo también vivo en Filadelfia. Cuando estemos en la ciudad te diré donde vivo.

Ambos automóviles marchan en un silencio total. El lugar por donde se hallan no es muy distante de la ciudad de Filadelfia. En tiempo, les tomará un poco más de una hora volver a la ciudad.

Por fin todos han llegado a Filadelfia. Ángela guía a Adán hacia su residencia. Es un barrio bastante modesto, igual que el departamento en el que vive Ángela. La chica descendió del automóvil y se despide de Adán con las siguientes palabras: «Eres un buen chico, y bastante especial. Me gustaría saber cuál va a ser el desenlace de tu vida, de seguro, será espectacular, dijo Ángela. Muchas gracias, que estés bien».

Ángela ingresó a su departamento, mientras Myke y Dennis abandonaban el auto de George y se subían al automóvil de Adán. Entonces comenzó un interrogatorio. Myke y Dennis deseaban que Adán les relate con lujo de detalles todo acerca de su experiencia con la bella Ángela. A las múltiples preguntas hechas por sus amigos, Adán ha hecho caso omiso. Lo único que consiguieron hacer Myke y Dennis, es provocar que Adán se irrite.

—Ya cállense los dos, lo sucedido con Ángela no es de su incumbencia —manifestó Adán.

—De acuerdo, no comentes nada. Ahora enciende tu carro y vamos a mi casa, la fiesta continuará allá —dijo Myke.

—De ninguna manera, para mí ya fue suficiente, ahora iré a casa a descansar —afirmó Adán.

Definitivamente eres un «viejo joven».

—Púdrete estúpido, le contestó Adán.

—Vámonos Dennis, dejemos que el abuelito tome sus medicinas y duerma. Entonces abandonó el auto de Adán junto con Dennis, y ambos subieron al automóvil de George.

Adán ha llegado a su hogar e intenta tomar una siesta bastante larga, mientras sus amigos que están en casa de Myke siguen embruteciéndose con drogas y alcohol.

Por otra parte, las chicas que festejaron en el restaurant el día anterior, llegaron sin contratiempos a sus respectivas casas. Jasmine continuó intentando comunicarse con Adán, y al no lograrlo, ya que el teléfono móvil seguía apagado, empezó a preocuparse. Decidió llamar al número telefónico de la casa de los Morton, pero nadie contestó, debido a que Howard y Rachel no se encontraban en casa, y Adán estaba profundamente dormido. Jasmine se resigna, y espera a que sea Adán, el que intente comunicarse con ella. Las horas pasan rápidamente y ya son las siete de la noche. Los Morton ya han llegado a casa y se encuentran en la cocina tomando café. Adán ha despertado de su profundo sueño y va directo a la cocina para comer algo. Cuando se encuentra con ellos los saluda. «Tengo mucha hambre», les dice. «Llama por teléfono y pide lo que se te antoje. Tu madre y yo iremos a casa de unos amigos. Te dejaré dinero para que puedas pagar lo que vas a ordenar», le responde Howard.

Howard y Rachel suben a su habitación para retocarse un poco, y así poder cumplir con el compromiso al que deben asistir. Estando listos, Howard y Rachel se despiden de Adán: notan lo deshidratado que está su hijo. Con sed insaciable, Adán ingiere toda clase de líquidos hidratantes en grandes cantidades. «¡Cariño!, si te sientes mal me avisas al móvil, recomendó Rachel a Adán». «De acuerdo mamá», dijo Adán; mientras que a Howard le causa risa el estado de su hijo. Los Morton se retiraron de su residencia, y Adán se quedó en soledad absoluta.

Adán decide, entonces, salir de casa para cenar, pero para esto, primero deberá tomar una refrescante ducha para mejorar su estado de ánimo. Posterior a ello, Adán se viste con la ropa adecuada para el clima y la noche. De repente se dice en voz alta, ¡mi teléfono!, y al tomar su teléfono móvil nota que este está apagado. Cuando lo enciende, observa las llamadas perdidas y, entre ellas, las múltiples llamadas que le ha realizado su novia, Jasmine. Debe estar furiosa, piensa Adán. De inmediato, Adán marca al número telefónico de Jasmine:

—Aló…con Jasmine —dice Adán.

— ¡Hola Adán!, ¿Estás bien? —pregunta Jasmine.

—Sí, claro que sí. Mi vida, lo siento. Uno de mis tontos amigos apagó mi teléfono y no me fije —asegura Adán.

—Que torpes son tus amigos, y tú, más torpe que ellos. Dices que te apagaron el teléfono y te das cuenta treinta horas después. Debes haber estado inconsciente.

—Sí, es verdad. En realidad no estoy acostumbrado a tomar alcohol, por ende, me emborrache y me dormí. En serio, lo siento —asegura Adán.

—Está bien, trata de no volverlo a hacer.

—De acuerdo. Amor, tengo mucha hambre. ¿Qué te parece si cenamos juntos y luego vamos al cine? —propone Adán.

—Suena bien. Listo, pasa por mí, ya estoy arreglada —dice Jasmine.

—Perfecto, voy para allá.

Adán ya estaba listo y rápidamente fue hacia su auto. Al abrir la puerta de su automóvil, notó el desagradable olor que desprendía el vehículo. ¡Maldición!, «¿Cómo le quito este olor?», se preguntaba Adán. Entró de inmediato a su casa y buscó en la cocina productos de limpieza con agradables aromas. Al encontrarlos, fue hacia el auto y roció el interior del carro con los productos para tratar de alejar el desagradable olor. Sin embargo, la situación no mejoró lo suficiente. El teléfono de Adán empezó a sonar: era Jasmine. Adán contestó la llamada. «¡Oye amor!, vives muy cerca de mi casa, ya deberías estar aquí», aseguró Jasmine. «Si, ya estoy yendo, solo dame un minuto mi vida», dijo Adán y colgó el teléfono.

Adán empezó a desesperarse, y no encontraba una solución efectiva y rápida para el mal olor de su auto. Escogió entonces una opción bastante curiosa para combatir la pestilencia. Dentro del coche, aún quedaba una botella de licor. En realidad, de la botella ya se habían consumido más de la mitad. Adán regó el líquido que aún tenía la botella dentro del coche, para que el auto obtuviera un olor predominante a alcohol. Luego secó el alcohol derramado y volvió a rosear desodorante ambiental en el auto. Ingresó nuevamente a su casa para guardar los ambientales y salió de inmediato. Todo el auto era una confusión de olores, pero finalmente predominó el olor a alcohol, tal y como lo deseaba Adán. Sin perder más tiempo, encendió el automóvil y fue directamente a la casa de su novia. Al llegar, observó que su novia ya lo estaba esperando en la vereda de la casa. Jasmine subió al auto y mientras besaba a Adán, percibió el olor del coche.

—¡Oh por Dios!, ¿Qué es este olor? —preguntó Jasmine.

—Fue Dennis, estaba muy borracho y regó mucho alcohol en el auto —afirmó Adán.

—Pero no solo es licor, en realidad es un olor muy raro… Está bien, no importa, vamos a cenar, dijo Jasmine.

—Por supuesto, amor. Mañana a primera hora mandaré el auto a la lavandería.

Sin comentar absolutamente nada, llegaron a un restaurant que poseía una decoración sicodélica, con destellos de romanticismo. A Jasmine le encantó el lugar, y rápidamente, la pareja fue ubicada en una mesa para dos. Se acercó una mesera para preguntar a la pareja lo que deseaban ordenar, y ambos, coincidieron en un mismo platillo y bebidas idénticas. Al retirarse la mesera, Adán y Jasmine empezaron a intercambiar las respectivas experiencias que tuvieron en los festejos que realizaron por separado el día anterior, aunque Adán, ocultó muchas cosas. Las risas van y vienen, en un momento agradable que está viviendo la pareja en privacidad. Las bebidas y los deliciosos platillos han sido servidos, y la pareja empieza a probarlos.

—¡Está delicioso!, o tal vez tengo mucha hambre y por eso me sabe tan bien —comentó Adán.

—Realmente está muy bueno —aseguró Jasmine.

Pasaron los minutos y la pareja culminó la cena. Fue un momento de provecho. Enseguida, Adán propuso a Jasmine ir al cine, propuesta con la que ella estuvo de acuerdo. La pareja se retiró del restaurant, y subidos en el auto, se trasladan esperando encontrar una película agradable para observar. El olor del auto hace que el recorrido se torne incómodo para ambos, por ello, van hacia su destino sin comentar absolutamente nada. Llegaron al cine, y Adán observó que junto a la boletería, en un lugar donde venden comida rápida, están sus amigos consumiendo cervezas, y desea evitar saludarlos. Por esto, aceleró el caminar junto con su novia, la cual, no se percató de la presencia de sus amigos.

Estando en la boletería, a Jasmine le llamó la atención una película de drama, que estaba por comenzar en pocos minutos. Adán no es simpatizante de ese género, sin embargo, le convenía ver esa película, pues aparte de darle gusto a su novia, lograría zafarse de sus amigos, por lo tanto, aceptó ver la película escogida por Jasmine. Ingresaron a la sala de cine acompañados únicamente de dos bebidas gaseosas, y se acomodaron en sus respectivos asientos. El Curioso caso de Benjamín Button es la película que la pareja ha decidido disfrutar, film que es una adaptación cinematográfica de la historia de los años veinte del siglo pasado escrita por Scott Fitzgerald. La película trata de un hombre que nace con ochenta años de edad y va rejuveneciendo con el tiempo, es decir, en ciclo opuesto a todos los seres humanos, aunque, como cualquier ser humano, «no puede detener el tiempo». La película tiene como escenario a la Nueva Orleans de finales de la primera guerra mundial hasta el siglo XXI. En un viaje tan inusual, como la vida de cualquier hombre, la película cuenta la gran historia de un hombre nada ordinario y la gente que va conociendo en el camino, los amores que encuentra y que pierde, las alegrías de la vida y la tristeza de la muerte, hechos que perduran más allá del tiempo. Entre varias risas y lágrimas que causó la historia al público presente, la película finalizó y la gente se retiró de la sala de cine muy satisfecha con la historia que eligieron para apreciar.

—¿Qué te pareció la película Adán? —preguntó Jasmine.

—Muy buena, una propuesta distinta a todas las películas que he visto, y aunque tiene algo de fantasía, concuerdo en algo con ésta: nadie puede detener el tiempo y todos tenemos que envejecer y morir, aunque en el caso de la historia que vimos todo se dio en sentido opuesto. El protagonista fue rejuveneciendo hasta desaparecer, comentó Adán mientras expresaba sonrisas.

—Estoy de acuerdo, buena película —dijo Jasmine.

Cuando la pareja ya había abandonado la sala de cine para dirigirse a sus respectivos hogares, Adán se percató de que sus amigos aún seguían ingiriendo cervezas en aquel local de comida rápida, y esta vez, Myke logró ver que Adán y Jasmine rondaban por el sitio. «¡Pero miren quien está ahí!», comentó Myke a sus amigos. «Son Adán y Jasmine, dijo George». «¡Oye Adán!, ven acá, gritó Justin». «Que mala suerte, ya nos vieron», dijo Adán a Jasmine. «Vamos, acerquémonos a saludar y luego nos retiramos», sugirió Jasmine. «Está bien, vamos, aceptó Adán contra su voluntad».

Se acercaron a la mesa en la cual estaban los muchachos y saludaron con cada uno de ellos. A parte de los chicos, estaban en la mesa tres amigas de ellos, que eran totalmente desconocidas por la pareja. Las simpáticas mujeres son muy amigables y rápidamente empiezan a interactuar con la pareja recién llegada. Después de pocos minutos de conversación, las señoritas han logrado agradar a Adán y Jasmine. Dennis propuso a todos la idea de ir hacia una discoteca para bailar y tomar algo, idea con la que todos estuvieron de acuerdo, a excepción de Adán. «No, lo siento, pero yo estoy muy cansado», aseguró Adán. Mi vida, vamos. «Yo sí quiero ir a bailar, aunque solo sean un par de horas, y luego nos iremos», insistió Jasmine. «¡Oye Adán!, se caballero y complace a tu novia», sugirió Myke. Entre tanta insistencia de todos los presentes, Adán finalmente aceptó ir a divertirse con su novia y amigos. El gran grupo fue a los estacionamientos, y embarcados en los automóviles, emprendieron marcha hacia la conocida discoteca donde continuarían divirtiéndose y festejando.

Llegaron a la discoteca y estando en la puerta de entrada, Jasmine se percató de que sus amigos tenían marcas y golpes en el rostro. ¿A ustedes que les pasó?, ¿Por qué están lastimados?, ¿Quién los golpeó?, preguntó Jasmine. «¡Oye Jasmine!, recién te das cuenta, que despistada eres, dijo Mike. «Lo que sucedió es que en la fiesta a la que fuimos ayer hubo pequeños problemas, eso fue todo», aseguró Adán. «¿No te lo comentó Adán?», preguntó Myke a Jasmine. «¡Cállate!, ordenó Adán a Myke». «¿A ti también te golpearon Adán?», preguntó Jasmine. «Sí, tengo moretones en casi todo el cuerpo. Afortunadamente no me golpearon el rostro», contestó Adán.