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Migraciones internacionales Alteridad y procesos sociopolíticos / Eleder Piñeiro Aguiar [y otros diecisiete], editor Felipe Andrés Aliaga Sáez – Bogotá: Universidad Santo Tomás, 2017.

288 páginas; ilustraciones, gráficas, tablas.

Incluye referencias bibliográficas

ISBN 978-958-631-968-3

1. Sociología política 2. Migración de pueblos 3. Emigración e inmigración. I. Universidad Santo Tomás (Colombia).

CDD 304.82 CO-BoUST
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© Eleder Piñeiro Aguiar, Wooldy Edson Louidor, Nicolás Gissi Barbieri, Antonio González López, María Paz Ramírez López, Antonia Olmos Alcaraz, María Rubio Gómez, Jacques Ramírez Gallegos, Iréri Ceja Cárdenas, Enrique Blanco, Felipe Aliaga, Cristhian Uribe, Diego Ballén, Ivonne Robayo, María Eugenia Cruset, Alma Paola Trejo Peña, Melissa Ley Cervantes

Editor

Felipe Andrés Aliaga Sáez

© Universidad Santo Tomás

Ediciones USTA

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Bogotá, D. C., Colombia

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Directora editorial: Matilde Salazar Ospina

Coordinación de libros: Karen Grisales Velosa

Asistente editorial: Andrés Felipe Andrade

Diagramación: María Paula Berón

Diseño de cubierta: Kilka Diseño

Gráfico Corrección de estilo: Felipe Miranda

Hecho el depósito que establece la ley

ISBN: 978-958-631-968-3

e-ISBN: 978-958-631-969-0

Impreso por: Digiprint Editores S.A.S.

Primera edición: 2017

Todos los derechos reservados

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio, sin la autorización previa por escrito de los titulares.

Tabla de contenido

PRESENTACIÓN

FELIPE ANDRÉS ALIAGA SÁEZ

Alteridad

Procesos sociopolíticos

VIDAS EN LAS FRONTERAS. LA CONSTRUCCIÓN DEL LÍMITE Y DE LA OTREDAD

ELEDER PIÑEIRO AGUIAR

Introducción

La colonialidad del migrante

Límites en la antropología

Paisajes de la movilidad global

Riesgo y simbolismo en las fronteras: a lomos de la Bestia

Regresando a la antropología: ritual y comunidad en la conformación de la pertenencia

Conclusiones: ¿descolonizar las migraciones?

Bibliografía

DESARRAIGO Y CUESTIÓN MULTICULTURAL EN LOS FLUJOS MIGRATORIOS POSCOLONIALES

WOOLDY EDSON LOUIDOR

La cuestión multicultural en la era de la globalización y la poscolonialidad

Desarraigo: sus diferentes rostros y factores en el actual contexto poscolonial

Las migraciones poscoloniales en un mundo ambivalente

Mito de la nación y sus fetichismos en un mundo líquido y en un nuevo internacionalismo

¿Cómo superar el mito de la nación, el desarraigo y el sistema global poscolonial por medio de un nuevo multiculturalismo?

A modo de conclusiones

Bibliografía

ARRAIGO Y DESARRAIGO EN LOS INMIGRANTES COLOMBIANOS EN SANTIAGO DE CHILE. INCORPORACIÓN SOCIAL Y TRANSNACIONALISMO EN EL CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN

NICOLÁS GISSI BARBIERI

Introducción

Marco referencial: incorporación social, transnacionalismo y arraigo

Metodología

Análisis de resultados

Conclusiones

Bibliografía

ACTITUDES DE ACULTURACIÓN, SENSIBILIDAD INTERCULTURAL Y PREJUICIO EN POBLACIÓN AUTÓCTONA E INMIGRANTE EN ESPAÑA

ANTONIO GONZÁLEZ LÓPEZ MARÍA PAZ RAMÍREZ LÓPEZ

Introducción

Marco teórico

Marco metodológico

Instrumento

Resultados

Conclusiones

Bibliografía

«ESTUDIAR NO, PERO INTEGRARSE… ESTUPENDAMENTE»: ALTERIDAD Y ALUMNADO INMIGRANTE DENOMINADO “LATINOAMERICANO” EN LA ESCUELA ESPAÑOLA

ANTONIA OLMOS ALCARAZ MARÍA RUBIO GÓMEZ

Introducción

Metodología

Evolución de las cifras de extranjería y escolarización de alumnado de nacionalidad extranjera en España

Alteridad y representaciones sociales sobre el alumnado “latinoamericano”

Imaginarios coloniales en contextos escolares: “Latinoamérica” vista desde España

Reflexiones finales

Bibliografía

ANÁLISIS MULTILATERAL DE LA POLÍTICA MIGRATORIA EN LA REGIÓN: HACIA UNA CIUDADANÍA SURAMERICANA

JACQUES RAMÍREZ GALLEGOS IRÉRI CEJA CÁRDENAS

Introducción

Comunidad Andina de Naciones

El Estatuto Andino de Movilidad Humana

El Acuerdo de Residencia de Mercosur

El Informe Conceptual de Ciudadanía Suramericana

Conclusiones

Bibliografía

EL DEBATE POLÍTICO Y SOCIAL EN TORNO AL TEMA MIGRATORIO EN COLOMBIA CON MIRAS AL POSCONFLICTO

ENRIQUE BLANCO, FELIPE ALIAGA, CRISTHIAN URIBE, DIEGO BALLÉN E IVONNE ROBAYO

Introducción

Contradicciones, alcances y límites de la política pública de la migración y el retorno

La Ley 1465 de 2011 y el Sistema Nacional de Migraciones

La Ley 1565 de 2012 y los incentivos para el retorno de los colombianos residentes en el extranjero

El discurso estatal y el papel de la sociedad civil: Colombia Nos Une como potencia y posibilidad para el retorno

Panorama actual de la Sociedad Civil y el SNM: generación de diálogos personales y virtuales

A manera de conclusión

Epílogo 1

Epílogo 2

Bibliografía

MODELOS DIASPÓRICOS Y PARADIPLOMACIA: LOS CASOS IRLANDÉS Y VASCO EN ARGENTINA

MARÍA EUGENIA CRUSET

Introducción

Migración y transnacionalismo

¿Paradiplomacia de las diásporas?

Inmigración irlandesa y vasca a la Argentina

Bibliografía

LA DESVIACIÓN DE LA GESTIÓN MIGRATORIA EN LA UNIÓN EUROPEA Y AMÉRICA DEL NORTE. ENTRE EL CONTROL Y EL RECONOCIMIENTO DE LAS MIGRACIONES FORZADAS

ALMA PAOLA TREJO PEÑA

Introducción

La readmisión en España y el acuerdo con Mauritania: la externalización del control de fronteras en detrimento del reconocimiento de una migración forzada

Instrumentos jurídicos de asilo y refugio en México

Conclusiones

Bibliografía

MIGRANTES, ¿EN TRÁNSITO POR MÉXICO?

MELISSA LEY CERVANTES

Introducción

La gestión de la frontera sur de México

Metodología y fuentes de información

Los efectos del Programa Frontera Sur

Migrantes, ¿en tránsito?

Conclusiones

Bibliografía

Recursos electrónicos

AUTORES

Presentación

El tema migratorio es uno de los grandes campos de estudio en las ciencias sociales. Prueba de ello son las innumerables investigaciones provenientes de centros y grupos de diferentes partes del mundo, lo que da cuenta de la complejidad que involucra la movilidad humana interna e internacional; además, como todo proceso dinámico requiere de constantes acercamientos a cada una de sus diferentes dimensiones. En ese orden de ideas este trabajo, que reúne 10 capítulos fruto del esfuerzo de 17 investigadores de distintos puntos de Iberoamérica, proporciona desde Colombia un nuevo aporte al acervo de conocimiento en la materia, que además adquiere especial relevancia al ser el primer libro en torno a las migraciones internacionales que publica el sello editorial de la Universidad Santo Tomás.

Esta obra surgió de un valioso intercambio de conocimiento que se realizó durante el segundo semestre de 2015, en una experiencia inédita desarrollada en la Facultad de Sociología de la Universidad Santo Tomás. Esta actividad consistió en el desarrollo de un curso denominado “Actualidad en migraciones internacionales”, en el marco de la asignatura: Alteridad, desarraigo y nuevas formas de migración forzada en América Latina. El espacio fue ofrecido a través de teleconferencias por destacados expertos en la materia, a quienes posteriormente se les invitó a contribuir con sus ponencias para la elaboración del presente libro. Ellos son: María Eugenia Cruset, de Argentina; Nicolás Gissi, de Chile; Jacques Ramírez, Iréri Ceja y Eleder Piñeiro de Ecuador; Alma Trejo y Melissa Ley, de México; y Antonia Olmos, María Rubio, Antonio González y María Paz Ramírez de España.

También se incluyen dos capítulos de investigadores situados en Colombia. Uno de ellos realizado por miembros del Grupo Conflictos Sociales, Género y Territorios de la Facultad de Sociología de la USTA que ejecutan el proyecto “Imaginarios del retorno a Colombia posconflicto. Posibles escenarios a partir del discurso de refugiados colombianos en Ecuador y en las políticas para el retorno” (Fodein 2016), siendo este el primer proyecto que se desarrolla en la universidad en torno a esta materia. El otro capítulo invitado es de Wooldy Edson Louidor, profesor-investigador de la Universidad Javeriana, uno de los pioneros en el estudio de las migraciones en el país.

Hemos identificado en el libro dos ejes centrales que articulan los trabajos, los primeros cinco capítulos se organizan bajo el epígrafe de alteridad y los siguientes se organizan en torno a procesos sociopolíticos, reuniendo los siguientes contenidos:

Alteridad

El primer apartado del libro nos acerca a una serie de aspectos que se pueden vincular al campo de las subjetividades y la comprensión del otro, tanto de la población migrante como de las sociedades de recepción, en cuanto a las transformaciones que se producen en las vidas de las personas. Por ejemplo, en términos de la construcción o deconstrucción de fronteras culturales y simbólicas; en un transitar por los cambios que generan las migraciones en el plano de la constitución del sujeto migrante, en donde se presenta la confrontación a procesos de desarraigo en sociedades multi e interculturales surgiendo lógicas de tipo transnacional que buscan maneras de arraigo e integración. Entonces, adquieren interés la vulnerabilidad en las relaciones que deben enfrentar los migrantes y aspectos emocionales en cuanto los efectos de la discriminación y xenofobia, lo cual implica un fuerte componente de desconfianza, cuestión que está cada vez más presente en las sociedades contemporáneas.

En este esquema de trasformación social de las subjetividades también resulta fundamental considerar aspectos tales como la comunicación intercultural. Esto en cuanto a observar las actitudes que se generan frente al fenómeno migratorio en diferentes grupos, proceso entrelazado con la producción de imaginarios sociales sobre determinados tipos de inmigrantes los cuales pueden contener aspectos que vayan en perjuicio de esta población. De esta manera los autores profundizan todas estas cuestiones en esta sección del libro.

En primer lugar Eleder Piñeiro nos habla de cómo el punto ha desplazado a la línea en la construcción de fronteras. Los espacios acotados en torno a una soberanía, un territorio y una población –propios de la Modernidad– han dado paso a límites porosos, fluidos y desterritorializados que se (re)construyen a ritmos acelerados en la posmodernidad. En el campo de las migraciones esto genera subjetividades y nuevas formas de interacción en planos de asimetría entre el nosotros y los otros. El autor explica ciertas categorías de análisis provenientes de diferentes teóricos en torno a conceptos como límites, fronteras y pasajes, centrándose en las fronteras culturales y simbólicas para comprender, a través de algunos ejemplos, cómo operan hoy en día la construcción de fronteras y los efectos que esto genera en poblaciones y sujetos migrantes. Para ello rastrea ciertas líneas clasificatorias desde la formación del sistema mundo para terminar comprendiendo el devenir migrante en el que todos estamos inmersos.

Por su parte, Wooldy Edson Louidor se enfoca en los diferentes rostros y factores del desarraigo y en la cuestión multicultural en los flujos migratorios poscoloniales. El autor escruta varias preguntas tales como: ¿Qué es el desarraigo? ¿Cuáles son sus nuevos rostros y principales factores en la llamada era poscolonial? ¿Cómo comprender lo poscolonial desde los flujos migratorios? ¿Qué pasa con la cuestión multicultural en este mundo ambivalente que ha logrado grandes conquistas en materia de promoción de derechos humanos, pero en el que paradójicamente enfrentan una gran vulnerabilidad y serios vacíos de protección la mayoría del total de 244 millones de migrantes internacionales y los 59.5 millones de personas desplazadas forzadamente? ¿Qué papel sigue jugando el mito de la nación y sus fetichismos en la dificultad de acoger al otro diferente y extranjero y de construir sociedades multiculturales? ¿Cómo superar, con un nuevo multiculturalismo, este mito en un mundo líquido y el nuevo internacionalismo protagonizado por migrantes, exiliados, refugiados, diásporas y otras subjetividades desterritorializadas?

El capítulo de Nicolás Gissi Barbieri tiene como objetivo dar a conocer las principales formas de incorporación, considerando las dimensiones económica, sociocultural y política, de los colombianos residentes en la capital chilena, y cómo su accionar transnacional está generando situaciones de arraigo o desarraigo en las observa que los vínculos entre colombianos que poseen cierta regularidad, sostenibilidad y simultaneidad son el envío de remesas, la circulación de bienes y alimentos, las visitas realizadas desde y hacia Colombia y los contactos a través de distintas tecnologías, no habiendo un sesgo por género o por nivel educacional. Por un lado el capítulo muestra como una vez que un migrante ha cumplido sus metas laborales tiende a invitar a su familia, estableciéndose en Santiago y si no les ha ido económicamente como esperaban, resurge la nostalgia por la patria de origen; y si a esto se suma haber vivido experiencias de racismo o xenofobia se refuerza la indefinición del proyecto migratorio generándose el desarraigo. El racismo es entonces un agravante, más que la principal razón esgrimida para pensar en el retorno. El capítulo muestra cómo la participación en instituciones que reúnan a connacionales es esporádica, identificándose motivaciones en los ámbitos sociocultural y económico pero no en el político debido a la mutua desconfianza. La reciprocidad tiende a estar limitada a redes sociales estrechas de familiares y amigos con similares características.

Antonio González López y María Paz Ramírez López analizan la forma en la que el fenómeno de las migraciones conlleva importantes implicaciones sociales que justifican la necesidad de estudiar la comunicación intercultural entre los grupos implicados en el proceso de globalización del siglo XXI. El objetivo principal de los estudios que aquí se presentan es analizar la relación entre las actitudes de aculturación, la sensibilidad intercultural y el prejuicio, expresadas por unas muestras de inmigrantes y de autóctonos formadas por participantes en la ciudad de Cuenca (España). Los resultados obtenidos en estos trabajos de carácter exploratorio revelan que tanto los inmigrantes como los autóctonos optan por la asimilación como actitud de aculturación y que los inmigrantes manifiestan un mayor grado de sensibilidad intercultural. Los autóctonos que prefieren la integración muestran menos prejuicio mientras que los inmigrantes que eligen la integración revelan mayor sensibilidad intercultural. Estos resultados se discuten en comparación con los encontrados en otros estudios con diferentes grupos sociales y culturales.

Antonia Olmos y María Rubio analizan los imaginarios sociales existentes sobre las/os escolares identificadas/os como “latinoamericanas/os”, alumnado en los niveles de educación primaria y secundaria, quienes suponen un volumen considerable entre la población de nacionalidad extranjera escolarizada en España, aunque no son los más numerosos ni quienes en mayor medida son objeto de atención de políticas educativas (centradas, en España, en cuestiones fundamentalmente lingüísticas). Dichos imaginarios son en parte coincidentes con las representaciones sociales sobre el alumnado inmigrante extranjero en general, pero –también en parte– específicos de este colectivo. Se centran especialmente en el estudio de estos últimos, atendiendo para ello a las lógicas de construcción de la diferencia que albergan y que desvelan vestigios de estereotipos y prejuicios de la época colonial.

Procesos sociopolíticos

Es posible identificar el accionar entrelazado entre distintos sectores políticos que buscan impactar en las migraciones nacionales e internacionales, desde los aparatos gubernamentales y la misma sociedad civil organizada. En este plano es donde la globalización y la relaciones internacionales a nivel regional plantean desafíos de interpretación en múltiples frentes, ya sea desde los organismos multilaterales, en relación a como debe ser la condición de ciudadanía como elemento clave en el debate sociopolítico, o desde las iniciativas de los colectivos de migrantes.

Este debate nos conduce al ejercicio de derechos, adquiriendo gran importancia el análisis de la regulación y normatividad en torno a las migraciones, cuestión que debería constituirse en mecanismos de acercamiento entre el sector político y la sociedad. Estos caminos conducen al interrogante sobre los potenciales políticos de la población migrante organizada y las diferentes sinergias que pueden desarrollar en relación a procesos de empoderamiento y de acciones por ejemplo de tipo transnacional.

Así como la discusión política en torno a las migraciones busca generar mecanismos para regular de una forma “adecuada” las necesidades tanto de la población migrante como de los países de origen, tránsito y destino, asumiendo el respeto por los derechos humanos, también se generan políticas de gestión que pueden terminar siendo represivas e injustas con los migrantes. De esta manera, la segunda parte del libro nos introduce a diferentes aspectos sociopolíticos de las migraciones internacionales.

El capítulo de Jacques Ramírez Gallegos e Iréri Ceja Cárdenas aborda los diálogos multilaterales en el tema migratorio, analizando los tres principales espacios multilaterales CAN, Mercosur y Unasur, leídos en clave de movilidad humana. La tesis que sostenemos es que dependiendo del enfoque e interés prioritario que se le da a los procesos integración, estos tienen una mirada diferente en el tratamiento de los asuntos migratorios. Por un lado, CAN y Mercosur, espacios de integración de carácter comercial, entienden la migración desde una perspectiva socio laboral, donde ha prevalecido la categoría de trabajador o mano de obra migrante. Por otro, desde Unasur, espacio de integración político, se entiende la migración desde una mirada multidimensional donde prevalece la categoría de ciudadano suramericano.

El trabajo realizado por Enrique Blanco, Felipe Aliaga, Cristhian Uribe, Diego Ballén e Ivonne Robayo, efectúa una descripción analítica sobre el proceso actual de la política migratoria colombiana. La Ley 1465 de 2011 que crea el Sistema Nacional de Migraciones y la Ley 1565 de 2012 como la ley responsable del retorno, son puestas en escena y confrontadas con las voces que desde la sociedad civil intentan organizar sus demandas y propuestas frente al Estado colombiano. En este sentido, el programa oficial de CNU (Colombia Nos Une) abre las posibilidades de participación de la diáspora colombiana, que venía solicitando desde distintos lugares del mundo ser reconocida como un conjunto de personas que, con intereses y necesidades heterogéneas, exigen la garantía y defensa de sus legítimos derechos ciudadanos por parte del Estado. Por otra parte, la Ley 1465 convoca a la conformación de la MNSCM (Mesa Nacional de la Sociedad Civil para las Migraciones), lo que alentó a los migrantes colombianos a iniciar un proceso de diálogo presencial y virtual alrededor del mundo. Todo ello enmarcado en el momento histórico actual, donde se está cada vez más cerca de la finalización del conflicto armado colombiano y el inicio de un periodo de posconflicto o posacuerdos.

María Eugenia Cruset explica cómo a partir de la década de 1990 se ha introducido en el marco de los estudios migratorios el concepto de transnacionalismo como marco teórico, y el de diáspora como actor internacional. De este modo, se tiene una visión más dinámica y totalizadora del fenómeno. No obstante, aunque ha sido utilizada por antropólogos, sociólogos y politólogos, son pocos los trabajos históricos que estudian la acción de los emigrantes, tanto en origen como en destino, de forma simultánea. En este trabajo la autora propone estudiar de forma comparativa la acción política de los grupos nacionalistas irlandeses y vascos en Argentina, para conocer sus diferencias y similitudes –tanto en la teoría como en la praxis– y si existieron contactos a nivel institucional entre ellos que les permitiera una colaboración.

Entre tanto, el capítulo de Alma Trejo aborda el tema del control de fronteras, el cual desde mediados de la década de los noventa ha sido una constante en diversos puntos del planeta, tales como la Unión Europea y América del Norte. Este contexto lleva a endurecer los mecanismos de control migratorio con el fin de realizar una gestión selectiva de los migrantes, lo que deriva en normas abocadas a procesos represivos y disuasorios. Así mismo, este presenta un dispositivo de externalización de fronteras en la Unión Europea, en donde se analiza el acuerdo bilateral de readmisión entre España y Mauritania, abordando tanto la disuasión como la cooperación para la gestión de las migraciones. Por otro lado se abordan los dispositivos mexicanos para controlar la migración centroamericana en tránsito, en particular la política migratoria del Instituto Nacional de Migración en la frontera sur de México.

Melissa Ley Cervantes plantea que durante años los flujos migratorios en la frontera sur de México habían escapado la mirada tanto de formuladores de políticas públicas y en menor medida, del ámbito académico en México. De cara a un visible incremento en las deportaciones de migrantes realizadas por México hacia el Triángulo del Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador), el objetivo del presente capítulo es explorar el rol de México como país de tránsito migratorio –en particular a partir de la puesta en marcha del Programa Frontera Sur– con base principalmente en de los datos arrojados por la Encuesta sobre Migración en la Frontera Sur de México (Emif Sur).

Somos conscientes de que los trabajos que se presentan en este libro son de actualidad en el momento en que se publican y será tarea de los estudiosos e investigadores verificar hasta cuando se mantienen vigentes o pasan a formar parte de la historicidad de los procesos migratorios, ya que es inevitable que muchos aspectos sufran transformaciones desde el momento mismo en que los autores plasmaron estas experiencias en sus escritos; sin embargo, siempre tendrán utilidad para identificar elementos de referencia en el estudio del fenómeno.

El esfuerzo es poder contribuir con un trabajo académico que ofrezca un retrato de algunas dimensiones relevantes y que puedan abrir debates para seguir ampliando la comprensión de las migraciones internacionales.

FELIPE ANDRÉS ALIAGA SÁEZ

Bogotá D.C.

Noviembre de 2016

Vidas en las fronteras. La construcción del límite y de la otredad

ELEDER PIÑEIRO AGUIAR

Universidad San Gregorio de Portoviejo (Ecuador)

Introducción

Gullyver llega en su primer viaje a Liliput y allí es apresado por unos seres diminutos. Al comenzar a conocer sus costumbres, conviviendo con ellos, el gigante es utilizado para ayudar en las cosechas. Pretenden los liliputienses, así mismo, que combata contra la enemiga Blefescu. Gulliver, haciendo la labor del antropólogo interesado en conocer las costumbres de las sociedades a las que viaja, se entera de que Liliput y Blefescu son sociedades bastante parecidas, que la guerra histórica era debida a unas diferencias ancestrales a la hora de interpretar la mejor forma en que deben ser cascados los huevos. Liliput (quizá Inglaterra, en la crítica de Swift) opinan que por el lado más angosto; y Blefescu (puede que Francia) por el lado más grueso.

Esa diferencia en la forma de partir los huevos es lo que Frederic Barth (1976), ya desde la ciencia social, consideraría un diacrítico. Este concepto aparece en la Introducción a Los grupos étnicos y sus fronteras, obra ya convertida en clásico que vio su original en inglés en 1969. Un diacrítico sería aquel elemento que tiene algún tipo de capacidad descriptiva, algún tipo de signos manifiestos que los sujetos exhiben. Además de exhibirlos, esperan verlos en los otros con el objetivo de anclar identidades; estos rasgos no son esenciales sino que construyen un límite cultural, histórico y dialéctico.

A lo largo de las siguientes líneas procedemos a realizar una reflexión teórica en torno a la construcción de los límites desde el punto de vista de la ciencia social, en concreto desde la filosofía en su vertiente decolonial y desde la óptica de la antropología clásica. Estos insumos teóricos los cruzaremos con el análisis de la movilidad global, situando ciertos casos como los registrados en varios foros y noticias de Internet en torno a las vidas de migrantes que cruzan el Mediterráneo y Centro América sobre el tren denominado “La Bestia”. Uno de los ejes fundamentales será conocer cómo los imaginarios, subjetivididades y resistencias en torno a diferentes migrantes en todo el orbe son creados, así como exponer ciertos “paisajes” y “síndromes” a los que dichos migrantes son sometidos. En la parte final, a modo de conclusión, exponemos qué significado se le puede dar a un modo de entender la migración bajo parámetros no coloniales, pues entendemos que lo colonial cruza desde el nacimiento mismo del capitalismo, tanto a la economía como a las vidas de los sujetos.

La colonialidad del migrante1

El punto de inflexión lo tenemos en el siglo XV con la conquista de Al-Andalus. Allí se estaba empezando a generar todo un sistema en donde la idea de progreso, el control poblacional, la gestión de minorías “otras” y la economía mundial iban evolucionando de la mano. En la Península Ibérica los métodos de clasificiación, control y vigilancia que se usaron fueron los mismos que se exportaron a América. No sólo se conquistan territorios, realizando así una correspondencia entre identidad y religión, sino que además hubo genocidio, expulsiones y aniquilación de diferencias. La única probabilidad para quedarse en la monarquía, tanto para musulmanes como para judíos, fue la conversión al catolicismo. Pero hay epistemicidio también: cuando la mayor biblioteca de Europa contaba con unos 1.000 ejemplares, la de Córdoba poseía más de medio millón y la de Granada 250.000 libros. Ambas fueron quemadas, lo que recuerda que la futurista obra de Bradbury: Fahrenheit 451.

Se aniquilan, pues, posibilidades de trasmisión del conocimiento. Con la toma de Granada se borró la memoria, introduciendo una nueva narrativa. En ese proceso, Cristóbal Colón va a vender la empresa de la Conquista. El Almirante, antes de serlo, era vendedor de mapas y poseía unos en concreto que eran secretos, provenientes de exploradores chinos2, en los cuales aparecían grandes partes de América conectadas a China por el Estrecho de Bering. En una conversación con los Reyes Católicos, estos le dicen que el primer paso es acabar con Granada, unificar el territorio, identificar Estado con religión. Colón espera unos meses a que esto se produzca y después utiliza su conocimiento experto como traficante de mapas para obtener, supuestamente, una nueva ruta a las indias. Por el medio del viaje, iba escribiendo dos diarios: uno “oficial” que era el que estaba al alcance de la tripulación y otro de consumo propio que relacionaba la expedición con los mapas que secretamente poseía. Tal como muestra Todorov (1991), el hombre que había de dar un giro de 180 grados a la interculturalidad en el mundo, ponía su experticia bajo su propio interés de evangelizar y conseguir oro. Y lo hacía bajo un brutal encubrimiento de datos, algo que seguimos observando en la labor de nuestros políticos relacionados con los medios de comunicación, por ejemplo.

En el diario de Colón aparecen los indios como “pueblos sin religión”, lo que tiene un soporte racial. Y es que en la península se vigilaba bajo criterios de limpieza de sangre, si bien aún no había un componente racial pues no se ponía en cuestión la humanidad de los grupos poblacionales. Fue en América donde apareció la cuestión y la idea-fuerza de la humanidad, pues los indios, al carecer de religión, carecen también de alma. El debate sobre si se puede esclavizar o no a los indios duró décadas y recorrió toda Europa (Barrera, 2005).

Las voces críticas al interior de la iglesia salpican a musulmanes y judíos conversos. Se empezó a acuñar el término de “sujetos desalmados” para hablar de los conversos. La pregunta fundamental ahora es si se puede esclavizar a moriscos, si se legitiman ciertos métodos hacia sujetos “no humanos”. Hay un efecto boomerang de América hacia la Península Ibérica. La pureza de sangre adquiere otra dimensión que ya no tiene que ver con el árbol genealógico. Sino con la posesión o no de humanidad.

A mediados del siglo XV surgió en Valladolid el debate entre Sepúlveda y Las Casas. El primero decía que los indios no tienen propiedad privada ni noción de mercado: “van desnudos, son animales en la selva que se basan en la reciprocidad”; el segundo habla de que tienen alma pero están en un estado de barbarie y por tanto no han de esclavizarse sino de cristianizarse. En el siglo XIX ese debate fue hacia lo biológico. La opinión de Sepúlveda se encaminó hacia la existencia de pueblos sin ADN (racismo biológico) y la de Las Casas hacia pueblos primitivos a civilizar (racismo cultural). Dicho debate, pues, marca los próximos cinco siglos. Dice Trinidad Barrera (2005) que Sepúlveda terminó su intervención en tres horas mientras Las Casas precisó cinco sesiones. En cualquier caso en el corto plazo de la historia ganó Las Casas y en el largo plazo ganó Sepúlveda. A los indios los pasaron a la encomienda y con ello el trabajo esclavo lo hicieron africanos secuestrados, lo que conllevó la muerte de millones de ellos. También existió aquí epistemicidio pues no se les permitía practicar su espiritualidad. Ni a los esclavos africanos ni a miles de culturas indígenas se les permitió practicar su espiritualidad de forma libre. Y recordemos que es una espiritualidad que la hemos de entender en un plano holístico, integrada, por ejemplo, a la trasmisión de saberes. Los límites al conocimiento son impuestos una vez más.

El cuerpo punitivo del Soberano exorciza los saberes “otros” considerados ajenos a los planes de homogeneización y por lo tanto susceptibles de ser considerados riesgosos para la planificación estatal. El saber diverso se quema y de las cenizas surge un saber que globaliza a toda la población, en aras de la ciencia que se está empezando a crear en Europa: supuestamente objetiva, neutral, aséptica e inocente. Con Descartes, en el siglo XVII, se extrapolaron los atributos del Dios cristiano al hombre: éste puede producir un conocimiento universal más allá de tiempo y espacio. El Yo puede realizar un conocimiento desde el Ojo de Dios, para lo cual se precisó del dualismo basado en decapitar la mente del cuerpo y separar al individuo de las relaciones sociales. Es decir, no se produce un conocimiento dialogado. Se establece, pues, la idea de objetividad=neutralidad. Se supone que se ha de hablar no desde un contexto concreto sino desde un no-lugar. Es un Yo que nunca dice quién es. Diferentes genocidios/epistemicidios son partes de la episteme occidental y tienen consecuencias hoy en día. Si retomamos los ejemplos de el Tren La Bestia, los inmigrantes que se suben a cayucos, los balseros cubanos que trataban de llegar a Miami en el 1994 (y después). La crisis de los refugiados en Europa, el exilio de judíos bajo el nazismo, etc., podemos observar que el control y castigo de minorías no es una excepción del capitalismo sino parte consustancial de este.

En la construcción de su historia, dicha episteme se ha basado en la generación e imposición de miedos. Sea generando “Estados de Schock” (Klein, 2007) que paralicen a las poblaciones y las conviertan en personas dóciles y fáciles de manejar; sea construyendo narrativas del tipo “la guerra contra el terror”, la construcción de una “paz duradera”, “el control del problema migratorio”, etc. Desde los inicios de lo que se ha venido en llamar Occidente ha sido una constante generar miedos y mecanismos para paliarlos.

A esta generación de miedos se suma otro proceso como es el de invisiblizar a ciertos sujetos. Lo tenemos por ejemplo con la doctrina del Destino Manifiesto, según la cual la población americana podía expandirse hacia el Oeste, tierra supuestamente desierta, dando por supuesto que los grupos indígenas eran susceptibles de ser aniquilado. Procesos como las “desapariciones” de personas de numerosos regímenes dictatoriales son otro ejemplo de ello, construidos bajo una lógica de no-existencia hacia el exterior, pues si están desaparecidos es que no se ha actuado hacia ellos. Pero con prácticas punitivas, principalmente, por tratarse de personas contrarias a la ideología hegemónica hacia el interior de las relaciones cuerpo estatal-cuerpo del desaparecido.

No obstante, previamente a estas praxis, en el siglo XVII, con Holanda en el nuevo centro, el sur de Europa también fue desplazado, denostado, tachado de inferior. Desde Kant no se incluye en la producción de conocimiento. Dirá que “la razón está al norte de los Pirineos”, pues el Sur está contaminado por África. El hombre (y la mujer) amarillo, negro y rojo son irracionales. Toda esta historia es la base del sentido común desde el que se produce episteme.

Hegel, tras Kant, decía que las categorías a priori de este se han elaborado a través de la historia. No están incrustadas en los seres humanos. Y la civilización empezó en Oriente pero los pueblos “amarillos” no han evolucionado. El espíritu viene a madurarse en la civilización europea. Nunca pasó ni por África ni por América. Son pueblos sin historia, primitivos. Dice Hegel, contra Kant, que no existe dualismo entre nuestro conocimiento y el conocimiento de las cosas. Restaura el universalismo de Descartes pero con una narrativa no basada en el “Ojo de Dios” sino en el Apocalipsis. Dirá que de aquí en adelante todo será repetido, todo se reconstruye, es el fin de la historia. Se trata del juicio final: el saber absoluto. Según Hegel el saber llega a través de una reconstrucción de la historia de la que él es el filósofo final. Nuevamente un hombre europeo tiene el privilegio epistémico, el saber superior.

Más adelante Carlos Marx dijo que donde estaba la evolución del espíritu en Hegel él coloca la evolución de los modos de producción. Desde el capitalismo británico se puede emitir un juicio sobre otros modos de producción “menos evolucionados”. La producción de conocimiento se hará a través de la lucha de clases y de los modos de producción. Marx, así, reproducía los ideales de racismo/sexismo de la época. En esa época que analiza Marx, a los genocidios/epistemicidios anteriores (de judíos, de musulmanes, de mujeres, de comunidades africanas y de indígenas) se le puede añadir otro más en esta etapa del primer capitalismo: con la llegada de la industrialización a Inglaterra, el modo de vida de muchas personas cambió. Se producía hacinamiento en las viviendas de proletariado, las condiciones de vida empeoraban, las jornadas en los talleres eran inhumanas y llevaban a hombres, mujeres y niños a regímenes desconocidos hasta entonces. A ello hay que sumar la ruptura con saberes ancestrales de producción basados en conocimientos artesanales, gremiales, manufactureros. Es por ello que en esta etapa tenemos nuevas formas de vigilancia y control de las poblaciones, y por supuesto disciplinamientos diversos (Foucault) que supusieron un abismo entre los modos anteriores de vida y conocimiento. Según Marx, el sujeto de enunciación de este periodo va a ser el proletariado europeo, que podrá hacer una crítica de enunciación a la burguesía. Una nueva teoría de las ideas surgió así, poniendo al trabajador en el principal plano de enunciación de acción social.

Límites en la antropología

Esta breve genealogía en el trato al otro, proveniente principalmente de la filosofía occidental, nos muestra que dichos límites no han existido siempre sino que vienen de un proceso de construcción histórica; no son naturales sino creados con ciertos intereses. Como comentábamos al principio Frederic Barth agrega que las culturas no son causas sino consecuencias. El concepto de diacrítico en Barth dio paso al análisis constructivista de las identidades, rompiendo con el paradigma estructural-funcionalista anterior.

Pero antes de Barth, la ciencia social se ha detenido a analizar los límites desde muy diversas perspectivas. Por ejemplo Arnold Van Gennep en los Ritos de Paso (1986), obra de 1909 en su original francés, expone que un rito de paso se define como un conjunto específico de actividades que simbolizan y marcan la transición de un estado a otro en la vida de una persona. Aspectos como un matrimonio, una graduación, la fiesta de los 15 años o el ingreso a la universidad pueden ser considerados ritos de paso.

El punto central radica en que uno no puede estar en dos grupos a la vez y es por eso que a Van Gennep le interesa mucho el ver qué sucede en las transiciones de un estado al otro. Si utilizamos esta categoría para el análisis de la migración, resulta destacable investigar los periodos de tránsito entre lugares, los periodos de búsqueda de papeles para conseguir una ciudadanía, una regulación o una nacionalidad. Además, desde las estadísticas oficiales o desde el mundo empresarial se habla de “migrantes”, “retornados”, “segunda generación”, “tercera generación”, “exiliados”, “trabajadores golondrina”, “mano de obra invitada”, etc. Esto genera, además, dos separaciones o momentos transitorios: por una parte una separación temporal, siendo el antes y el después una colocación del sujeto previa y posterior a la obtención de cierta categoría legal; y una separación ontológica por cuanto el migrante entra en un nuevo estado normativo-legal que puede incluso trastocar su subjetividad en las relaciones con los demás y, por supuesto, con el Estado.

Van Gennep utilizó la metáfora de la sociedad como una casa con múltiples corredores que al atravesarlos se corre cierto peligro. Y de esos peligros, retos, miedos, incertidumbres, etc., saben (y viven) los migrantes, como veremos más adelante. Es pertinente, por otra parte, rescatar la crítica que por ejemplo Bourdieu (1993) le hizo a Van Gennep: no solo es interesante la separación que se hace en los ritos de paso entre los que inician el proceso y quienes lo finalizan, sino que también sería muy conveniente conocer quién puede acceder a realizar dicho ritual y quién no. Por ejemplo, en la iglesia católica, las mujeres no pueden ser iniciadas al sacerdocio y el servicio militar, pero hasta hace poco era solo cosas de varones; la fiesta de los 15 es exclusiva para niñas que pasan a ser presentadas en sociedad como mujeres en esa edad. En el caso de los migrantes, no todos los habitantes de determinada región (esté esta en conflicto, sufra pobreza o subdesarrollo, etc.) pueden viajar. El rito de pasaje, que supone el viaje, no es accesible a todas las personas. En ese sentido Bauman (1998, p. 8) expone que “la movilidad asciende al primer nivel entre los valores codiciados; la libertad de movimientos, una mercancía siempre escasa y distribuida de manera desigual, se convierte rápidamente en el factor de estratificación en nuestra época moderna tardía o posmoderna”. La movilidad, por tanto, o mejor dicho el acceso a ella, sería un diacrítico a la hora de colocar a los habitantes del mundo en una escala de éxito-fracaso en torno a las aperturas del proceso globalizador, configurando en ese sentido diferentes paisajes étnicos que se cruzan con otro tipo de paisajes.

Paisajes de la movilidad global

Arjun Appadurai (2001) manifiesta que el mundo se separa entre aquellos que viajan y aquellos que se imaginan poder viajar, si bien nunca optarán a hacerlo. Los imaginarios que entraña el poder presentarse con una maleta (o con lo puesto) a un aeropuerto o a un barco son múltiples. Appadurai expone cómo en el mundo global existen diferentes paisajes que atraviesan, permean todas las sociedades y todas las culturas. Estos paisajes crean mundos imaginados que pueden dar validez y legitimidad al orden impuesto; pero que también pueden subvertirlo y proponer resistencias a lo institucional, al stablishment.

Existen paisajes tecnológicos: “configuración global, también cada vez más fluida, de la tecnología, (…) tanto la alta como la baja tecnología, tanto la mecánica como la informática (que) actualmente se desplaza a altas velocidades a través de todo tipo de límites previamente infranqueables” (Appadurai, 2001, p. 32). Un ejemplo de esto lo tenemos en la comunidad imaginada (Anderson, 2006; Feliú et al, 2012) que migrantes africanos y latinos en España tienen en locutorios, chats y cybers de barrio. Banderas de sus países, relojes con la hora de sus territorios de origen, aperturas a horas diferentes a las de otros negocios locales, sentimientos de pertenencia más allá de la patria y el pensarse en diáspora son ejemplos positivos de lo que la tecnología puede facilitar.

En la conceptualización sociológica, se trata de un Nacionalismo Banal, a decir de Michael Billig (2014) en la obra del mismo nombre. Se trataría de la forma que el nacionalismo toma en algunos Estados-nación para, de forma difusa, convertirse en un amplio mecanismo de captura social según el cual se orientan las percepciones y se hace pensar como natural la relación entre lengua, cultura, patria, territorio y comunidad política. Es por tanto que banal debe entenderse en el sentido de cotidiano o común. Como científicos sociales debemos comprender cómo se han ido produciendo esas supuestas naturalizaciones y de ahí la importancia de la construcción, motivo por el cual interesó comenzar por referencias a Barth, uno de los padres fundadores del constructivismo en las teorías de la identidad.

Del aspecto tecnológico en la transmisión de la cultura se ha ocupado, así mismo, Néstor García Canclini (2009), compilador de una obra titulada Extranjeros en la Tecnología y en la Cultura, donde se muestran múltiples ejemplos de cruces de fronteras tecnológicas y la repercusión de los medios y las tecnologías de la información y la comunicación (TICS) en las sociedades actuales. Se expone, entre otras cosas, que el riesgo de la brecha generacional a la hora de acceder a la tecnología hace ver a la sociedad como un espacio en donde los nativos son los jóvenes y los extranjeros son abuelos o padres, incapaces de comprender el idioma. Esto genera cambios en las autoridades, pues son los niños los que tienen el acceso al poder en casa a la hora de hacer entender (socializar, educar, domesticar) a los mayores los usos de la tecnología. El eje vertebrador de esa relación pasa por la paciencia, un recurso escaso que no solo tiene que ver con el tiempo sino con el diálogo y la comunicación.

Estos ejemplos sirven para complejizar aún más lo relativo a lo que le sucede a muchos migrantes transnacionales. El acceso que un joven tiene de acceder a las TIC y, por ejemplo, gestionar la cuenta bancaria, acceder fácilmente a Western Union u otros canales de envío de dinero, y ser depositario y repartidor de las remesas, incide en las relaciones de las familias transnacionales. Se producen cambios al interior de los hogares, que no tienen solo que ver con quién accede a la tecnología y quién no. Llevan a cambios en las relaciones de poder. Y eso sin olvidar que el papel de plástico puede ser también un símbolo. El joven que posee en la sociedad de destino una tarjeta bancaria, que sabe utilizarla, que desde el cyber o desde su computadora maneja la economía familiar, no solo es el intermediario económico entre el salario, las remesas y el desarrollo en origen; es también depositario de un status, un prestigio, simboliza al migrante-empresario-triunfador.

Pero Appadurai (2001) expone que además del tecnológico existen otros paisajes como por ejemplo el paisaje financiero. Los estereotipos que surgen de esto son múltiples, asociando territorios y momentos de coyuntura económica a caracteres nacionales. Y de ahí que las figuras de “Norte-Sur”, “países en vías de desarrollo”, “desarrollados” o “subdesarrollados”, “BRICS”, “tigres asiáticos”, “milagro irlandés”, “economías de escala”, “sueño americano”, “la madre patria” u otras definiciones pesen tanto a la hora de tomar decisiones individuales, familiares o grupales cuando hablamos del tránsito o alojamiento en diversas zonas del planeta. A esto Saskia Sassen (2007) agregará que la lectura de las migraciones desde la óptica del Estado-nación es más que insuficiente, teniendo que entender como parte del análisis los procesos globales, el peso de las ciudades, el pasado colonial y el mundo empresarial y de grandes organismos transnacionales.