Kama Sutra Gay

 

Pilar Cristóbal

 

“En todo lo concerniente al sexo, cada uno debería actuar según sus propios gustos”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

HABLEMOS DE SEXO

 

Desde que Freud afirmó y demostró que la sexualidad aparece incluso antes del nacimiento, se viene describiendo la sexualidad humana como una dimensión que define, caracteriza, identifica y proporciona uno de los placeres más genuinos y satisfactorios.

Las relaciones sexuales humanas no son una mera expresión del impulso reproductor, Tampoco son un mero acto de entrega o posesión entre dos biologías. Las relaciones sexuales responden sobre todo a la necesidad de comunicación y a la expresión de la búsqueda del placer y de la felicidad. Poco y casi nada tiene esto que ver con la reproducción, aunque evidentemente esta dimensión también quede incluida, pero en una medida tan pequeña que no se presenta como realmente significativa.

En los humanos su sexualidad y la forma de experimentarla influye no solo en su funcionamiento corporal, sino también en su funcionamiento psíquico y social, y aunque durante siglos la sexualidad y la conducta sexual constituyeron la principal fuente de manipulación, represión y/o exaltación religiosa, en la actualidad el sexo ya está sobre la mesa y no debajo de la cama como hasta ahora y ya se puede estudiar las funciones biológicas, psicológicas y sociales que están implicadas para lograr un mejor desarrollo de la personalidad.

Conocer las posibilidades del placer sexual y del goce erótico era hasta hace muy poco, pecaminoso, aberrado o políticamente incorrecto, pero ahora se sabe que es una forma de conseguir personalidades más sanas y armoniosas, y que su desarrollo sano, sin vergüenzas ni culpas nos hará sentir mejor física y emocionalmente y también nos hará fuertes para exigirle a la sociedad nuestros derechos.

 

LA RESPUESTA SEXUAL HUMANA

 

La respuesta sexual humana está constituida por una serie de cambios fisiológicos que se dan cuando la persona recibe estímulos que su cerebro tiene codificados como eróticos. La estimulación sexual continuada y rítmica concluye con una respuesta, muy placentera, que se genera en la zona sacra de la médula espinal, y que llamamos orgasmo o clímax del placer sexual.

La respuesta sexual masculina ha sido divida para su estudio en cinco fases:

La fase del deseo en la que el objeto sexual (real o fantaseado) se nos aparece en todo su esplendor. Es más, de orden psicológico que fisiológico y los estímulos que favorecen esta primera fase están en lo que se conoce como mapa cerebral de la respuesta sexual que está constituido por todos los objetos que en el pasado provocaron la misma respuesta. En los seres humanos este mapa es extraordinariamente complejo y favorece el que casi todos los seres humanos reales puedan ser objetos eróticos.

 

La fase de excitación es la que ocasiona la erección del pene, la aceleración de los ritmos cardiacos y de la respiración, el aumento de temperatura y el deseo de aproximarse, tocar, besar y acariciar a la persona que ha provocado esta maravillosa reacción.

La fase de meseta es el momento en que el pene ya no puede aumentar más de tamaño, pero se tiene la sensación de que todavía podría crecer un poco más, el deseo de eyacular se hace inminente y es imposible controlar la respuesta, es como si un piloto automático se hiciera cargo de todo el proceso y solo queda abandonarse y gozar con el orgasmo que se prevé a punto de llegar.

La fase de orgasmo se produce simultáneamente junto con la eyaculación, aunque son dos fenómenos distintos y que podrían darse por separado, pequeños espasmos que parten de la musculatura del pubis y agitan todo el cuerpo indican que la fase ha terminado.

La fase de resolución, a través de ella se vuelve al estado basal previo, el relax, en la mayoría de los hombres esta fase produce somnolencia y deseos de permanecer quieto, da paso a la ternura y a la búsqueda del otro ya que durante el orgasmo se está solo, concentrado en las propias sensaciones y totalmente desconectado del compañero.

Ya hemos dicho que lo que desencadena la respuesta sexual son estímulos que desde el punto de vista fisiológico podemos dividirlo en dos grandes grupos:

Los que proceden de la médula espinal y son puros reflejos y los que proceden de la zona cortical del cerebro y corresponden a recuerdos, fantasías y sueños.

La expresión “química del deseo” se emplea muy a menudo para describir el efecto que produce una persona en nosotros. Esta expresión no es tan metafórica como parece; la excitación erótica produce realmente profundos cambios químicos en el organismo, las responsables de estos cambios son las hormonas sexuales, sustancias que viajan por la sangre y provocan todos los fenómenos de la respuesta sexual desde el brillo en los ojos y la dilatación pupilar hasta la consistencia de la erección.

Las principales hormonas responsables de estos fenómenos son: los andrógenos, los estrógenos y las progesteronas que en contra de lo que pudiera parecer por sus nombres están presentes en todos los seres humanos, aunque las cantidades son diferentes de acuerdo con el sexo de cada uno.

La intensidad del deseo sexual depende del nivel del andrógeno más importante, la testosterona, sus cantidades varían según la frecuencia de las relaciones y lo estimulante que sea el objeto amoroso, por esto la garantía de una buena respuesta sexual viene dada por lo frecuente de las relacionas, lo estimulante que sea el compañero y las pequeñas sorpresas que favorecen que la rutina se aleje.

Últimamente se han puesto de moda las llamadas feromonas, derivados del bisulfito de metilo, que son emitidas por unas pequeñas glándulas odoríferas que, situadas en la boca, las palmas de las manos, las plantas de los pies, las axilas y los genitales. Al ser este compuesto químico muy versátil puede mezclarse con otras muchas sustancias lo que le hace propio de cada persona, por eso Alex Confort, autor de The Joy of Sex (El gozo del Sexo) recomienda evitar el uso de desodorantes perfumados o perfumes que enmascaran el olor natural del individuo enamorado, que como dice Patrick Suskin en El perfume es el verdadero olor del Amor. Confort aconseja usar una pequeña cantidad de sudor genital detrás de las orejas para excitar a la pareja.

 

LA SEXUALIDAD A LO LARGO DE LA HISTORIA

 

LA PREHISTORIA

 

No tenemos modo de saber cómo se desenvolvía la humanidad primitiva en temas sexuales, pero si observamos a nuestros parientes más próximos, los chimpancés pigmeos, vemos con sorpresa que las relaciones entre machos son frecuentes y que sirven para crear vínculos solidarios de protección y reparto. Todos los chimpancés pasan por una fase de “feminización”, es decir que, durante la adolescencia se comportan como hembras, es decir, tienen conductas de búsqueda de protección, de acatamiento y de crianza.

Al llegar a la madurez algunos desarrollan conductas exclusivamente masculinas, otros siguen siendo femeninos y los demás conservan las dos conductas durante toda la vida. Esto se parece enormemente a lo que podemos observar en la mayoría de las culturas humanas presentes y pasadas.

Podemos suponer que al principio durante la época recolectora-cazadora en la que los humanos debían buscar el alimento diario en un mundo muy hostil, la sexualidad no formara parte explícita de la cultura y los humanos se organizaran en grupos de defensa sin preocuparse demasiado de las conductas sexuales individuales.

 

SOCIEDADES AGRÍCOLAS

 

La sexualidad empezó a ocupar un lugar preeminente en la civilización con la llegada de la agricultura y los primeros asentamientos estables. La necesidad de defender los campos de cultivo de los depredadores, humanos o no humanos favoreció la selección del hombre sobre la mujer y la casta de los guerreros fue adquiriendo poco a poco el poder sobre las hembras, las crías y los demás hombres. En este momento los machos dominantes asumieron el poder y la capacidad de relacionarse sexualmente con todos los demás, se establecieron como en Grecia dos categorías de hombres los que eran capaces de copular con todos; hombres y mujeres, modelo de macho, y los que solo copulaban con mujeres u hombres que eran considerados de segunda categoría, los pasivos que preferían actividades femeninas constituían el último escalón de la pirámide sexual junto con las mujeres.

Se empezó a considerar la cópula como expresión de la exaltación del poder reproductor de la tierra y los festejos agrícolas siempre terminaban con orgías sobre la tierra para estimular la fecundidad de esta, con ello el sexo entró en el dominio de lo mágico y empezó a regularse. Ya no estaba permitido todo, y las castas sacerdotales empezaron a decir a través de leyes y decálogos el cómo, el cuándo y el con quién.

Los imperios hidráulicos de Mesopotamia desarrollaron ritos y festejos muy elaborados para rendir culto a las divinidades de la fecundidad que incluían tanto cópulas colectivas como sacrificios humanos. Diosas como Astarté, Afrodita o Venus representaban tanto el goce sexual como las leyes que regían este goce, que ya nunca volvió a ser libre.

 

LA GRECIA CLÁSICA

 

Las relaciones entre hombres también se reglamentaron y la Grecia Clásica, la del siglo de Pericles, no solamente favoreció las relaciones sexuales entre hombres adultos y adolescentes pre púberes sino que las elevó a rango obligatorias... hasta que el adolescente se afeitaba las mejillas momento en el que estaba terminantemente prohibido que las relaciones continuaran porque un buen griego debía fecundar a las mujeres para conseguir más guerreros.

La transformación de los clanes en pueblos y naciones y el paso de lo agrícola a lo ciudadano introdujo cambios muy profundos en cuestiones de suma importancia como la consideración social de las mujeres y de los hombres que amaban a hombres exclusivamente, estas fueron recluidas en gineceos o en prostíbulos para servir a las necesidades de los machos, las primeras para proporcionar hijos varones, las segundas para el placer sexual. Con los homosexuales ocurrió lo mismo, pasaron a ocupar, como meros objetos de placer, el escalón más bajo en la escala social junto a los esclavos. No es de extrañar por esto que las familias se sintieran muy desgraciadas cuando observaban que alguno de sus hijos manifestaba esta tendencia e intentaran por todos los medios ocultarlos, reprimirlos o exterminarlos, lo que dio origen a la terrible persecución que se desencadenó en Grecia, siguió por toda la cuenca del Mediterráneo hasta Roma y se consolidó con el advenimiento del cristianismo, heredero y deudor de estas dos culturas.

A las mujeres y a los homosexuales exclusivos no les quedaba más futuro que refugiarse en los conventos o en los prostíbulos, por esto la mayoría de ellos aceptaron las leyes que los hacían negarse a si mismos y contrajeron matrimonio mientras mantenían relaciones, esporádicas o casi matrimoniales con sus peluqueros, secretarios o ayudas de cámara.

 

LAS RELIGIONES MONOTEISTAS

 

Casi todos los historiadores están de acuerdo en decir que la religión judía fue la primera en reprimir la sexualidad, pero esto no es verdad, la religión judía no era distinta de las otras religiones del Mediterráneo, la única diferencia con respecto a las demás es la consideración de dios único que sirvió como cobertura al establecimiento de los Grandes Imperios que necesitaban, unidad de pensamiento y unidad de acción para cumplir con sus objetivos. Las grandes religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islamismo) se han revelado como extraordinariamente efectivas para sojuzgar pueblos y naciones, un solo dios, una sola religión y una sola lengua son mucho más efectivos que cualquier otra consideración de índole política (un solo gobernante) o social (un solo código) que se habían intentado antes.

Las tres religiones del libro (judíos, cristianos y musulmanes) consideraban la homosexualidad como un peligro para la reproducción, los contingentes militares eran decisivos en las guerras y el éxito dependía tanto de la estrategia de los generales como del número de los soldados, la constante de “macho dominante” se siguió manteniendo, pero la sexualidad y su expresión fue pasando a la categoría de pecado.

 

LA EDAD MEDIA

 

La Edad Media y sobre todo el modelo feudal, en el que un feudo no puede mantener un aumento de población sostenido, desarrollaron una nueva visión de la sexualidad, ahora los heterosexuales eran tan peligrosos como los homosexuales, incluso más, porque el exceso de población generaba más problemas que las relaciones sexuales no reproductoras.

El Occidente enterró bajo una gruesa capa de prohibiciones todo placer sexual. El sexo y su expresión ya no eran un orgullo, eran pecado en general. Las relaciones sexuales, incluso dentro del matrimonio fueron coartadas de tal modo que desde el siglo VIII hasta el siglo XIII y por primera vez en la historia de la Humanidad se consiguió el crecimiento menos cero. Se entró en la Edad Media con más población de la que se salió. Homosexuales y prostitutas crepitaron en las hogueras de la Inquisición junto a herejes, judíos, locos y diferentes o fueron apedreados y siguen siéndolo en los países árabes más integristas.

 

ORIENTE

 

El Oriente no era diferente, el ascetismo y la liberación a través del anonadamiento no trataban mucho mejor a la expresión sexual homosexual, que produce un rechazo general.

Entre los peores aspectos de la cultura india esta la casi obligación de extirparse los genitales que tenían los que preferían comportarse como mujeres o amar a hombres exclusivamente.

Estas políticas sexuales y este rechazo a las conductas sexuales homosexuales se mantuvo hasta el siglo XX. No obstante, en el siglo XVIII empezaron a darse cambios imperceptibles que desembocaron en la llamada “Revolución Sexual” de los años sesenta.

 

EL MARQUÉS DE SADE

 

A finales del siglo XVIII el Marqués de Sade introdujo en Francia, entre otras cosas, una visión del placer sexual completamente nueva. Fue malentendida por sus contemporáneos que la consideraron como una simple incitación a la perversión y al crimen. Lo que él propugnaba era una liberación de pensamiento y una aceptación del contenido de la fantasía como paso previo para la liberación de la expresión del deseo.

Los escritos del Marqués de Sade marcan, de todos modos, el renacimiento del interés por el sexo y marcan el principio de la explosión emocional que supuso el romanticismo del siglo XIX.

Durante este siglo también empezó a estudiarse la sexualidad humana como una rama más de la ciencia, pero el puritanismo de la sociedad permitía su estudio científico siempre que se respetaran los principios éticos.       

Este código de conducta tan severo a nivel social hizo que se desarrollara el principio, que continua hasta nuestros días, de la doble moral. La sociedad exigía continencia sexual, definía la sexualidad como sólo reproductora, castigaba duramente cualquier conducta que no estuviera al servicio de dicho fin y sin embargo mantenía prostíbulos cada vez mayores y mejor equipados, tanto de hombres como de mujeres, al servicio de las inevitables necesidades “sucias” de los varones. A finales del siglo XIX había en Londres 350.000 prostitutas censadas para una población de un millón y medio de habitantes... Sin comentarios...

Tal visión del sexo como algo impuro y condenable, hizo que muchos hombres y mujeres sufrieran enormemente por no poder desarrollar plenamente sus posibilidades sexuales y sus tendencias.

 

LA MORAL PURITANA

La época victoriana y su concepto de sexualidad marcó las investigaciones de los años posteriores, en un conocido libro de información sexual escrito por Kraft-Ebbing se dividen las aberraciones sexuales en tres categorías: la homosexualidad, la heterosexualidad y la masturbación (¡sic!)

El inicio del siglo XX casi coincidió con los más importantes movimientos para la liberación sexual. Mujeres y hombres intentaron que las condiciones de vida de ambos fueran más aceptables. Igualdad de derechos, mejores condiciones de trabajo e igualdad de responsabilidades ante la ley fueron las principales reivindicaciones, pero también se exigía el derecho al disfrute del propio cuerpo. Lentamente empezaron a desecharse muchos tabúes y la ciencia pudo, por fin, acercarse a la sexualidad humana sin demasiadas trabas éticas.

 

MAGNUS HIRSCHFELD

 

Los primeros en emprender un estudio serio del sexo fueron los movimientos de liberación sexual alemanes, capitaneados por homosexuales como Magnus Hirschfield que era médico como su padre, pero que primero estudió filosofía.

Viajando por África, observó civilizaciones que eran muy tolerantes y aceptaban conductas sexuales que en aquel momento, en Europa, eran tachadas de aberraciones, perversiones o desviaciones del sano ejercicio de la sexualidad. Más adelante encabezó un movimiento para pedir al Reichstag (Legislativo alemán) que eliminara del código penal las leyes contra los homosexuales. También creó el primer Instituto de Ciencias Sexuales.

La clínica del instituto ofrecía consejos médicos gratuitos, su sección universitaria daba conferencias gratis por todo el país proponiendo una nueva moral sexual más abierta y respetuosa, desarrolló un centro de asesoramientos para parejas y una biblioteca de consulta para estudiosos de la sexualidad humana.

Hirsfield es el autor del primer tratado serio sobre la homosexualidad humana “Safo y Sócrates”, el primer estudio sobre la ley natural sexual “Leyes Naturales del Amor “en el que se manifiesta en contra de las ideas sobre sexualidad de las Iglesias cristianas, sin hablar de su maga obra “Patología Sexual” de más de 3.000 páginas, en la que recogió todas las patologías sexuales, y elevó la sexología a rango de ciencia.

Era un hombre compasivo y comprensivo que luchó como médico a favor de las personas que por su tendencia sexual eran maltratadas y condenadas por la sociedad alemana de aquella época. Con la llegada de Hitler, un bisexual como él, tuvo que exiliarse fuera de Alemania, sus libros fueron quemados y sus compañeros de trabajo encarcelados. La misma suerte corrió el primer estudioso de la función del orgasmo W. Reich discípulo de Freud.

 

WILHEM REICH

 

Wilhem Riech fue el primero en relacionar represión sexual y política social. Analizó y estudió la historia de la humanidad a la luz de la represión sexual, y también fue el primero que se dio cuenta de que la energía sexual y la energía que dedicamos a tareas placenteras son la misma cosa. También imagino la presencia de los virus que definió “como seres entre el mundo orgánico y el inorgánico, es decir las formas más primitivas de la vida o dicho de otro modo los causantes de las enfermedades de las células”. Sus obras que propugnaban la libertad para no hacer, frente al trabajo provocaron su expulsión del partido comunista.

En la Alemania nazi también fue perseguido lo que hizo que se expatriara en EE.UU. Allí fue considerado antiamericano por sus revolucionarias ideas acerca de la libertad sexual. La “Organización de Drogas y Alimentación” prohibió las investigaciones, en las que trataba de demostrar que el orgasmo es una fuente de salud. Se negó y fue detenido, acusado como Sócrates de corromper a la juventud, encarcelado y en la cárcel murió.

Sus teorías sobre la energía orgásmica que él llamó orgón no están del todo aceptadas por la comunidad científica pero sus exposiciones sobre la sexualidad y los nefastos efectos que para la salud del individuo tiene una sociedad sexualmente represora, son ahora comúnmente aceptados. Hubiera sido feliz si hubiera podido saber que la Organización Mundial de la Salud en 1972 recogió su definición de salud sexual.

 

ALFRED KINSEY

 

Tuvieron que pasar más de dos décadas para que lo perdido en la Alemania nazi empezara a recuperarse en el resto de la civilización occidental. El primer rayo de esperanza vino de la mano de A. Kinsey.